JORNADA 2. Primer partido a domicilio del Cádiz CF de esta campaña 2019/2020 tras el feliz estreno de la pasada semana en Carranza. Si el domingo se abrió la temporada ante un recién ascendido, la Ponferradina, este sábado los hombres de Cervera viajaban al campo de otro novato este curso en Segunda, el Mirandés (destino del excadista Mario Barco).
El once amarillo prácticamente era calcado al de hace seis días, con el único cambio en defensa de Juan Cala en lugar de Fali: Cifuentes en portería; Iza, Espino, Cala y Rhyner, en defensa; Garrido y Bodiger en el centro del campo, con Álex Fernández más adelantado; Salvi y Perea de extremos, y Caye Quintana de delantero.
Muy disputados los veinte minutos iniciales de la primera mitad en el Municipal de Anduva. Dos acciones de verdadero peligro en ambas áreas: en el 14, un disparo a bote pronto de Merquelanz tras una contra que se iba por encima del larguero; y en el 20, un tiro pegado al palo de Perea desde la frontal.
Y llegó el minuto 22, y el equipo burgalés se quedaba con un hombre menos. Álvaro Rey era castigado con cartulina roja por una entrada dura sobre Rhyner. El Cádiz, como en el primer partido liguero, afrontaba el choque de cara, jugando con superioridad numérica desde el primer tiempo; y a la vez, con la presión de ir a por el partido. Sin embargo, no fue hasta poco antes de llegarse al ecuador que los visitantes, demasiado espesos, se acordaron de presionar arriba y de asustar a los rojinegros, como el zapatazo lejano de Espino, abortado por Limones.
La segunda parte comenzaba con un cambio significativo entre las filas gaditanas: Nano Mesa se incorporaba por Garrido, un delantero en lugar de un mediocentro defensivo. Álex caía atrás y el canario quedaba de enganche arriba.
Un cabezazo de Rhyner, un disparo de Bodiger desde la frontal, un fuerte disparo de Álex también desde fuera del área… El Cádiz buscaba de alguna manera el golito ante un rival metido en su campo, en esta tarde calurosa de sábado. Y en el 60 se concretó ese 0-1, obra de Alberto Perea, aprovechándose de un rechace del portero tras jugada de Salvi Sánchez. Dos minutos antes, Bodiger había dejado su sitio a José Mari.
Tocaba ser listos, no fallar, controlar la situación y buscar la sentencia, ante un Mirandés que además tenía que abrirse y dejar huecos atrás. Con todo, apenas volvía a pasar nada reseñable sobre el terreno hasta la fase final del encuentro. Los de casa se desesperaban, y daban un pasito adelante frente a un Cádiz que parecía demasiado cansado. Y se repetían varias medio-ocasiones de los de Miranda de Ebro, hasta que en el 85 empataba Merquelanz aprovechándose de una falta frontal.
Entre la decepción y las lamentaciones, en la siguiente acción se encontraban los de amarillo (ya con Javi Navarro por Caye, en el campo) con un penalti sobre Nano Mesa, y Álex desde los once metros volvía a poner por delante a los suyos. Mas todavía restaban por delante cinco largos minutos de tiempo añadido, con el partido loco, roto. Podía pasar cualquier cosa. De hecho, se pidió otra pena máxima en los dominios de Cifu; Iraola, el técnico local, era expulsado; y Salvi en una contra estaba a punto de hacer el tercero.
Los tres puntos, al final, viajan a la Tacita de Plata. Seis de seis. Un inicio liguero para los de Cervera inmaculado, al menos en cuanto a resultados. DIARIO Bahía de Cádiz