JORNADA 1. Ilusión, mucha ilusión, y ganas, muchas ganas en el reencuentro oficial del Cádiz CF con su afición, y viceversa, tras cerca de año y medio separados por la pandemia. El ya Nuevo Mirandilla se abría en la tarde de este sábado de mediados de agosto, caluroso pero no tanto, para dar la bienvenida a la temporada 2021/2022, la segunda campaña consecutiva en LaLiga Santander (y décimo cuarta de su centenaria historia) tras la meritoria (solvente y sorprendente) permanencia del pasado curso, acabando en mitad de la tabla.
Y con ¡¡público!!, aficionados, los que de verdad le dan sentido a este deporte-sentimiento cada año más lastrado por el mero negocio. Aunque al final eran sólo alrededor de 7.000 aficionados los afortunados (de unos 17.000 abonados cadistas), el 40% del aforo del estadio municipal siguiendo las imposiciones sanitarias. Pocos o muchos, el mensaje de Álvaro Cervera en la previa era contundente: “que nos apoyen todo lo que puedan, porque nosotros haremos todo lo que podamos”, y que nadie olvide que el objetivo sigue siendo el mismo, alcanzar esos ansiados 40 puntos que más o menos certificarían la salvación, y el camino de la consolidación de la entidad gaditana en la elite.
Tras una pretemporada irregular, corregida en los dos últimos enfrentamientos ante el Atlético de Madrid y el Burnley inglés, los de amarillo se plantaban en este estreno de la competición con siete incorporaciones (aunque el mercado de verano sigue abierto hasta septiembre, tanto para las salidas como para algún ultimo fichaje): el defensa central armenio Haroyan; el mediocentro chileno Tomás Alarcón; el lateral izquierdo paraguayo Arzamendia; el delantero montenegrino Osmajić; el centrocampista jerezano Martín Calderón; el extremo cordobés Álvaro Jiménez; y el defensa central Víctor Chust, valenciano que viene cedido del Real Madrid.
LA PRIMERA MITAD ACABA CON VARAPALO
Y curiosamente, el primer rival de la campaña era el mismo con el que se cerró la pasada, el Levante UD. Y el once amarillo, con apenas dos novedades con respecto a los habituales de la sosa 2020/2021: Ledesma, bajo palos; Akapo, Pacha Espino, Haroyan y Fali, en defensa; Alarcón y Jonsson, en el centro del campo; y arriba, con cambio de posiciones Álex Fernández, Salvi y Choco Lozano, y Negredo en la delantera. Y con el técnico suspirando por la ausencia del capitán José Mari, lesionado en la última fase de la pretemporada.
De Frutos, en el minuto 11, daba el primer aviso de los granotas desde lejos, un disparo atajado sin excesivos apuros por Conan. Hasta entonces, ambas escuadras se habían dedicado a estudiarse, con el guion previsto: los hombres de Paco López queriendo la pelota, y los de Cervera tratando de quitársela y de sorprender con velocidad. Y en el 16 casi ocurre, con un pase largo desde el propio campo de Álex al que corría el de Sanlúcar casi solo, pero se adelantaba el guardameta levantinista. Poco después, en una acción aislada, Morales probaba al encontrarse el balón al borde del área local y la mandaba a las nubes.
Y en el 25 se cantó gol en el antiguo Carranza, mas duró poco el alegrón al anularse el tanto de Negredo por fuera de juego, rematando una acción ensayada a balón parado. En la siguiente jugada, en la otra portería, Campaña botaba una falta directa y la estrellaba en el lateral de la red.
Tras la pausa para beber agua, el Cádiz volvía al juego con mordiente; Choco estaba cerca del primero y Negredo caía en el área reclamando penalti, por pedir. Se presionaba a los de negro que no sabían del todo cómo buscar un hueco entre los de casa, serios atrás casi en todo momento, hasta que decidieron ser más verticales. Así, en el 38 lo encontraban y Morales y su calidad hacían el 0-1, con un disparo colocado desde la frontal, lejos del alcance del argentino. El varapalo fue palpable en los últimos instantes del primer tiempo.
LA PERSISTENCIA AMARILLA TRAS EL DESCANSO DA SUS FRUTOS
El partido se reiniciaba sin cambios y una aplaudida tarjeta amarilla para Soldado, posiblemente el jugador menos querido de Primera, que minutos después se retiraba parece que con problemas musculares e indignando a todos por su parsimonia.
El Levante ya no tenía ninguna prisa, salvo para perder tiempo, y el Cádiz no encontraba la manera de irse arriba con peligro. Y antes del minuto 60, se recurría a Alberto Perea, yendo al banquillo Álvaro Negredo. Diez después, al persistir esa impotencia ofensiva, se unían a la partida Iza Carcelén y Osmajic, por Jonsson y Choco Lozano, respectivamente. Y Haroyen cabeceaba bien un córner, aunque Aitor Fernández estaba atento: el primer remate a puerta de los gaditanos en este periodo.
Para los últimos diez minutos, debutaban de amarillo los dos fichajes más recientes, Álvaro Jiménez y Chust, por Álex y el central armenio. Tocaba darlo todo en busca de la igualada, e Iza botaba una peligrosa falta directa, que se le iba arriba por poco. Y en un error local, Morales no hacía el segundo de milagro.
El árbitro compensaba los parones provocados por los granotas y sumaba siete minutos de propina, con el encuentro convertido en un correcalles, interrumpido por el teatro levantino. Hasta que en el suspiro final de la prórroga se hacía justicia, y Pacha Espino marcaba el empate cazando en el área un balón rechazado, y la locura se desataba en el Nuevo Mirandilla. Hasta Cervera eufórico se unía a la piña de celebración con los jugadores.
Punto de oro sobre la bocina para el saco, que comienza así a llenarse con la esperanza de alcanzar esos 40 puntitos, como mínimo; y sobre todo chute de moral para empezar. Quien la sigue la consigue, aunque sea con más voluntad que armas arriba; haciendo real el lema de este Cádiz y su “la lucha no se negocia”. “Ese gol y ese punto nos da una semana alegre. Eso nos hará ser mejores el viernes que viene ante el Betis. Si pierdes te quedan las dudas. Este gol en la primera jornada ante un buen equipo nos da la oportunidad de entrenar mejor”, sentenciaba el entrenador en su rueda de prensa. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway