Incomprensiblemente, el Cádiz se plantó en Madrid sin hambre, renunció a pelear por rascar algo positivo del Metropolitano desde prácticamente conocerse el once titular. Los de Simeone arrollaron desde el minuto 1 y pronto un partido de Primera se convirtió en un entrenamiento (5-1). El debut del canterano De la Rosa, lo único salvable.
JORNADA 33. Paladeando todavía la trascendental victoria del pasado domingo en casa ante el Valencia, en la noche de este miércoles al Cádiz le tocaba volver a poner los pies en el suelo y afrontar la complicada papeleta de plantarse en el Metropolitano para tratar de competir ante uno de los equipos más en forma hoy día de LaLiga, el Atlético de Madrid (luchando además por superar en la tabla al Real Madrid), al que los gaditanos ya ganaron en la primera vuelta, pero eran otros tiempos.
“Esperamos a un Atleti imponente, muy fiable en la parcela defensiva, muy intenso. Es un equipo muy bien trabajado y está a un nivel muy alto. Tenemos que conseguir que se encuentren lo menos cómodo posible”, repasaba Sergio González en la previa, dejando caer además la revolución del once inicial, marcado en gran parte por las rotaciones (muchos titulares están fundidos), las lesiones y las sanciones (de Luis Hernández, Fede San Emeterio y Sobrino).
Así, saltaban al verde nueve caras nuevas con respecto al equipo inicial de la última jornada: Ledesma, bajo palos; Iza, Arzamendia, Meré y Momo, en defensa; Youba Diarrá y Alcaraz en el centro del campo, con Álex Fernández más adelantado y Bongonda y Alejo de extremos, y Álvaro Negredo en la delantera.
Y apenas se había cumplido el minuto 1, y el electrónico ya reflejaba 1-0, tras gol de Griezmann culminando una larga jugada de los locales, arrollando a un conjunto amarillo superado y adormilado. No se podía empezar peor un choque en el que los de Simeone jugaron a placer durante prácticamente el primer cuarto de hora, evidenciándose un desequilibrio excesivo entre los contendientes, como si se enfrentaran hombres contra niños.
Los colchoneros bajaron algo la intensidad, y muy muy puntualmente el Cádiz sumó para sus estadísticas un disparo desviado de Negredo en una contra, y un tanto anulado a Momo Mbaye por fuera de juego. No era más que un espejismo. En el minuto 26, Antoine Griezmann hacía lo que quería y sin oposición marcaba el segundo. Y en el 38, Conan salvaba el tercero ante un disparo de Morata, que también se había colado en el área casi como Pedro por su casa. Unos minutos después, el mismo Morata la estrellaba en la madera tras una indecisión del argentino. El cadismo, avergonzado, imploraba por que el árbitro pitara ya el final, no de la primera mitad, del partido.
SIN ACTITUD
Sergio González sentaba a Diarrá en el banquillo, y daba entrada a Choco Lozano. Y poco duraba cualquier atisbo de reacción. El encuentro se reiniciaba con el 3-0 en el minuto 48, ahora sí de Morata. Una acción defendida de aquella manera.
Para colmo, para seguir hundiendo a un conjunto gaditano sin actitud (ni profesionalidad), en el 55 el árbitro chivado por el VAR pitaba penalti por una mano más que estricta (tras pegar en el costado) de Rubén Alcaraz: Carrasco marcaba el cuarto, y Cholo Simeone lo celebraba más que si hubiera conquistado un Trofeo Carranza… Todo un señor.
José Mari y Chris Ramos reemplazaban a Álex y Negredo, y a estas alturas, el Atlético seguía su entrenamiento, regalaba la pelota al Cádiz y esperaba atrás, buscando correr a la contra. Y en el momento que por Alejo debutaba el canterano De la Rosa (mostrando más ganas y carácter que medio equipo en apenas unos segundos sobre el terreno), el Choco se fabricaba un golazo; y en la respuesta, Nahuel Molina castigaba con el 5-1.
Poco más reseñable pasó en la recta final, salvo las ansias de ambos contendientes por huir a las duchas, con ánimos diferentes. Lo lógico era caer en el campo de unos colchoneros enchufados, pero de esta manera, tirando la toalla desde antes de jugar, deja al cadismo con cara de circunstancias.
“No hemos tenido hambre, con esta actitud, de esta manera, va a ser más difícil salvarse. Hemos sido muy contemplativos, este no es nuestro Cádiz”, admitía sin paños calientes el entrenador cadista tras el bochorno. DIARIO Bahía de Cádiz