JORNADA 38. Primera de las últimas cinco finales para el Cádiz, y sus cada vez más inmediatos perseguidores por las plazas de ascenso directo: Huesca, Zaragoza y Almería (perdía en el descuento poco antes, para sosiego amarillo). Un Ramón de Carranza de nuevo vacío y desangelado (aunque no faltó la animosa acogida de un grupo de cadistas, sin temor al coronavirus, a la llegada de los autobuses), recibía en la noche del sábado al Real Oviedo, luchando por evitar caer en Segunda B, con un único pensamiento en mente: retener los tres puntos en juego.
“Se ha recortado la ventaja y, si queremos seguir ahí arriba, tenemos que ganar”, dejaba clarito Álvaro Cervera en la rueda de prensa previa. El líder a estas alturas, pese a sus demostradas limitaciones y el cierto pesimismo que va inundando el ambiente viendo la evolución del equipo desde el retorno de la competición (y jornadas antes), todavía depende de sí mismo. Lo que también dice mucho (y no bueno) de los rivales… Y quiere mantenerse en esa privilegiada posición.
“Cada pensamiento positivo nos hace ser más fuertes. Cada lágrima de emoción, salto de alegría o cántico de nuestra hinchada, el grito que llega desde cada peña, y el de esos incondicionales que están en cualquier punto del planeta, hay que transformarlos para que lleguen a todos los que forman este club”, apuntaba por su lado el presidente, Manuel Vizcaíno, en una carta dirigida estos días a la afición pidiendo no dejar de creer en “el momento más importante de la temporada, y llegamos estando donde queríamos estar”.
Y en este contexto dudas pero a la vez de fe, cuando parece que queda tan poco (que es mucho), el once inicial de Cervera para la presente partida lo conformaron: Cifuentes, bajo palos; Marcos Mauro, Juan Cala, Iza y Pacha Espino, en defensa; José Mari y el canterano Sergio González en el doble pivote, con Álex Fernández más adelantado; Perea y Salvi en los extremos, y Choco Lozano arriba.
Poco y mucho que contar en los primeros diez minutos de choque sin control ni orden (y sin ambiente enlatado por la megafonía, un gran acierto): Sergio González atendido por una herida en la cabeza volvía con un aparatoso vendaje al verde, y en la siguiente, el árbitro veía manos en el área ovetense, y el (casi) siempre infalible Álex desde los once metros se topaba con el portero Lunin enfrente. El 0-0 no se movía.
Se mostraban los de casa, con un Salvi activo y participativo, más ambiciosos y metían como podían a los carbayones en su campo, que de tanto en tanto se estiraban buscando infructuosamente a Cifu. Y poco antes de eso llamado pausa de hidratación, Ibra, en el banquillo (ahora en la grada) del Oviedo, era expulsado con roja directa por protestar.
El Cádiz lo seguía intentando, con más pelota y actitud que oportunidades, hasta que llegó el 43, una internada por la izquierda que culminaba con Espino centrando y Choco empujando el balón en el área chica entre una maraña de jugadores; esta vez sí acertaba, un ratillo antes había desperdiciado una buena contra de Álex. Subía al marcador el primero, en un momento clave, y con seis minutos de propina hasta el ecuador.
Y no pudo empezar mejor la segunda mitad. Se le dejaba el control y las urgencias a los visitantes, y en la primera contra con hechuras se confirmaba el 2-0. Un centro de Salvi Sánchez desde la derecha que rechazaba un defensor fatal y la cazaba el hondureño para hacer su segundo tanto particular.
No había que confiarse, Rodri de cabeza tenía una buena ocasión para acortar distancias en el minuto 57. Aunque los asturianos, a decir verdad, no terminaban de dar sensación de peligro, más bien de desesperación. Cervera movía el banquillo metiendo a Alejo y Akapo por Perea e Iza. Por el otro lado, el excadista Ortuño ya era de la partida. Y en el 80, más refresco: el debut de Augusto Fernández, que salía por José Mari, y Jurado entraba por Salvi. Y ya para acabar, Pombo por un tocado Lozano. El Oviedo empujaba, en la teoría, aunque la práctica era otra cosa (y además, los amarillos estaban teniendo suerte atrás)… y poco a poco se fue consumiendo el tiempo reglamentario y el de descuento.
“Ahora mismo lo que vale es el resultado. Sobre el juego, he visto cosas buenas y cosas malas. Además de los puntos me quedo con el partido de Sergio”, terminaba diciendo Cervera tras el encuentro. Tres importantes puntos que se quedan en Carranza. Ya tocaba ganar, como fuera (incluso desperdiciando un penalti), cambiar la dinámica y recordar a Huesca, Zaragoza y Almería quien sigue en lo más alto. Ya sólo restan otras cuatro finales en dos semanas. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway