En el marco de la Semana del Orgullo LGTBI en Cádiz, que contempla diversos actos promovidos por el Ayuntamiento en colaboración con las entidades ciudadanas y asociaciones que han participado en la elaboración del primer plan municipal contra la LGTBIfobia y a favor de la diversidad afectivo sexual y de género, este jueves se ha llevado a cabo en el salón de plenos un acto de homenaje a representantes del colectivo de la ciudad, en concreto a Manolita Chen, José García Fernández y Juan Bellido Ríos (in memoriam).
La concejala de Asuntos Sociales en funciones, Ana Fernández, ha presidido este acto de reconocimiento a las trayectorias de estas tres personas en su lucha por la conquista de la igualdad.
“Es importante conmemorar las grandes citas internacionales que abrieron el camino pero es de justicia reconocer el trabajo de las personas que desde Cádiz, por Cádiz y para Cádiz, han luchado para que nuestra ciudad sea tierra de derechos y libertad”, ha subrayado la edil morada. Manolita Chen, mujer trans en plena dictadura, “nunca se sintió hombre. Y no lo escondió”; José García Fernández, periodista, crítico cultural y profesor, ha sido y es un activista a favor de los derechos del colectivo; y Juan Bellido Ríos, actor y “fiel reflejo de lo que era vivir sin prejuicios”.
Al respecto, Fermández ha reconocido estas tres trayectorias vitales y profesionales “que les hicieron ser punta de lanza en la lucha para la conquista de los derechos, cada uno desde sus campos. Si Cádiz puede presumir hoy de historia, lucha y memoria es gracias a personas como vosotros”. “Y gracias a personas como vosotros que han trabajado a favor de la visibilización del colectivo, Cádiz tiene hoy un plan contra la LTBIfobia”, ha añadido en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
La concejala, en su intervención, ha asegurado que “seguiremos trabajando para no solo no retroceder ni un paso atrás, sino para seguir avanzando y lo haremos de la mano de las asociaciones y colectivos para conseguir una sociedad integradora y diversa”.
La capital gaditana celebra desde el lunes, con el izado de la arcoíris en la plaza de Sevilla, la Semana del Orgullo bajo el lema ‘Historia, lucha y memoria’ con diversos actos, además de este homenaje: una exposición, coloquios y la fiesta reivindicativa en el Pópulo de este sábado.
PERFIL DE LOS TRES HOMENAJEADOS
— Manolita Chen
Ser una mujer trans en pleno franquismo le hizo tener una infancia durísima. Su misma familia la rechazaba. Hasta tenían marcada su cuchara con una cruz para que nadie más la utilizara. Su primera paliza por mostrarse como era se la llevó con apenas cuatro años, cuando aún se llamaba Manuel Saborido Muñoz. “¿Qué tienen que ver los genitales con el corazón y el sentimiento?”, se preguntaba ella.
Manolita Chen nunca se sintió hombre. Y no lo escondió. De hecho, no podía, no había armario donde ocultar su identidad y expresión femenina. Le tocó hacerse cargo de la taberna que regentaba su madre, la clientela aumentó y el local se quedó pequeño. Pero el negocio murió de éxito. Un día llegó una carta, firmada por el alcalde, dándole 48 horas de plazo para que abandonara la taberna. De nuevo la persecución de un régimen inmisericorde se cebó con ella.
Decidió que era el momento de abandonar Arcos. Ya lo hizo antes, en una escapada en la que recaló en Vilanova i la Geltrú (Barcelona), donde empezó como albañil y terminó de limpiadora en las casas que se iban construyendo. Después de esa experiencia volvió a casa, y también volvieron las palizas.
Trabajó en Francia. De allí volvió con experiencia como vedette y 110.000 pesetas bajo el brazo. Manolita vivió además en Madrid. Allí se le aplicó la ley de vagos y maleantes cuando una tarde, estando en un cine de ambiente, le esperaron los agentes. Acabó arrestada y le pidieron 3.000 pesetas para evitar la cárcel. Las consiguió gracias al jefe de cocina del restaurante donde trabajaba.
Pertenece a esa generación de mujeres trans a las que un régimen maltrató con todos los mecanismos al servicio del control, moral, normas y una legislación que penalizaba las disidencias sexuales y de género. Pero ella, al igual que otras muchas mujeres, se rió del franquismo en su cara, lo hicieron con armas femeninas, tacones, plumas, lentejuelas y un carmín en los labios. Herramientas transgresoras. Manolita es el verbo que encarna la memoria, la resiliencia, disidencia y resistencia.
— José García Fernández
Periodista y crítico cultural desde hace treinta años, ejerce en la actualidad de profesor de Lengua y Literatura en un instituto público andaluz. Cronista de la disidencia sexual durante todo este tiempo, ha publicado numerosos trabajos sobre la cuestión en medios de información general, pero también en revistas especializadas como MENsual, Zero, Nois, Entiendes…?, además de contar con diversas publicaciones no periódicas de carácter ensayístico o narrativa breve.
Desde la década de los noventa ha participado además activamente en la producción y divulgación de diversos ‘queerzines’ que forman hoy parte de la historia del activismo social en nuestro país: ‘De un plumazo’ o ‘Planeta Marica’. En la actualidad es coeditor del blogozine de cultura y actualidad queer ‘Cuerpos Periféricos en Red’.
Fuera del ámbito estricto de la comunicación, también tiene una larga trayectoria como activista contra el servicio militar obligatorio, la lucha contra el sida y los derechos LGTBIQ.
— Juan Bellido Ríos
Un actor, en el amplio y bueno sentido de la palabra. Toda su vida se dedicó a lo que amaba, el arte de crear personajes, de crear almas. Desarrolló toda su vida laboral en el mundo interpretativo y en la dirección. Actuando en grupos de teatro míticos gaditanos de los años setenta como, Carrusel y el grupo Cámara, en obras tan importantes como ‘El príncipe constante’, ‘Las criadas’, y ‘Medea’ entre otras.
Dirigió al grupo de teatro Tatamari, en obras como ‘Los justos y resistencia’, y ya en su última etapa interpretó personajes múltiples en el grupo Pay-Pay Cabaret, con obras como ‘Rebeca’ y ‘Sé lo que fue de Baby Jane’.
Su amor al teatro era tanto, que también se dedicó a la enseñanza de este arte, dando cursos de expresión corporal, interpretación y dramaturgia.
Su activismo por el colectivo LGTBIQ lo desarrolló en su vida cotidiana, y en sus maneras de estar y de vivir. Juan era libre, un fiel reflejo de lo que era vivir sin prejuicios. Juan era un buen amigo. Juan era una buena persona. Juan era un buen gaditano. Juan era el teatro, y el teatro de Cádiz era Juan.