JORNADA 6. El Barça es el Barça, ¿no?, venga en la bancarrota, venga en modo derrotista, venga con Koeman más fuera que dentro, o venga sin Messi. Los culés desnortados desde que se despidió el astro argentino, visitaban en la noche del jueves, cerrando la jornada entre semana, el Nuevo Mirandilla para tratar de tomar aire ante un Cádiz, que tras lograr la primera victoria en el campo del Celta, afrontaba este choque de la ‘otra liga’ con menos urgencias, y con Cervera repitiendo que “diferente que otros años, pero es el Barcelona y sigue siendo igual de peligroso”. Aunque igual igual…
Ya la pasada temporada se le ganó en el todavía Carranza y se le empató en el Camp Nou. ¿Repetir la hazaña? La clave, para el técnico local: “estar muy bien y que el rival no tenga su mejor día”.
Con varias novedades en el once inicial respecto a Balaídos: Ledesma, bajo palos; Haroyan, Víctor Chust, Iza y Espino, en defensa; Fali y Alarcón, por delante de la zaga; Arzamendia y Álvaro Jiménez, como extremos; y Rubén Sobrino y Negredo como hombres más adelantados.
“¿Dónde está Leo Messi, Leo Messi dónde está?”, coreaba con guasa parte de la grada, algo más de 12.000 personas (el 60% del aforo, según las imposiciones frente al coronavirus), durante el calentamiento, con ganas de disfrutar al fin (el pasado curso, se jugó sin público) de uno de esos partidos que la afición marca en el calendario alcanzada la Primera división, para olvidar por momentos aquellas tardes contra el Mármol Macael…
Sin demasiados complejos, presionando muy arriba, salían los de amarillos al verde neutralizando en gran medida el juego azulgrana, y además sumando alguna contra: la más peligrosa la protagonizaba en el minuto 9 por Sobrino, harto de balón, que buscando el remate ya dentro del área se encontraba con Piqué.
La posesión estéril y sin profundidad visitante (¿el tiki taki de Koeman?) se topaba con el buen entramado cerverista, cómodo logrando que no pasara casi nada. Hasta que en el 37, Fali, que llevaba cojeando unos minutos, hacía el último esfuerzo con un carrerón arriba, y se terminaba de romper; se retiraba lesionado e incluso en camilla y en su lugar entraba Jonsson. Y poco más daba de sí este primer tiempo insulso para los catalanes y currado para los gaditanos.
Con la entrada esperable de Salvi por Álvaro Jimenez, y un buen disparo colocado de Negredo desde fuera del área, que despejaba con apuros Ter Stegen, se reiniciaba la partida. Cinco después Menphis no conectaba, de milagro, lo que parecía gol cantado; y en la siguiente, desde la frontal, obligaba a Ledesma a estirarse.
Cuando el Barça parecía empezar a embotellar a los cadistas, se conseguía adormilar el juego, y Álvaro Cervera movía de nuevo el banquillo, contando como refrescos con Perea y Choco Lozano por Arzamendia y Negredo. De nuevo los visitantes nadaban en la espesura y la nadería, ante un Cádiz motivado que se iba a arriba; y encima en el 61 se quedaban con un hombre menos por expulsión de Frenkie De Jong, al ver dos cartulinas por entradas duras en apenas minutos. Y el Nuevo Mirandilla, por si acaso, cantaba aquello de “!a por ellos, oé!”.
La desesperación crecía entre los de Koeman y el Cádiz, quién lo diría, se mostraba superior sobre el terreno y con más ambición en el ida y vuelta, y en el 74, Sobrino remataba de cabeza, mandándola un poco alta. Akapo sustituía a Iza Carcelén cuando se acercaba el 80. En ese preciso minuto, tras una pérdida de Riqui Puig, no subía al marcador el 1-0, aunque estuvo más que cerca en la doble ocasión de Salvi y Sobrino cazando mal el despeje. Cumplido el tiempo reglamentario, el sanluqueño se precipitaba y al mandaba a las manos del portero.
Por delante, cinco minutos de propina y todo demasiado abierto y loco, con el técnico holandés expulsado por protestar. Salvi se estrellaba otra vez contra Ter Setegen, Memphis la cruzaba y salía lamiendo el poste, y la última intentona, un disparo de Tomi Alarcón. El 0-0 no se movió, aunque la grada reconoció, sobre todo, las ganas de los amarillos de ir a por el choque, de rematar a un Barcelona irreconocible, jugándole de tú a tú.
“El partido se puso para ganarlo en el ida y vuelta, a partir de la expulsión, pero también pudimos perderlo; aunque ellos no se acercaban con peligro y nosotros sí”, analizaba Cervera tras el choque, reconociendo que más allá del resultado, lo que más le había gustado del encuentro era “la intensidad y el ritmo, es el que quiero”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway