CRÓNICA J-41. Penúltima jornada de la liga regular en Segunda, en eso que llaman LaLiga123, con la emoción adicional del horario unificado (muy atentos a Oviedo, Numancia y Osasuna) y un objetivo único en mente del Cádiz y de su afición: enterrar el traspiés incomprensible de hace una semana en el Mini Estadi y ganar este domingo al Tenerife, que apelaba al milagro ya para alcanzar la promoción. Cualquier otro resultado supondría (a priori) que los de Álvaro Cervera cayeran de zona de play off de ascenso a Primera en el último suspiro (tras más de media temporada arriba, muy arriba), y ya no dependieran de sí mismos en el remate del campeonato, el próximo sábado.
Tarde-noche de domingo espectacular en un ambientado (aunque no tan animado, como era de esperar) Ramón de Carranza en la teoría ‘lleno’ (al menos se ha vendido todo el papel disponible, a 10 euros, los huecos libres son de abonados ausentes), con cerca de 17.000 almas en las gradas (y minuto de silencio inicial promovido por Brigadas, que se ha negado a admitir LaLiga, para recordar a los dos fallecidos del metal en accidente laboral en Puerto Real); y un once titular con variaciones sobre el verde, muy condicionado por las bajas de Salvi, Barral y Garrido, en la enfermería los tres: Cifuentes, bajo palos; Correa, Oliván, Servando y Marcos Mauro, en defensa; Álex Fernández, Abdullah y Perea, en el centro del campo; y arriba, Álvaro, Carrillo y Jona.
Sin nervio alguno, posiblemente fruto de la excesiva tensión, arrancaba la partida. Los azulinos dejaban hacer a los de casa, con toda la presión sobre sus espaldas. Y les costó a ambos conjuntos entrar en ‘calor’. La primera acción de cierto peligro no se concretaba hasta cerca del minuto 10, en la que Jona se revolvía en el área y su centro no encontraba rematador. Al otro lado, el susto rival no llegaría hasta el 19, con un disparo lejano de Acosta, rechazado por Mauro. Unos minutos después era un defensor tinerfeño el que tenía que desviar un lanzamiento con veneno de Perea directo a portería.
Se animaba un poco, poco, la, hasta el momento, desangelada primera mitad. Jona Mejía a seis minutos del ecuador del encuentro, se inventaba media ocasión, que al menos significaba un saque de esquina a favor. Y el portero del Tenerife se ganaba la amarilla por pérdida de tiempo.
Estaba claro quién tenía las urgencias en este duelo, pero a los de Cervera les costaba hallar grietas con un ritmo tan pausado, sin velocidad. De hecho, eran los hombres de Etxeberria los que estaban recurriendo al contragolpe, al dejar toda la iniciativa al Cádiz; un Cádiz que, ya se sabe, no está hecho para ello, y al que quizá se le estaba echando en falta poner más garra, más ganas. De momento, en el descanso, y con el 0-0 (y el resto de resultados: Numancia y Oviedo, perdiendo, y Osasuna, empatando), el equipo se mantenía en puestos de liguilla. ¿Era una buena noticia o hasta contraproducente?
La segunda mitad arrancaba con el choque descontrolado y un equipo amarillo ansioso, jugando contra el crono, y un Tenerife sin apenas nada que ganar ni perder, y eso lo hacía puntualmente peligroso en sus acercamientos a Cifuentes. Cervera trataba de buscar un revulsivo con la entrada de Aitor, por Carrillo. Y en el 61, fruto de esa lógica mayor ambición, trabada y sin jugar a nada, también es verdad, después de varios rechaces Alberto Perea se veía en la frontal con tiempo para pensar, disparar y colar el 1-0. La afición al fin se desahogaba.
Jona dejaba su sitio arriba a Romera, y Perea, con molestias, a Eugeni, y el Cádiz ganaba en moral y tranquilidad, ante un rival que parecía querer buscar el empate, sin desesperarse. Así que en el tramo final, no pasaba nada, con los de Cervera ya esperando a la contra y ¿pecando de confianza? Encima, los resultados en el resto de campos seguían siendo más que favorables, ni soñándolos… y Aitor en el 42 no llegaba, por centímetros, a marcar el segundo.
Carranza se iba ‘vistiendo’ de fiesta, es que incluso ya se veía la clasificación matemática en la mano. Sin embargo, el cadismo despertó de repente, en el descuento, con el gol de Malbasic, que dejaba mudo a todos, con caras de incredulidad y frustración.
Con todo, y el raquítico punto con varapalo in extremis, entre los perseguidores del Cádiz en la tabla, el Numancia ha perdido en casa del descendido filial sevillista; el Oviedo ha caído ante la Cultural; y solo el Osasuna ha sacado su partido, y por la mínima, ante el Lorca, el colista. El equipo gaditano, con la última jornada por delante, continúa en zona de liguilla y dependiendo de sí mismo, aunque eso no quita que en la visita a Granada, que no se juega nada, hay que ganar o ganar. O ganar. DIARIO Bahía de Cádiz