ENTREVISTA a José María González ‘Kichi’.
“Sueño el Cádiz que hemos empezado a construir estos cuatro años y que necesitamos continuar. Un Cádiz para sus vecinos y vecinas”. Son las palabras con las que el alcalde de la capital gaditana remata esta entrevista para DIARIO Bahía de Cádiz perseguida desde antes de las navidades, realizada al fin este mes de marzo (antes de cogerse unos días de baja por la ‘llegada’ de Aurora, su tercer hijo), y que publicamos ahora, coincidiendo con su reciente primer acto de precampaña electoral: la presentación de la confluencia Adelante Cádiz y los rostros de su candidatura.
Pero en esta larga conversación no hablamos con el candidato a la Alcaldía, hablamos con el maestro y activista que a mediados de 2015 llegó a San Juan de Dios para ser el alcalde, con el voto a regañadientes de los socialistas y entre la incredulidad de quienes llevaban veinte años gestionando el devenir de la ciudad sin oposición (y sumando abstencionistas elección tras elección). Y hacemos balance de estos casi cuatro años de ‘cambio’.
En profundidad, sí, y pese a todo, asumimos que se quedan en el camino algunas cuestiones no menos relevantes (una reflexión autocrítica del mandato; sobre la pérdida imparable de población en Cádiz y el progresivo envejecimiento de quienes se quedan; sobre su relación pasada, presente y futura con el PSOE de Fran González; o incluso sobre el ¿necesario/demandado? carril bici, tan recurrente en las coplas del último carnaval), y otra serie de temas manidos, tópicos y de manual siempre que se tiene delante a un político morado: Venezuela; Catalunya, el independentismo y la unidad de España; o la atomización de la izquierda y esa crisis interna que dicen que hay en Podemos, y las luchas públicas entre Errejón e Iglesias.
José María González Santos, apodado como ‘Kichi’, es un gaditano nacido en Rotterdam, en los Países Bajos, hace 43 años, de padre soldador y madre empleada doméstica, e infancia y adolescencia viñera, donde vive en la actualidad en un “piso de currante”, como no tuvo reparos en pregonar durante aquella crisis de coherencia alrededor del famoso chalet de Pablo Iglesias. Padre de tres hijos, es licenciado en Historia, profesor de instituto, sindicalista, anticapitalista y carnavalero, componente de la comparsa de Jesús Bienvenido hasta que saltó a la escena política local (aunque desde las tablas del Falla también se haga política), y en paralelo y sin quererlo, a la nacional, ya que los medios de Madrid lo convirtieron durante meses en uno de los rostros de Podemos más reconocidos en España: por su normalidad y espontaneidad (y su apodo). Y por parecerse más a la gente que a los políticos que dicen representar a sea gente.
“En 2015 nos subimos a un buque que navegaba al pairo, sin gobierno. Durante cuatro años hemos engrasado máquinas, soltado lastre y saneado las cuentas; pero aún no es suficiente. Necesitamos seguir construyendo el Cádiz que soñamos y en esa tarea pondré todo mi empeño”, insiste como ‘motivación’ González Santos a la hora de aspirar a la reelección como alcalde en mayo de 2019; y no deja de repetir, siempre que puede, la alusión a los “vecinos y vecinas”. También es un vecino más: alcalde y vecino, vecino y alcalde.
“lo que antes se derrochaba en autobombo, en mamotretos, en comilonas y beneficio personal, ahora se invierte en las cosas de comer”
“detrás de la acusación de falta de gestión se esconde un ataque clasista. PP, PSOE o Ciudadanos, que es lo mismo, no aceptan que gente normal, gente corriente, gestionen y gobiernen en las instituciones”
“soy alcalde de todos los gaditanos, también de los que no asumen que un vecino de origen humilde, del barrio de la Viña, sea el alcalde de esta ciudad”
“desde el Ayuntamiento, invertimos más en servicios sociales, pero no porque haya más pobreza, invertimos más porque tenemos clara que nuestra prioridad son las personas”
“me sigue moviendo la lucha por una sociedad más justa y más igualitaria. Una sociedad feminista y ecologista. Y ese proyecto actualmente sólo es posible con Podemos”
“el primer partido en el que milito se llama Cádiz. Y si (desde la Junta, Susana o Juanma) trabajan por Cádiz siempre van a encontrar a este alcalde con las mangas remangadas”
— Acaba de tener una hija con su compañera Teresa Rodríguez (coordinadora de Podemos Andalucía). Enhorabuena a ambos. ¿Lo matriculará en su momento a un colegio público (en la ciudad de Cádiz, la privada-concertada ya asume más del 60% del alumnado total de infantil, primaria y secundaria)? El gaditano ¿no se fía de la escuela pública?
Por supuesto que la matricularemos en la escuela pública, como lo están mis otros dos hijos, y como profesores de la pública que somos tanto Teresa Rodríguez como yo. Y la matricularemos en la pública porque consideramos y creemos que no existe un sistema mejor para educar en valores de igualdad, tolerancia y respeto. Porque consideramos que es donde existen los mejores profesionales avalados por un concurso oposición y porque la educación pública digna, gratuita y universal es un derecho irrenunciable.
Es cierto que, por desgracia, las políticas del PSOE en la Junta y del PP en el Ayuntamiento han deteriorado mucho los colegios públicos de esta ciudad, que se han visto perjudicado durante décadas por los recortes y la falta de inversión. Esta situación por suerte ha cambiado. Los centros públicos de la capital disfrutan de mejor salud que nunca, sólo en estos presupuestos invertimos más de 400.000 euros y eso se nota.
— ¿Se coge el alcalde la baja por paternidad con las elecciones municipales a la vista?
La baja de paternidad debe ser un derecho irrenunciable. De hecho, quienes aspiramos a una sociedad de cuidados, feminista e igualitaria luchamos por la ampliación de este baja. Sin embargo, cuando asumí el cargo de alcalde sabía que iba en él una serie de derechos a los que debía renunciar. E igual que renuncio a un porcentaje elevado de mi sueldo para cobrar exactamente lo mismo que cobraba como profesor, tengo ahora que renunciar a la baja de paternidad. Porque al final uno es alcalde las veinticuatro horas del día y todos los días del año.
— La imagen de aquella mañana de junio de 2015 saliendo al balcón del Consistorio y ofreciendo el bastón de mando a los vecinos quedará para la intrahistoria de la ciudad. La recuerda seguro: ¿era consciente en ese momento de lo que se le venía encima (para lo bueno y para lo malo)? Y siendo sinceros, ¿en algún momento de esa modesta campaña electoral contra la maquinaria propagandística de Teófila Martínez imaginaba que se podría desbancar a la derecha?
Por supuesto. Cuando nos presentamos a las elecciones, nos presentamos para ganarlas. Y claro que era consciente. Las vecinas y vecinos de Cádiz nos elegían para gobernar una ciudad que había sido gobernada durante veinte años por la derecha, para gobernar una ciudad de redes clientelares, una ciudad gobernada para sus privilegios y de forma autoritaria. Por tanto, éramos conscientes de la que se venía encima y de que los ataques no iban a limitarse a lo político, sino a lo personal, saturando los juzgados como han hecho para buscar la inhabilitación y ganar en los tribunales lo que perdieron en las urnas. Por suerte, no han podido. Y no han podido porque los vecinos y vecinas de nuestra ciudad han estado ahí para respaldarnos.
— ¿Hoy es menos Kichi y más alcalde? ¿Ha existido esa transformación-adaptación en estos cerca de cuatro años, más allá de en el vestir?
Soy Kichi y alcalde las veinticuatro horas del día. Ambas por igual. De hecho, vivo en el mismo piso de currantes del barrio de la Viña, cobro lo mismo y tengo las mismas amistades. Pero, por supuesto, también soy alcalde de esta ciudad las veinticuatro horas del día.
— La oposición repite como un mantra la acusación de falta de gestión contra usted y su equipo de Gobierno. Además, no duda en ver (y hacer ver) la ciudad más sucia, invadida por plagas de ratas, con jardines y parques infantiles descuidados, falta de mantenimiento en instalaciones deportivas… ¿qué hay de verdad?
Es curioso, pero se trata del mismo mantra que han intentado imponer en cada ‘ayuntamiento del cambio’. Nos acusan de falta de gestión y resulta que no sólo gestionamos, sino que gestionamos mejor los recursos públicos que ninguno. Ha descendido la deuda, y la deuda a proveedores de 44 millones a 6. Antes, las pequeñas empresas y los comerciantes locales tardaban en cobrar del Ayuntamiento hasta más de un año. Eso se ha acabado. Además, el baldeo de las calles ha aumentado, el nuevo pliego de jardines y parques infantiles es más completo y exhaustivo y hemos abierto el (pabellón) Francisco Blanca, cerrado desde 2012. Y de una manera muy fácil, además: lo que antes se derrochaba en autobombo, en mamotretos, en comilonas y beneficio personal, ahora se invierte en las cosas de comer.
¿Sabe qué pasa realmente? Que detrás de la acusación de falta de gestión se esconde un ataque clasista. PP, PSOE o Ciudadanos, que es lo mismo, no aceptan que gente normal, gente corriente, gestionen y gobiernen en las instituciones. No asumen que los ayuntamientos ya no sean sus cotos privados, que se acabó, que las personas humildes, que los vecinos y vecinas también pueden gestionar los recursos de todos. Y como no lo asumen se esconden en el insulto clasista de falta de capacidad.
— Conectando con la anterior cuestión: en una de sus primeras entrevistas tras llegar a San Juan de Dios, reconocía que en esas noches no se dormía hasta que escuchaba el camión de la basura, como signo de que la ciudad seguía funcionando… El actual contrato con Sufi-Cointer (responsable del servicio de limpieza) terminó en verano de 2016 y desde entonces funciona con prórrogas. Casi tres años después ni hay remunicipalización (de la que se habló en campaña) y continúa sin lanzarse el nuevo pliego para la nueva contratación. ¿Eso no es falta de gestión?
Lo que tengo claro, respecto a la municipalización, es que no llevaremos a cabo otro proceso si no existe el apoyo y el empuje de toda la plantilla. Se trata de un proceso muy largo, tedioso y complejos y los trabajadores y trabajadoras tienen que empujar con su aliento y apoyo para superar los límites que imponen las instituciones.
Respecto a la limpieza, hay que aclarar que la basura se recoge con normalidad, la limpieza se sigue haciendo por encima de lo que dice el propio pliego actual y nos han dado un premio a la recogida del papel/cartón por los resultados de 2018. Además, existe un acuerdo plenario habilitando a prorrogar el actual contrato con Sufi-Cointer hasta julio de este año. Así que nos encontramos dentro de tiempo y forma.
El nuevo pliego de limpieza viaria y recogida de residuos representa un gran salto tecnológico que contribuye a la reducción de emisiones de CO2, así como de las molestas emisiones sonoras tanto en los vehículos de recogida como en la maquinaria de barrido y baldeo. Además, por señalar algunos puntos destacados, incrementará los niveles de barrido y mejora en el número y calidad de las papeleras repartidas por toda la ciudad.
— Otra de las coletillas que usan desde la oposición contra su Ejecutivo de Sí se puede y Ganar Cádiz es que ha “dividido a los vecinos en bandos”. ¿Usted ejerce de alcalde de todos los gaditanos o sólo de los ‘suyos’?
Lo dice el Partido Popular, el partido que gobernó para una minoría, para los suyos durante veinte años. Ahora gobernamos para todas y todos, también para los barrios y la gente que históricamente fue olvidada durante décadas. Y sí, soy alcalde de todos los gaditanos, también de los que no asumen que un vecino de origen humilde, del barrio de la Viña, sea el alcalde de esta ciudad.
— ¿El movimiento vecinal cree tener más peso del que realmente tiene? Su Gobierno ha tenido sus diferencias…
El movimiento vecinal es imprescindible en esta ciudad. En ocasiones es canal de transmisión entre los vecinos y vecinas y el Consistorio. La relación es buena y, aunque a veces como es lógico tengamos nuestras diferencias es un aliado para construir la ciudad que soñamos y para trabajar por Cádiz, que es para lo que estamos aquí.
— Otro tema que ha sido constante durante estos más de tres años es la situación de Asuntos Sociales, incluso cuestionada por colectivos cercanos a su Ejecutivo. Han presentado al fin un plan estratégico y se ha logrado dotar de más personal a la concejalía, una de las prioritarias en su Gobierno. E incluso un reciente informe sitúa al Ayuntamiento gaditano entre los que más invierten en servicios sociales de todo el Estado: casi 132 euros por vecino en 2017. ¿Qué se invierta más es síntoma de que los niveles de pobreza de ciudad van a peor? ¿O es que cada vez hay más pillerío y/o menos vergüenza a la hora de solicitar ayudas?
No comparto para nada que sea una cuestión de pillerío. Se trata de un problema estructural. Hablamos de una sociedad donde el hecho de trabajar no te exime de las posibilidades de encontrarte en exclusión social, hablamos de una sociedad que ha precarizado y troceado los derechos laborales, que ha condenado al desempleo a un porcentaje elevadísimo de población, que ha hecho a los ricos más ricos y a los pobres más pobres durante la crisis económica. Y hablamos de un Gobierno que ha priorizado constitucionalmente el pago a la banca antes que el rescate a las personas. No es pillerío es que cada vez nos recortan más derechos.
Nosotros, desde el Ayuntamiento, invertimos más, pero no invertimos más porque haya más pobreza, invertimos más porque tenemos clara que nuestra prioridad son las personas. Frente al modelo de autobombo, despilfarro y mamotretos, nosotros apostamos por un modelo que invierta en las necesidades reales de la gente. Por eso, a la vez que reducimos la deuda a proveedores, mejoramos los colegios públicos, la red de saneamiento, alcanzamos la excelencia en Asuntos Sociales u organizamos actividades de ocio en verano o navidad para todos los bolsillos.
Mire, cuando llegamos a Asuntos Sociales, el Partido Popular acababa de despedir a veinticuatro profesionales, ahora hemos contratado a cuarenta. Hemos pasado de un modelo asistencialista a un modelo garantista, que garantiza algo tan lógico como los derechos básicos de las personas. Además, hemos implantado el bono social del agua, somos de las pocas ciudades del país donde no se corta el suministro por impago, y el de la luz no ha podido ser por el boicot y la falta de firma de José Blas Fernández. En definitiva, alcanzar la excelencia en Asuntos Sociales significa poner en el centro las cosas de comer, no el autobombo y las pantallas leds. Por eso, Cádiz hoy es una ciudad más de la gente, más igualitaria y eso es una realidad indudable.
— “Es una verdadera vergüenza para Cádiz tener un alcalde condenado por calumnias porque acusó a sus antecesores de suministrar agua envenenada a sabiendas al barrio de Loreto”. Son manifestaciones del PP. ¿Es una vergüenza? Han pedido su dimisión. Aquí podríamos hablar de la constante judicialización de la vida política en estos años por parte de la bancada de la oposición…
A mí me daría vergüenza aparecer en los papeles de Bárcenas, pertenecer al primer partido de la historia de la democracia condenado por corrupción o gastarme el dinero de mis vecinos y vecinas en gambas, comilonas y Campari. Eso haría que se me cayese la cara de vergüenza. Porque hay que recordar que durante dos semanas los vecinos de Loreto se quedaron sin agua y sin respuestas a lo que ocurría. Durante dos semanas tuvieron que ducharse en el Estadio, llenar cubetas en camiones y comprar botellas para beber. Y todo esto ocurría mientras que el PP despilfarraba el dinero de Aguas de Cádiz en vez de invertirlo en mantenimiento de la red. Dos semanas, repito. Dos semanas para que, luego, incluso, una perito que estaba al tanto del caso corroborara en el juicio que, efectivamente, durante más de catorce días se suministró agua no apta para el consumo, es decir, contaminada por E.coli. Así que no sólo no siento vergüenza, sino que volvería a actuar exactamente igual. Volvería a poner la cara, aunque me la rompieran, cuantas veces sean necesaria por mis vecinas y vecinos, por cumplir un compromiso por el barrio y para que conozcan todo lo que se les ocultó.
Y, evidentemente que existe una judicialización constante de la política. Siguen intentando arrebatar en los juzgados lo que votaron las vecinas y vecinos de Cádiz en las urnas, pero la estrategia les está saliendo mal y la semana pasada archivaron la duodécima denuncia contra este equipo de Gobierno.
— ¿José María González sigue siendo (de) Podemos? ¿La marca ‘Kichi’ por si sola (como la de Teófila en su momento) atrae más votantes por sí sola que la del partido? ¿Se identifica? En esta ocasión sí habrá confluencia con Ganar Cádiz en Común de cara a las elecciones de mayo (que no se logró en 2015).
Por supuesto que sigo perteneciendo a Podemos, a un proyecto político y de sociedad que se recoge bajo ese partido al que pertenezco. Me sigue moviendo lo mismo que entonces, la lucha por una sociedad más justa y más igualitaria. Una sociedad feminista y ecologista. Y ese proyecto de sociedad actualmente sólo es posible con Podemos. Y, bueno, la confluencia con Ganar Cádiz es una realidad. Tanto nuestro círculo como su asamblea así lo han decidido. Estamos muy felices a ilusionados de seguir construyendo juntas y juntos el Cádiz que soñamos.
— Hablamos de afinidades: en estos años se ha reunido con dos presidentes de la Junta de Andalucía, Susana Díaz y Juan Manuel Moreno Bonilla. ¿Le inspira más confianza la socialista que el popular o al revés?
Cuando se trate de Cádiz, cuando se trate de buscar lo mejor para la ciudad, de desatascar proyectos, de pagar esa deuda económico e histórica con esta ciudad siempre van a encontrar mi afinidad. Ya se llame Susana o Juanma. El primer partido en el que milito se llama Cádiz. Y si trabajan por Cádiz siempre van a encontrar a este alcalde con las mangas remangadas. Ahora, eso sí, que cumplan, que no vengan para la foto, que no utilicen a esta ciudad. Y a los portavoces y candidatos a la Alcaldía de los otros partidos, les pido que, por una vez, antepongan el interés de la ciudad a los de sus siglas políticas, porque de momento nunca lo han hecho.
— En la penúltima, un poco de carnaval: como cada año vuelve el debate sobre lo largo que es el Concurso cada vez ‘menos de Cádiz’, sus eternas preliminares, la cuestionable calidad de quien pisa las tablas sólo por ilusión, la falta de apoyo a la cantera… ¿El COAC puede morir de éxito? Como alcalde y como carnavalero, ¿su modelo ideal de Falla coincide?
Yo no sé si existe el modelo perfecto. Lo que sí es verdad es que el Concurso es susceptible de mejoras, lo que demuestra que es un concurso que está vivo, porque de lo contrario estaría muerto o habría alcanzado la perfección absoluta, algo que considero imposible. Ahora, en estas fechas, empezaremos un periodo de reflexión profundo junto a la gente del carnaval para ver cómo se puede mejorar y los pasos a seguir. Lo que sí tengo claro es que cualquier decisión se hará con el respaldo de la gente que hace posible esta fiesta.
Respecto a la cantera, por suerte, por fin está empezando a tener el hueco que merece gracias a nuestra apuesta por ella. Durante años ha estado ninguneada y tenemos que tener claro que hay que dar el hueco que merecen porque se trata del futuro de nuestras fiestas. Sin ellos no habrá carnaval. Además, quienes venimos de la cantera sabemos que se trata de uno de los periodos más bonitos del carnaval, donde se conoce a compañeros que se convierten en amigos para toda la vida.
— ¿Cádiz sabe qué quiere ser? ¿Lo sabe José María González? ¿Los sabe Kichi?
Pues mire, yo sueño en Cádiz joven y universitaria, que mira al mar, con un campus frente al Atlántico que rejuvenezca y dinámico el centro histórico, donde la gente joven no sólo no se va, sino que viene para formarse. Yo sueño un Cádiz tras la EDUSI, invirtiendo en barrios que fueron históricamente olvidados como Guillén Moreno, Segunda Aguada, la Barriada, Puntales y Loreto. Con unos depósitos de tabaco con vida, emprendimiento y empleo. Sueño con un Cádiz pionera en energías limpia. Un Cádiz que genera trabajo gracias a sus plantas fotovoltaicas, que consigue casi autobastecerse de sus recursos naturales como el sol y el viento y donde, para colmo, se respira un aire limpio, sin contaminación. Sueño un Cádiz inclusivo, sostenible.
Un Cádiz dentro de una Bahía con empleo, donde se ha desarrollado un plan de reindustralización para nuestra Bahía, donde los trabajadores tienen empleo estable y dignos. Un Cádiz con una Zona Franca donde se apueste de una vez por el trabajo. Sueño el Cádiz que hemos empezado a construir estos cuatro años y que necesitamos continuar. Un Cádiz para sus vecinos y vecinas. Dany Rodway