DÍA 13 (13ª CLASIFICATORIA)
Y que estas alturas de Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2024) todavía no le hayan sacado un triste pasodoble ni un dicharachero cuplé a los pellets. ¿Pero qué te está pasando, Cádi? ¿Dónde están tus poetas?, capaces de rimar pellets con… ¿coñeta? Vamos a por la decimotercera función de clasificatorias, a ver si hoy es el día…
Noche de domingo en el Falla, tras una mañana con las entradas de los cuartos de final a la venta, con un cartel a priori atrayente. Y así fue, sobresaliendo, cada una a su manera, la chirigota a lo Titanic del Bizcocho, ‘La última y nos vamos’, y la comparsa piropo-gordo de David Carapapa, ‘El joyero’. Y para los amantes del cuarteto “obra de teatro que ni riman ni ná”, Aguilera- Piulestán volvieron con ‘Los coco de Cádi’.
Cien años ya de la muerte de Lenin, Juan. Y ni una sentida cuarteta a oscuritas de pupurrí acordándose de Vladimir Ilich Uliánov. ¿Vladimir?, ahh, pero cuplés sí, alguno que otro le han dedicado…, y a dormir. Maripili, dale a la palanca y que no se hunda este cronicón con careto de domingo por la tarde pensando ya en el lunes… Pero si nos pagas la tapa de ensaladilla, sin chícharos, porfavó.
‘La coctelera’, alcohol cero cero
Las 20.03 horas. Arriba telón. Un daiquiri, porfavó. Da la bienvenida a la sesión el coro ‘La coctelera’, con pretensiones claras de emborracharnos con coplas meneadas…, “licor de sonrisa, los compases de la viña, quejíos del flamenco… os va a saber a Cádi, por los cuatro costados”. Los calcetines los han metido en la lavadora con ropa de color. Antonio Segura Sánchez se responsabiliza de la letra, y la música la pone Fran Quintana. Adelante esas bandurrias, y que se vayan sirviendo esos tangos. “Algo estamos haciendo malamente los coristas si al tanguillo de Cádiz no le dais su valor… tenemos que preservar nuestras tradiciones, porque estamos comprobando que no hay ningún solo niño que en Cádiz se aprenda los tangos”, se queja el primero. Ni niños, ni mayores. ¡Calla, Juan! El siguiente pone en el mismo nivel a vencedores y vencidos, afúuu, llamando a olvidar el pasado para avanzar…, “aunque tengas colgada la bandera roja y gualda, no eres más patriota ni defiendes más a España que la gente que pasa de hacer esa ostentación… las banderas son trapos abiertos por las que se mata y muere gente… y no echar más en cara los muertos de uno y otro bando…”. No sé, Rick. En los cupleses, a Ayuso le gusta mucho la fruta, ajá; y a ellas los juguetes sexuales, esos que te succionan la sordera. “Y vamos a brindar por Cádiz mientras se bebe mi trabalenguas, ¡salud!”. El popu mezcla un surtidito de temas, con formato animoso y buenas intenciones, como ese recadito al “falso feminismo” del carnaval, “no digas ya nunca más que mi coro es un coro mixto…”. “El carnaval es un cóctel en vena del que no puedo librarme… emborráchate con miles de coplillas, viviendo en un carnaval eterno… gira, gira con el universo, ya no vivas con el recuerdo, eso es lo quiero, verte Cádiz progresar, y políticos que digan la verdad… prefiero creer que somo dueños de tu futuro y tu solución… gira con el universo”. Gira, el mundo gira, Juan. Y te sale una caipirinha.
‘El malo más malote de las pelis de Harry Potter’, quien tú ya sabes
Toca chirigota mala, mala, mala. “Y siendo Voldemort, siempre me da por culo un niño con to la cara de Puigdemont”. Chupito. Interactuando con la Charini, esa pitón que llevan enroscada al cuello, “yo no soy malote, es esta la que está envenená… pa maldad, pa maldad, la que hay en carnaval”. Desde Sevilla saluda ‘El malo más malote de las pelis de Harry Potter’, con letra y música de José Luis Nieto, Juan Carlos Nevado y Sergio Gallardo. Piropillo masticaíto en ese primer pasodoble con envoltorio Harrypotesco, “aunque no he nacido gaditano, aunque me crié en otro lugar, soy un aprendiz de tu legado… Cádiz, la que me quita los males…”, y la que les resucita. Y dirigida a la Ayuso, la otra letrilla…, “aunque tú en el centralismo te educaste, del flamenco no podrás nunca apropiarte porque es parte de nuestra identidad… es un bien universal, pero esta tierra es su cuna…”. ¡Peeeépé, peeeépé! Toquesito a la biblioteca del Sergio Ramos; y Melendi pillando “tono y medio”, en esos cupleses globalizados. “Mi Charini y yo somos buenos no somos malos, pero siempre en carnavales, acabamos reliados”. Con bulla el popu, en el que intentan sacarle jugo a la interacción con la bicha… Juan, ¿te suena de algo? “Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos, y es que yo ya no tengo ni maldades ni veneno, tan solo llevo por dentro, sangre de chirigotero”. Será. Y ya de regreso Hogwarts. A la J. K. Rowling le están pitando los oídos.
‘El joyero’, ¿y la bailarina giratoria… indomable?
Se toman su tiempo, pero ya, ya, ya se abre ‘El joyero’, la comparsa brilli brilli de David Carapapa. Y sí, en ese joyero, como cabía esperar, cabe Cádi…, “y mire pa donde mire, un tesoro tiene usted… … soy el prisionero de este mágico joyeroooo”. El tipo es… ¿cursi? Una presentación en la que se muestran predispuestos a mostrarnos secretos, milagros, rincones de este joyero plateado, con un forillo de veinticuatro quilates. David Márquez Mateos asume letra y música. Un pasodoble de esos de, ya estoy asquí de vuelta, Cádi; “si tu mare es gaditana, y encima te pare coplero, y sobre tu cuna derrama tanguillos que dicen te quiero… esas gargantas cuando no te cantan, se mueren de pena… deja ya la bandera de causas perdidas, y cántale a tu tierra… y como este veneno lo llevo en la sangre… el único descanso que yo necesito es que llegue febrero, pa pintarme la cara, ponerme el disfraz y decirte te quiero”. Y como ya pidiera la asociación de Comparsistas, sin éxito, se reclama desde las tablas al Yuntamiento ahora del PP que le dediquen este concurso a Pedro Romero y que se le homenajee en la final, o que enmudezcan los copleros en el Falla…, “que poquito te equivocaste, maestro y querido poeta, aquellos por lo que luchaste ya se les cayó la careta… es parte de la historia de este tesoro nuestro, honremos su memoria como ya se ha hecho con otros maestros…”. Con auto-guasa uno de los cuplés; y a dieta el otro, para que les entre el tipo, “ya me entra el disfraz pero tengo un mono que es horroroso, y sin más remedio me voy a tener que comer al Bizcocho”. Regulera la cosa, menos mal que ahí viene ese estribillo que te saca brilli brilli a la tanda, “yo te doy una comparsa, y tú a mí me das la vida”. Escarbando en este joyero en las cuartetas-paseo de un popurrí-piropazo gordo tirando a lo dulzón y embelesador…, “su historia se escribió, con música… no andes por favor, mirando al suelo, y verás que las alturas, es de locura… pero su mayor tesoro es lo que no se ve, el alma de su gente, su forma de ser, un pueblo al que le roban la alegría, y le sobra todavía para dar y regalar, que al mundo da una clase magistral cuando llega carnaval… y siempre una musiquita”. Una joyita…domada, accesoria.
‘Los coco de Cádi’, te apunto con mi guitarra
“No me eches cohone, barb…. No me eches, cohone”, jajaja. No, el barba se ha afeitado. Vuelve el cuarteto de Aguilera- Piulestán, con el niño Miguelito obsesionado con el carnaval, malito de carnaval, “que me llames Garrapata”, con el frenillo roto de cantar coplaz, interactuando con sus padrez, que llevan un negocio de capirotes, ajá, y que le tienen prohibido los carnavales por que el abuelo se murió cuando salió en comparsa disfrazado de mexicano. Ahh. Ya camina la parodia de ‘Los coco de Cádi’, con letra y música de Javier Aguilera y aportaciones de Ángel Piulestán. “¿Cómo vas a ser un poeta, si ni siquiera sabes rimar? ¡Y una polla como… una sartén!”. “Si tú nunca has salido en comparsa… ni el Humberto, tampoco, y es el presidente” (de los comparsistas), pumm. Y aparece ahí la abuela, estancada en el pasado, odiando lo modenno… “¿Joselito?, ¿a ti que te gusta esa mierda moderna?, eso es una obra de teatro, ni riman ni ná”. Lo han clavao, Juan. Y el pulisía, antes de denunciar a la familia, se queda a cantar los cuplés. Rubiales y Felipe, los dos tocándose los ahítequierover, en uno de los dos. “Lo siento Pixar, no todo el mundo puede ser de Cádi”. Se supone que el tema está ambientado en la peli esa de Coco, ahhh. Con rencor hacia Martínez “Aries”, “la Shakira del carnavá”, por no mentar al Garrapata en su pasodoble, para rellenar un buen rato del tema libre, un conjuro, un poco de Quiñones, y resucita el abuelo de entre los muertos. Y a por el adiós canturreado, “que la vida son días, y uno es pa car-navales”. ¿Otro déjà vu de esos?
‘Cádiz puro’, ¡compañera!
Pero puro, puro. “No lo hay más gaditana, de Cái, de Cái, que las cigarreras”. La comparsa ‘Cádiz puro’ nos retrotrae al ayer, a aquella fábrica de tabacos, hoy Palacio de Congresos: “soy más libre que la Pepa, defendiendo mis derechos, que las cositas de Cádiz siempre me las tomo a pecho… de Cádiz puro, de Cádiz puro, los cigarritos que yo me fumo, soy Cádiz purooo”. Ahí queda el holaquéhay con la autoría de Roberto Gómez y José Juan Pastrana, con la colaboración en la música de Juan Manuel Braza ‘el Sheriff’. El primer pasodoble abunda en esa carta de presentación desde el barrio Santa María, “como el humo del tabaco que se mete por tus venas, que te engancha y te envenena, te traigo mis pasodobles de cigarrera, pa liarte entre mis manos como hojitas de un habano… que no tienen filtro, salen del alma… fabricando sueños, rompiendo barreras… yo soy obrera, soy Cádiz puro, la cigarrera”. Me sabe a humo, me sabe a humo. “Tanto te quiero, ay vida mía, que me olvidé de vivir la vida”, sentencia la segunda tragi-letra que sale de una madre con un niño dependiente. Los cuplés se los fuman de tres en tres, asín asín: “y el entrenador del Cádiz, está que se sale… Y el otro día me di cuenta de lo grande que tiene la… terraza”; aunque eso rimaba con Troya, Juan. “Ni me callo, ni me callan, ladrillitos coloraos, que no sé lo que me pasa, otra vez me he liao”. Humo, no falta el humo en ese pupurrí-rojo que parece estar negociando con la patronal el convenio laboral…, “nos veían diminutas, y ahora temen al gigante…”. Juan, ¿dónde está el mechero?
‘La última y nos vamos’, no hay cohone
Esto se hunde, Juan. En pendiente. Cuesta abajo. “Quien pensaría que el Titanic se iba a hundir, insumergible, el barco era pa morir… que el flotar se va a acabar… y yo tocando a Verdi… suavecito para abajo, para abajo…”. Con un montaje en escena de películón, el Bizcocho, Antonio Álvarez Cordero, no deja indiferente con su ración de humor negro y su legendaria banda, la banda, la banda, la banda del Titanic, Titanic, Titanic, con ‘La última y nos vamos’, desde La Rinconada. Un pasodoble tierno que baja, sube, y baja. De medida ese primero, recordando lo sentido con el pasado carnaval…, “yo no me quería embarcar, pero cuando yo te vi, cantándome las canciones que son mi alma, noté lo mismo que un iceberg, rajándome las entrañas… y le tuve que perder el miedo al mar, y me coloqué el disfraz de carnaval, y aquí me quedé otra vez… mientras todo se hunde yo sigo aquí, que yo no me quería embarcar, y vuelvo a morir”. Y otro radicalmente diferente, más Bizcocho, el segundo…, “la banda del Titanic se va a presentar, o va a despedirse… si yo estoy mal, no me quiero ni imaginar cómo estará ahora el fontanero… no estoy en muy buen momento, y por eso te lo cuento, a ver si me desahogaba”, jeje. Bajo el mar, bajo el mar, jajaja. Ligoteo a lo Titanic, sin mojar; y lo de Puigdemont (chupito), mandando al JuarmaMoreno a Bélgica otros siete años, también. “Lo siento es que a mí, a mí me cabe el Titanic”. Dándole una vuelta a la peli de James Cameron en un popurrí que destaca más por el todo que por golpes concretos…, “a por el bote, ooe, a por el bote, ooee… un bote, dos botes, ¿ya no hay más botes?… Pero Rose le dijo a Jack, no hay madeeeeraaa… Y si voy a morir, prefiero que me coja tocando, pretendo que me arrope la brisa, que no puedo aguantarme la risa, al recordar lo que fuimos… y antes de que el agua se nos lleve, caballeros, que un placer haber tocado con ustedes… y, nos vaaaamos. The-end”. ¿También te gustan los finales felices, Juan?
‘Los despertadores’, kikirikí
Y como tapadera de la función, ‘Los despertadores’, la comparsa “esa que habla” pero que ya no habla, con música y letra de Javier González Vázquez. No, no van de odiosa alarma del móvi, o casi. “No hay dinero que pague ni maravilla que iguale, ver a mi Cádi despertar… te canta, te levanta, y te pone a funcionar… cuando el lorenzo se despereza, solo puedo presumir de que ya esta mi Cádi despierta”. Van de alguien fantasioso con insomnio que madruga mucho y te tira cosas al balcón, joputa er niño: bien definido el concepto, Juan. Representación de entrada, tras quedarse el Iván Romero por el camino, “toca cambiar el estilo, toca cambiar las maneras, y aquí traigo mi comparsa pa el que la quiera… no me vayas a juzgar, que esto solo es carnaval”. Y más nutritivo el otro pasodoble, afeando el Cádi que ven ahora, tras tanta Historia en la mochila…, “sean bienvenidos a Cádiz, la capital de provincia… por su historia y por su grandeza… que hoy pone el culo, que no cuenta con los suyos, que se sustenta del verano y de las fiestas y presume con orgullo… bienvenido a la ciudad que vendió su identidad, conocida en todo el mundo como Cádiz capital, del cachondeo”. ¿Cuplés? Dos. Afú. “Al final de la madruga, soy el que con su voz te viene a despertar… pero si vienes de marcha, y te acabas de recoger, ábreme que voy pa arriba y me invitas a dos o tres”. ¿Un trío, Juan? “Ya está mi Cádi despiertaaa”: el verso en el que desemboca un popurrí escuchable, aunque no sabes muy bien de dónde viene, adónde va, y por qué, ¡¡¿por qué me tengo que levantar, con lo calientito que se está aquí en la camita?!!
Las 00.32 horas. Baja el telón. Baja las pulsaciones, Juan, que te veo mu acelerado y todavía nos quedan por delante cuatro preliminares, ¡¡cuatro!! Ve sacando la plancha, que de madrugada la luz está más barata. Y entre arrugas de camisas, pantalones y calzoncillos, coloraos, deja que se exprese la Inteligencia Artificial; ya va tocando su momento de gloria, su momento de escupir una frase célebre, y sacabó: “El arte de navegar es tan antiguo como el mundo, pero el arte de naufragar es tan antiguo como el mismo arte de navegar”, dicen que dijo Enrique Jardiel Poncela. Dany Rodway
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