El Cádiz le regaló de Reyes a su afición un partido intenso y sufrido ante un Valencia con más desesperación que juego. Alcaraz abría el marcador gracias a un Sobrino de categoría; los de Gattuso controlaron la pelota sin probar a Ledesma. Un 0-1 con un único punto negro: la lesión de José Mari.
JORNADA 16. Mestalla se abría en la noche del Día de Reyes para medir a Valencia y a Cádiz, y estrenar para ambos el año 2023. Un “duelo complicado” para los amarillos, a decir de Sergio González en la previa del choque, en la que deseaba “recuperar el orden que hemos tenido siempre”. Encuentro que llega tras la esperable y mediática despedida de Lucas Pérez y sus ansias por volver al Dépor de su alma, que deja a los gaditanos sin su máximo goleador (tres tantos), aunque la verdad es que el entrenador contaba con él más como revulsivo que como titular.
Y a la espera de fichajes de entidad, los de la Tacita se presentaban en tierras levantinas con un once titular conformado por Ledesma, bajo palos; Iza, Pacha Espino, Fali y Luis Hernández, en defensa; Fede San Emeterio y Rubén Alcaraz en el centro del campo; Brian Ocampo y Rubén Sobrino, en los extremos; Álex Fernández de media punta y Choco Lozano como hombre más adelantado.
Tras unos minutos de demora por una atención médica en la grada (un paro cardiaco con triste desenlace), sobre las nueve y diez se pitaba el inicio del partido, denso, donde una salida en falso de Mamardashvili que casi aprovechaba Sobrino se convertía en lo poco reseñable. Hasta que en el minuto 8, el mismo Sobrino protagonizaba un jugadón por la izquierda, llegaba a línea de fondo, y buscaba atrás a Alcaraz, que definía a la perfección desde el borde del área para marcar el 0-1.
Y pese a que los de Gattuso se hacían tras el gol con el control casi total y merodeaban con regularidad los dominios de Conan, en el 17 era el Choco el que corría por la derecha, centraba, y la pelota volvía a los pies de Rubén Alcaraz, que tenía cerca el segundo. El delantero hondureño también lo hacía muy bien rondando el minuto 40 para fabricarse una ocasión destacada, abortada por el portero. Entretanto, el Valencia insistía al ataque sin embargo, apenas tiraba a portería.
“UN TRABAJO BRUTAL”
Se reanudaba el choque con cambios entre los locales, con la entrada de Almeida y Kluivert, y un lanzamiento lejano con intenciones de Iza Carcelén. No pasaba mucho, salvo interrupciones, faltas y tarjetas a pelú.
En el 65 se retiraba lesionado Iza, y salía en su lugar Raúl Parra, recién rescatado del Mirandés, y dos después, Conan Ledesma se lucía despejando a córner un peligroso disparo de Gayá. El Valencia le metía una marcha más, buscando al menos el empate, y Sergio González refrescaba a su equipo: saltaban al verde José Mari y Alejo (que en apenas minutos ya se había ganado una amarilla) por San Emeterio y Ocampo.
El Cádiz enfilaba el último cuarto de hora metido casi en su área, y el choque se iba alocando y rompiendo. Y en una entrada dura de Musah, el capitán roteño pedía el cambio doliéndose, y mucho, de la rodilla. En ese momento, minuto 84, se aprovechaba para retirar a Sobrino, y salían al verde Arzamendia y Youba Diarrá, este debutando con la camiseta amarilla.
Para alargar la intriga y el sufrimiento, el árbitro decretaba hasta siete minutos de eterno descuento. No obstante, los locales no supieron ni pudieron hacerle verdadero daño a un serio conjunto gaditano, que celebraba con ganas estos tres puntazos, que, eventualmente, le sacan de puestos de descenso.
“En global, hemos hecho un trabajo brutal; hemos sido merecedores de la victoria por el plan de partido y cómo lo hemos ejecutado”, subrayaba en su comparecencia postpartido el técnico amarillo, incidiendo en que “hemos recuperado nuestro ADN, nuestra esencia, a nivel conjunto hemos sido un equipo con mayúsculas, buen trabajo defensivo y además hemos generado peligro en las contras”. DIARIO Bahía de Cádiz
/ FOTO: Cádiz CF