CGT y Autonomía Obrera en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz creen que “si algo hay verdaderamente que investigar en nuestro centro, no se trata desde luego de la causa ya conocida de un atasco, sino, más bien, de cómo es posible que un conjunto de personas con tan escasísimas luces sean capaces de llegar a los puestos de dirección y, encima, ser capaces de mantenerse en ellos a lo largo del tiempo a pesar de lo nefasto de su gestión”. Critican que la gerencia, una vez que se ha inundado la planta sótano en tres ocasiones en menos de una semana “a causa de un mismo e irresuelto atasco”, haya anunciado que ha abierto una investigación.
CGT y Autonomía Obrera en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz consideran que “si algo hay verdaderamente que investigar en nuestro centro, no se trata desde luego de la causa ya conocida de un atasco, sino, más bien, de cómo es posible que un conjunto de personas con tan escasísimas luces sean capaces de llegar a los puestos de dirección y, encima, ser capaces de mantenerse en ellos a lo largo del tiempo a pesar de lo nefasto de su gestión”.
Critican estos sindicatos que la gerencia del Puerta del Mar, una vez que se ha inundado la planta sótano en tres ocasiones en menos de una semana “a causa de un mismo e irresuelto atasco”, haya anunciado que ha abierto una investigación con el objetivo de intentar esclarecer “por qué, a pesar de las tareas que se realizan desde el Servicio de Mantenimiento, se encuentran en estas tuberías productos y materiales que no deben ser arrojados por esas vías”. “La dirección es la principal interesada en averiguar las razones de este hecho recurrente, que no se había dado con anterioridad, cuanto antes”, señala un comunicado desde la Junta, en el que se pide disculpas por las molestias y se reitera que hará “todo lo necesario para aclarar lo sucedido”.
Para Autonomía Obrera y CGT, cuando se dan situaciones recurrentes como las acontecidas estos días en el centro hospitalario, la dirección “tiene a su alcance tres posibles formas de dar la cara ante la opinión pública”. Una primera, “que podríamos calificar como la más honrada”, consistiría en “reconocer lo sucedido y pedir disculpas por los posibles errores que se hubieran podido cometer”. Una segunda opción, “menos ética pero muy apta para salir del paso”, sería “la que podríamos calificar de justificadora, que consistiría en valorar lo sucedido como algo normal en un centro con instalaciones antiguas, con una plantilla cercana a los 3.000 trabajadores y por el que pasan todos los años miles y miles de pacientes y usuarios, pero tampoco tal opción ha sido esta vez la seleccionada por nuestros directivos”. Y una tercera alternativa “es la que podríamos denominar, para entendernos, del genero literalmente bobo o absurdo, que consistiría en afirmar que se va a emprender ‘una investigación de los atascos’ porque en las tuberías obstruidas se han encontrado ‘productos y materiales que no deben ser arrojados por esas vías’, opción que ha sido la finalmente elegida por nuestra dirección, como no podía ser de otro modo a la luz de su calificación genérica y según se anunció de forma solemne mediante comunicado expreso”.
Y se observa en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz que “los dos requisitos básicos de la coherencia interna de toda investigación son, en primer lugar, que el objetivo investigado resulte desconocido (averiguar lo obvio carece de lógica) o que, aun conociéndose la causa directa de un fenómeno, se constate la inexistencia de relación lógica entre el efecto producido y su motivo presunto. Y, en segundo lugar como es obvio, que la propia investigación que se pretende resulte factible, realizable”.
“Si la gente tirásemos por los desagües exclusivamente lo que debemos, los atascos posiblemente no existirían”, evidencian estas secciones sindicales, que entienden que “para concluir algo así no hace falta emprender ninguna investigación tipo CSI, sino que habría bastado con preguntar tal asunto a cualquier profesional de la fontanería”. Cuestión distinta, se agrega con ironía, “habría sido que de la tubería general de 20 centímetros de diámetro obstruida estos días en nuestro centro hubiésemos extraído alguna parte sin identificar de un portaaviones, una nave interestelar o al mismísimo y omnipresente pequeño Nicolás en persona, pero todos los que sí estuvimos presentes en las tres operaciones de desatasco (porque la dirección brilló en todo momento por su ausencia) estamos en condiciones de afirmar que todas las pequeñas porquerías inidentificables que se extrajeron del atasco no eran en absoluto diferentes de las que se pueden extraer de cualquier otro atasco común de cualquier casa de vecinos de cualquier localidad”.
Y en cuanto al segundo requisito de coherencia, la posibilidad real de ejecutar la investigación, “resulta evidente que averiguar quién o por qué tira por los desagües de un hospital lo que no debe resulta algo materialmente irrealizable, salvo que nuestra dirección tenga en mente contrastar los restos de ADN y otras huellas que puedan aislarse en cualquiera de las porquerías extraídas durante el atasco con los correspondientes a las decenas de miles de pacientes y trabajadores que hayan pasado por nuestro centro en los últimos 40 años”.
UNA TUBERÍA DE 20 CMS. QUE NO SE HA LIMPIADO DESDE LOS AÑOS 70
Anotan estos sindicatos denunciantes que si en lugar de proponer la “absurda barbaridad” de la investigación, la dirección del Puerta del Mar se hubiera tomado la molestia, “no ya de preguntar a los profesionales de la fontanería”, sino, “al menos, de intentar pensar con un mínimo de lógica sobre las posibles razones de lo ocurrido”, habría podido concluir que “la causa básica de la obstrucción de una tubería de 20 centímetros que no se ha limpiado desde que se instaló no es otra que la acumulación durante años y años de todo tipo de residuos en su interior, evacuados unas veces de forma correcta y otras incorrectamente (gasas, apósitos, plásticos, etc.), por los miles y miles de usuarios que nuestro hospital ha tenido desde que se levantó allá por los años 70”.
“Y, si hubiese estado presente en las tres operaciones de desatasco desarrolladas por nuestro personal de mantenimiento estos días atrás (en lugar de hablar sin conocimiento directo de lo ocurrido), habría podido constatar –se apostilla- que una obstrucción completa de años y años de evolución en una tubería de ese diámetro resulta imposible eliminarla por completo con un simple y pequeño equipo portátil de agua de alta presión cuya manguera apenas supera un centímetro de grosor; un recurso mecánico tan básico es obvio que sólo podría abrir en el atasco pequeñas aberturas provisionales (falsos desatascos) que se volverían a obstruir de forma irremediable a los pocos días cuando siguieran acumulándose en el atasco (no eliminado) la suciedad proveniente de los bajantes verticales”.
CGT y Autonomía Obrera sentencian que “esa, y no las absurdas alucinaciones que la dirección insinúa con su propuesta de investigación, es la causa real de la reproducción en tres ocasiones de un mismo atasco en un mismo lugar, y será el motivo de cualquier otro posible desbordamiento en los próximos días mientras que no adopte las medidas necesarias para eliminar por completo toda la obstrucción o decida sustituir definitivamente la vieja tubería de uralita (material prohibido desde hace tiempo) por otra nueva instalación más adecuada”.
Finalmente, a estos sindicatos le llama la atención la “vehemencia” con la que la gerencia del centro se apunta “a investigar los restos de residuos descompuestos, pestilentes y comunes en cualquier atasco que hayan podido encontrarse en esa tubería”, cuando con anterioridad “siempre se ha opuesto con radicalidad a cualquiera de las múltiples peticiones de investigación que le hemos trasladado ante diferentes episodios asistenciales de notoria gravedad, como fueron, por ejemplo, las constantes altas precipitadas que se producen para reducir la estancia media o liberar camas cuando se satura urgencias, el alto índice de reintervenciones en el Servicio de Cirugía General de nuestro centro, o la muerte de un bebe de pocos meses en su domicilio tras acudir en cuatro ocasiones al hospital y ser dado de alta todas ellas. Una sorprendente disparidad de criterio sobre lo que debe investigarse y lo que no que deja bien a las claras cuál es la lamentable escala de valores hospitalarios que parece tener nuestra dirección”.
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