DÍA 3 (3ª CLASIFICATORIA)
¿Qué el núcleo de la tierra se ha parado? Que flojo, illo, igualito que el Falla, esto no lo para ya naide hasta el 17 de febrero, como poco, haga frío, mucho frío, o directamente no te sientas las manos al teclado ni te la encuentres al ir al baño. A por la tercera clasificatoria del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas (el COAC 2023).
Una sesión dura de lunes, es lo que tienen los lunes, con un arranque superior: el coro ‘Los Martínez’ de Julio Pardo y Antonio Rivas acierta con una historia real y simple pero un desarrollo impecable. Un regreso por todo lo alto tras la ausencia de 2022. Y poco más. Correctas ‘La chirigota del barranco’, desde Sevilla, para su público; y ‘Los emigrantes’ de los hermanos Pastrana, en la luna.
Juan, ¿te has enterao que el Selu va a votar, o no, al Feijóo?; este personaje, otro moderado más para la colección, que se ha paseado esta mañana por los alrededores del Oratorio, sin chaquetón ni gorro de lana ni ná. ¿Pero los políticos no pasan frío con el kit de chaqueta y corbata? Por aquí abajo, en el foso, se están recogiendo ya firmas para pedirle a Lola que vuelva a poner el concurso en mayo. Más vale sudar que tiritar. Maripili, tira de la palanca y quítale la escarcha a este cronicón aterido. Y quien quiera pagar la convía, que sea a caldito…
‘Los Martínez’, martinazo
Las 20.41 horas. Arriba telón. Sin bullas, Julio. Un currito estresao con su rutinaria vida gris, explota y se enrola en el coro de Antonio Rivas y los Julio Pardo, Merelo y Carrillo, ‘Los Martínez’. “No no no, se acabó, Martínez dijo no, esta no puede ser mi vida… y en esta orilla, comenzó mi nueva vida”. La fantasía de quien se atreve a dar el salto de pasar de la mera existencia a vivir, ¿no, Juan? Auto desterrados sin reloj en una playita buscando “libertaaaad”. Bonito metatango el primero, un tanguillo el de esta temporada que nace desde las olitas del mar, la sal, los vientos, la lunita lunera… Y contundente esa segunda letra, recordando carruseles de coro sin fin de antaño, mientras en el último del pasado carnaval de verano… “algo eché de menos, la gente, mi gente… dónde estabas gaditano, me dejaste tirado esta vez”. ¡Tranquilo, Martínez! Joaquín Quiñones va a dar un pregón “pa to sus muertos”, y Luis Enrique, “llévate esta”, en dos cuplés más trabajados que rematados. Y fuuuáaa, para ponerle el lacito a este bastinazo de coro, un popurrí que te engancha, te mete en la historia, te menea y se paladea, y te hunde al hacerte que te preguntes qué haces que no escapas de la rueda, de tu soporífero río hacia la mar. Los Martínez ya no cuentan los días ni las semanas, “ya sólo me importa en mi vía, despertarme cada mañana”, y ahora son “el más rico sin riqueza ni millones”. “Disfruta con libertad y con valentía, que la vida son dos díaaaaas”, para un adictivo final. Juan, ¡¡¡que te ha gustao un coro de Julio!!!! Quizá es que, sonando superior como está mandado, es el coro menos coro de Julio. Y descalzos y con contrabajo. Todo suma.
‘La chirigota del barranco’, con riñonera
Aquellos Daddy Cadi que tanto dieron que hablar, ejem, se cuelan con borrico y a lo bandolero empatillado, a robarle a los ricos. Cuídao con los trabucazos. Con nosotros, ‘La chirigota del barranco’, con letra y música de Pablo de la Prida y Sergio Caro. Piropillo al canto de primeras, que “aquí puedo faltarte, pero dejar de amarte, yo no lo haré en la vía”. “Andalucía, da vergüenza verte, viviendo de las rentas de un cuatro de diciembre”, afirma el segundo pasodoble quejoso con el nacionalismo-resignación blanquiverde. En los cupletillos, el satisfyer masculino, con un uso alternativo; y gracieta con la forma de vestir de los cataríes homófobos. “Pa robarte Cádi, una y otra vez, porque tú eres rica en Omegatres”, con ingenio ese estribillo pescadero. Y potable popurrí pa cantarlo aquí o en Burgos, tocando temitas genéricos y pamplinosos, hasta una cuarteta al número Pi. “Pa inflación, la inflación de estos dos”. Y “Feijóooooo, Feijóoooo, qué te gusta la Blancanieves”. Y cositas asín, niña, que se ve que tiene su público. Juan, no se moja. Es impermeable.
‘Los emigrantes’, de tó, menos corista
Subidito viene el Pastrana. Subiditos a la luna lunera, o cerca. “Después de despedirme de mi Cái, le dije a la humanidad ahí os quedáis, si este mundo no piensa cambiar, cambio yo de mundo y no pasa ná… cuanto más me alejo de vosotros, más cerquita estoy de mí…”. Interesante presentación la de ‘Los emigrantes’, comparsa de los hermanos Pastrana Lorenzo, Rafael y Marcos. Un puntazo esas maletas-guitarras. Una relación padre-hijo que da un vuelco cuando el papá pasa a ser abuelo por la llegada de una nieta. Más o menos por ahí anda la primera letrilla sin rencores. Rencores que brotan en la segunda, un agradecimiento mordaz al alcalde saliente, el Kichi, por sus desvelos por la fiesta en estos años… “gracias por demostrarnos que eres uno de los nuestros”, y que cuando sueltes el bastón “puedas mirar a la cara al carnavalero”. Para los cupleses, ajín, ojo con los jurados alcoholizados, y el archifamoso semen de fuerza del Ortega Cano. Eso sí, estribillo resultón. Y popu decente, pero… “en mi planeta nada tiene gravedad, cantando carnaval”. Juan, ya sabes, cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo. Me tengo que cortar las uñas.
‘Yo pa’un día no vengo’, despeinaos
“Soy el viento de levante, ese que nunca fue amante de ningún fenicio… saltaaa, salta el levante”. Tres palitos. Es el holaquéhay revoltoso y cargante de la chirigota de La Isla ‘Yo pa’un día no vengo’, con Jesús Montero y Servando Sabajanes compartiendo música y letra. Un repasito a personajes singulares de la ciudad, en el primer pasodoble, que acaba instando al Gobierno a invertir más en salud mental. Qué giro, Juan, me ha dejao to loco. La otra letrilla le tiene cierta tirria a los anglicismos, oh my god. Una suegra perjudicá, y curas llamando a procrear, que les preocupa quedarse sin monaguillos, en la tanda de cupleses, sin estribillo, que se ha volao. El popurrí es escuchable, aunque cuarteta a cuarteta se sostiene previsible a base de topicazos alrededor del dichoso vientecito, “y al final la tortilla te la comes tú, llenita de tierraaaa”. Asoma el poniente, y se van. Fin. Ajolá.
‘La vieja verde’, ¿las estaciones?
“Mírame a la cara, tu madre soy yooo, no hay más tiempo, no eres dueño de mi evolución, despiertaaaa”. Un toque de atención del planeta tierra, que nos lo estamos cargando. Así se presenta la siguiente, comparsa onubense, grave y trascendente, ‘La vieja verde’. Con un tipo tan impresionante como indescriptible, la misma naturaleza brotando de un vertedero de basura humana. La letra es de Nelli Conde, y la música de Víctor Quintero. Cosqui gordo a la doble moral de España, acogiendo con los brazos abiertos a los ucranianos rubios peleados con los vecinos rusos, y apaleando en las vallas de Ceuta y Melilla a seres humanos del sur que también huyen de guerras y miserias. Eso dice más o menos un pasodoble densito y laaaargo. “El lujo era un domingo cualquiera en familia”, sentencia la segunda letra tan enrevesada como la primera, echando de menos a los ausentes. Los cuplés no son lo fuerte de este grupo, no, me certifica Juan con esos ojitos en blanco. Y eso que mata por unos chocos con papas. No puedo dejar de mirar al que tiene la mano hinchá, lo reconozco. La alegría del eco-popurrí es contagiosa. Juan, vamos a tirarnos por los bloques, o que nos caiga un meteorito gordo ya, porfavó. Que hay hambre.
‘Kaditi Kid’, mi arma, yáaa
Quillo quillo quillo quillo. Aires nipones en la Caleta… “¿no ves cómo está el bonsai?”, jeje. Po Juan se ha reído. “Enséñame a ser chirigoterooo”, le piden al maestro Mikadi. Es el turno de ‘Kaditi Kid’, chirigota de Alcalá de Guadaíra, con letra y musiquiqui de José Miguel Ballesteros Pastor. En el primer pasodoble ruegan al jurao, sieso, que los vuelva a dejar el dieciséis. Ajá. Y en el segundo el propio autor se ríe de su discapacidad, con un paseíto caletero con shentimiento. Estribillo con golpe, literal, culminando dos cupletillos aguados, con saludito para la madre de Messi. El popurrí no llega a patada en los compañeros, perooo… Voluntariosos, Juan, voluntariosos. Hay que seguir con aquello del dar cera, pulir cera, dar cera, pulir cera…
‘Los del cuarto oscuro’, pa-ta-ta
Y como fin de fiesta, comparsita de Barbate. Retratando Cádi y su carnaval se cuela ‘Los del cuarto oscuro’. No Juan, no es ese cuarto oscuro, melón. La letra y la música las firma José Gutiérrez Ponce. Y la dirección. Y también es el representante legal, qué tío. Con ciertos desajustes en la interpretación, ese primer pasodoble retrata aquello del pan y circo, y todos discutiendo de la selección mientras sube el pan y crecen los payasos-fascistas en cada esquina, pero… “me da corahe que España la cague en unos mundiales”. El retrato de la infancia, ya pasada, avanza en la otra letrilla reglamentaria, y la compara con la niñez presente, “si se pasan la vida frente a una pantalla, frente a una pantalla se les va su infancia”. En la tanda de cupleses, el mundo se va a la mierda, por culpa der Kichi, aro; y… demasiados chupitos al escribir el otro… “Si me das sólo un momento, te daré la eternidad”. No le ven futuro a su negocio analógico con tanto móvil con cámara, y ya están tramitando el ingreso mínimo vital. Por ahí anda un popurrí que añora: “cualquier foto pasada en blanco y negro, fue meeejooor”. Juan es de los que sale siempre con la boca abierta en las fotografías… y de los cuartos oscuros.
La 01.15 horas. Baja el telón. El termómetro no puede bajar más, con sus castas. Juan, mañana nos traemos la batamanta, también. Y mientras vamos pa la cama, pídele a Alexa que nos cante una nana nanita éa: “De todas las que vengo a verte, prefiero las noches de mayo, entra el deseo como un rayo por las ventanas del poniente, tu sábana está más caliente, y luego no hay ningún ensayo…”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway
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