CRÓNICA J-8. Octava jornada de LaLiga123 y partido de los considerados ‘a vida o muerte’ (o casi) en el Ramón de Carranza. El Cádiz, con seis puntos en el casillero de los 21 disputados y dos derrotas consecutivas dejando pobres sensaciones de impotencia arriba y errores atrás, recibía a un Nástic de Tarragona más abajo todavía en la clasificación, con un único objetivo: ganar o ganar, y respirar cierta tranquilidad, aireando las mentes y el ambiente. Y la afición, muy a la expectativa.
Para afrontar esta complicada papeleta, cuando aún queda mucha mucha competición, Álvaro Cervera, cuestionado ya sin rubor por un sector del cadismo, tiró de un once con novedades, más allá de la obligada por las bajas en el centro de la defensa, contando con Ramos en esa posición. Cifuentes, bajo palos; Rober Correa, Matos, Kecojevic, y Edu Ramos, en defensa; José Mari, Álex Fernández y Aketxe, en el centro del campo; y arriba, Manu Vallejo, Salvador Agra (sentando a Salvi en el banquillo) y Lekic.
Con la grada muy metida en el partido, unas 12.000 personas (en la previa, un grupo se concentraba en los bajos de tribuna pidiendo la dimisión del presidente Vizcaíno), los de casa buscaron las cosquillas al rival desde el inicio, con las líneas adelantadas y con más ganas e ímpetu que juego real. Y en el minuto 6, Dejan Lekic marcaba, pero se anulaba el tanto por fuera de juego. Poco antes, un centro chut del canterano chiclanero tocaba en el larguero. Y otra asistencia de Agra casi se convierte en gol en propia meta de Cadamuro. En el 12, eran los catalanes los que se lamentaban por un tanto anulado, también por posición antirreglamentaria.
La insistencia gaditana en este primer tramo tuvo su recompensa. En el minuto 14, Djetei cometía penalti sobre Kecojevic, y Álex no falló desde los once metros. El 1-0 subía al marcador, y la grada seguía empujando, y contagiando a los suyos.
Acercándose la media hora, los de Cervera aflojaron esa presión arriba (en paralelo a la animación de la afición), y entre tanto, Becerra tenía que sacar los puños ante un chut del vasco desde tres cuartos de campo. El Nástic tenía ahora algo el balón en sus pies sin hacer mucho… mas en la primera ocasión real, llegaba el inesperado empate, obra de Suárez en el 32.
Le costó al Cádiz reaccionar ante un rival que se veía reforzado tocando la pelota, y pese a ello, Álex Fernández pecaba de individualista en el minuto 41 y casi hacía el segundo para los suyos con un disparo que se perdía ajustado al palo. Y poco más antes del descanso, salvo el silencio en el estadio durante la retirada de los jugadores.
Los primeros pitos comenzaron a escucharse diez minutos después de volver a rodar el balón. El conjunto granota se mostraba sólido y los amarillos no tenían la frescura del inicio del choque. No pasaba casi nada y la grada se impacientaba.
El técnico no esperaba más e introducía los primeros cambios de nombres, entrando Salvi por Agra y Jairo por Vallejo, este último moviendo no sin criticas. Aunque en la primera acción del extremo zurdo, en su debut con la camiseta amarilla, ponía en aprietos al portero visitante, que la despejaba a córner. En ese saque de esquina, Lekic cabeceaba con intenciones.
Al borde del 70, Mario Barco, el otro delantero disponible, entraba por Ager Aketxe. Y el Cádiz continuaba durante ratos corriendo detrás del esférico que movía el contrario, que se mostraba más tranquilo y conformista, frente a la desesperación in crescendo del bando amarillo. Y las ocasiones brillaban por su ausencia.
Los de amarillo trataron (es un decir) de embotellar al Nástic, ya perdiendo tiempo descaradamente, en los últimos minutos… y apenas un centro del sanluqueño que no acertaron a rematar ni Barco ni Lekic y un cabeceo de Keco, en el haber ofensivo. Nadie creyó realmente en que se podría romper la igualada. Y el 1-1 no lo movió nadie, y eso que Uche asustaba en el descuento.
Un partido más para confirmar la evidencia: este Cádiz, que cae al borde de puestos de descenso a Segunda B tras siete jornadas sin ganar, no tiene gol (5 dianas en 8 duelos), y si encima en las contadas ocasiones que le llegan, le marcan… La medio-pitada en la despedida, sin ser de antología, demostró la preocupación de gran parte del cadismo ante un equipo bloqueado, o ¿no da más de sí?
“Todos vemos que hay cosas que no están saliendo como deberían. Dominamos, pero no hacemos daño. Nos va a costar, pero hay que seguir entrenando y trabajando. Nos hemos acostumbrados a una cosa que este año puede ser distinta. La escalera cada vez es más difícil de subir”, reflexionaba Álvaro Cervera en la rueda de prensa postpartido. DIARIO Bahía de Cádiz