Cerca de año y medio después de que un dichoso virus lo trastocara todo, el ahora Nuevo Mirandilla (¿o todavía Ramón de Carranza?, muy claro no está lo del nombre del estadio municipal) vuelve a ver a público en sus gradas, aunque mucho menos del que desearía y esperaba, al limitarse el aforo de momento al 25% por cosas de la pandemia (para la liga podría subir al 40%), medida impuesta desde la Junta que no se ha tomado nada bien el abonado cadista.
Unas 4.500 personas seleccionadas y separaditas con su mascarilla (casi todos) para disfrutar de este retorno al fútbol con su salsa, con aplausos, pitos, cánticos… (eso sí, prohibidos los abrazos, los choques de manos, el contacto con el de cuatro sillas más allá); y de la puesta de largo ante su parroquia del Cádiz CF a medio hacer de la campaña 2021/2022 en su torneo, un LXVI Trofeo Ramón de Carranza a partido único que se ha ido aplazando desde septiembre del pasado año, con el Atlético de Madrid como rival, el vigente campeón de LaLiga Santander.
Un Trofeo de los Trofeos (que además prevé celebrar otra edición femenina a finales de este mes) que si ya estaba en horas complicadas anclado en la nostalgia y sin encontrar muy bien el norte (y desde hace unos años sin el acompañamiento extra-deportivo de la fiesta-botellón de las Barbacoas en la playa), en estos tiempos rarunos de crisis sanitaria ha quedado diluido en la tarde del primer miércoles de agosto, a apenas diez días del comienzo liguero, casi como un amistoso más de pretemporada.
Y que los gaditanos, estrenando su flamante camiseta de Macron, afrontaban tras una inquietante racha de derrotas en su concentración de Marbella (frente a la UD Las Palmas, Espanyol y Almería), y Álvaro Cervera lanzando avisos: “las sensaciones no son buenas, estamos lejos de ser el equipo que yo quiero”, a la espera de que se concreten salidas y alguna que otra llegada de nivel. Otra cosa diría tras el Trofeo…
Hasta hoy, el Cádiz cuenta con cinco incorporaciones: el central armenio Haroyan, el mediocentro “mixto y dinámico” chileno Tomás Alarcón, el lateral izquierdo paraguayo Arzamendia, el delantero montenegrino Osmajić (una de las sensaciones del verano…) y el centrocampista jerezano Martín Calderón.
UN DETALLE DESNIVELA LA PRIMERA PARTE
De inicio, los anfitriones salían al campo con: David Gil, bajo palos; Akapo, Arzamendia, Fali y Haroyan, en defensa; José Mari y Tomás Alarcón, en el centro del campo; y arriba, Álex Fernández más adelantado, Salvi y Choco Lozano, de extremos, y Negredo en la delantera.
Con un amago de disparo de Akapo tras el arreón inicial amarillo comenzaba la partida y estallaba el primer rugir del estadio; tras tantos encuentros de silencio, eco y megafonía emulando bullicio, al fin los vellitos de punta al sentir algo de pasión, sonaba un poco a fútbol de verdad, no tanto al enlatado de los últimos meses. Los de casa se mostraban sin complejos (y un Choco en la banda muy activo) ante un conjunto de Simeone a la espera, que con el paso de los minutos iba haciéndose más tiempo con la pelota.
En el 18, primer contratiempo para el Cádiz: se retiraba Arzamendia con problemas musculares y entraba en su sitio Pacha Espino, quien en su primera acción, desde lejos, ponía en apuros a Oblak. Y en el 27 era Negredo el que no empalaba bien una oportunidad interesante.
El encuentro seguía sin dominador claro y sin plasmarse la diferencia de nivel, en la teoría, de unos y otros. Los madrileños metían una marcha más en el tramo final, aunque David Gil apenas estaba teniendo que intervenir, hasta que Carrasco en el 41, le robaba la cartera a un confiado Pacha dentro del área y fusilaba sin piedad, haciendo el 0-1, injusto visto lo visto en esta primera mitad. Un detalle desnivelaba el marcador.
TRAS EL DESCANSO, SÓLO JUGÓ EL CÁDIZ
Los de Cervera entraban en la segunda mitad con cambios: Jonsson, Perea e Iza dejaban en la caseta a Álex, Choco y Salvi; y llevando la iniciativa, con más voluntariedad que acierto, pero mostrando madurez y ganas ante un Atleti que se conformaba con que no pasara nada. En el 58, una medio ocasión de Akapo casi significa el empate, y en la siguiente probaba sin fortuna Alberto Perea desde el borde del área. Los amarillos de una u otra forma insistían, y la afición se lo reconocía.
Nano Mesa y el canterano Chapela sustituían a Negredo y Alarcón, y de nuevo el habilidoso albaceteño lo intentaba y estrellaba la pelota en el meta rojiblanco. Poco después, el atacante tinerfeño se liaba con los pies dentro del área y el equipo visitante sacaba la pelota a trompicones.
Avanzaba el crono y el árbitro, con sus acciones discutibles, se iba ganando la bronca del respetable (que también recriminaba en algún momento a los invitados del palco para que se pusieran la mascarilla), sobre todo tras la roja directa al segundo entrenador cadista, parece que por protestar airadamente desde el banquillo. Y en el 78, tercera ocasión de peligro de Perea, repelida por el guardameta. Jonsson lo intentaba también, pero muy desviado.
Y a veces se cumplen los dichos, el que la sigue la consigue: en el minuto 86 Perea se vestía de crack y en su cuarta intentona, se fabricaba un buen gol, estableciendo la más que merecida igualada en el electrónico. Los de Simeone parecían querer evitar la lotería de los penaltis y se estiraban al fin un poco en los últimos suspiros, más los de casa supieron mantener alejado el peligro.
Ya desde los once metros, el Cádiz terminaba de rematar su muy buen partido conquistando su noveno Trofeo Carranza sin fallar ningún lanzamiento (José Mari, Iza, Akapo y Chapela, acertaban), mientras en los rojiblancos sólo Kondogbia y Arias veían puerta; Giuliano la tiraba fuera y David Gil abortaba el primer disparo de Sául.
Tras el subidón, sobre todo por ganarle a todo un Atleti, hablaba Álvaro Cervera para poner los pies en la tierra al cadismo: “espero que esto no nos equivoque porque no se parece a la liga. Hemos estado bien, estamos más contentos, pero hay estímulos externos como el público, el rival o el escenario que nos hacen mejores”. “Es una alegría volver a ver y sentir a la afición. Para nosotros es medio equipo”, terminaba reconociendo el técnico. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway