La concejalía de Memoria Histórica del Ayuntamiento de Cádiz, en coordinación con la Plataforma de Memoria Histórica local, inicia esta semana los trabajos de exhumación de los restos del represaliado Alfonso López Quera, tras petición expresa de sus dos hijos.
Estos restos se encuentran en sepultura, no en fosa común. La exhumación será realizada por el arqueólogo municipal, un operario de Cemabasa y dos voluntarios de la Plataforma de Memoria Histórica.
El concejal de Memoria Histórica, Martín Vila, en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, se remonta a diciembre de 2014 para aportar detalles de este caso; cuando un equipo de esta delegación municipal presentó a Cemabasa un informe que concluía que en el cementerio San José existían enterramientos de 65 personas identificadas como víctimas del franquismo, y estaban enterradas en sepulturas de suelo (o medias sepulturas) repartidas por diversos patios del recinto.
Tras analizar la documentación que les fue facilitada, los autores consideraron que eran consideradas exhumables 18 inhumaciones que se habían mantenido sin ser intervenidas. Con posterioridad, cuando se iban a iniciar los trabajos, los historiadores Santiago Moreno Tello y José Luis Gutiérrez Molina realizaron un nuevo informe por el que se rebajó el número de exhumables, ya que se percataron de que se había incluido dos fallecidos que no eran represaliados y de otro existían dudas. En consecuencia, quedaban 15 los cuerpos a exhumar, además del marinero Dionisio Arechavala, cuya exhumación había sido pedida directamente por la familia.
Con estos estudios, el 18 de enero de 2016 comenzaron los trabajos que se prolongaron hasta junio de ese año, obteniendo un resultado positivo parcial, ya que en algunos casos las sepulturas habían sido intervenidas, por lo que han sido 10 los individuos localizados con señales de muerte violenta. Además, en abril de 2017 se realizó la exhumación de Dionisio Arechavala, cuyos restos han sido compatibles con el ADN tomado a una familiar.
Unos meses después, durante el otoño de 2017, se iniciaron los trabajos de exhumación de los féretros de los bebés reclamados por la asociación Bebés Robados. Fue en el transcurso de esos trabajos cuando, durante la intervención en la sepultura 28, fila 2 de la línea de San Mateo del patio 3, los arqueólogos decidieron limpiar toda la sepultura, encontrando, en lo profundo, los restos de dos represaliados que supuestamente habían sido levantados en intervenciones anteriores.
En consecuencia, se han revisado los represaliados descartados como exhumables en el primer informe. En especial los situados en los lugares más profundos, del 1 al 3, por si lo ocurrido en esa sepultura pudiera haberse repetido en otros casos.
Y revisados los informes anteriores se contabilizan 42 casos, contando los dos exhumados y dos dudosos de ser represaliados. Uno de ellos es el de Alfonso López Quera.
En esta ocasión, además, va a intervenir un grupo de voluntarios a los que ha asegurado la federación de sindicatos de la CGT de Cádiz. Precisamente, para este sindicato, esta exhumación “tiene un interés añadido”. Se trata de la segunda que se realiza una vez que se ha comprobado que en varias de las sepulturas que, hasta ahora, se consideraban vaciadas hace décadas no es así, sino que los represaliados enterrados en los lugares más profundos continúan en ella. Hace unos meses fueron recuperados los cadáveres de dos de ellos.
DETENIDO Y FUSILADO POR IZQUIERDISTA
Alfonso López Quera era un practicante nacido en Salamanca en 1896. Estudió en la Universidad de Sevilla, donde obtuvo su titulación en 1917. Trabajó en Huelva y llegó a Cádiz en 1925. Al año siguiente ingresó en la logia Fermín Salvochea con el nombre simbólico de Nicola, posiblemente en referencia al origen latino del término que significa ‘Victoria del pueblo’ o al nombre del anarquista italo-norteamericano Nicola Sacco, ejecutado en 1927 entre grandes protestas internacionales.
Se casó en septiembre de 1925 con Concepción Lluch Acevedo con la que tuvo dos hijos: Miguel, nacido en 1928, y Concepción, nacida en 1936.
Durante los años republicanos perteneció a la logia Luis Maroldo, integrada en la Gran Logia Española, al igual que la de Fermín Salvochea, de la que fue orador y maestro.
Perteneció a la directiva del Colegio Oficial de Practicantes en el que había ingresado en 1930. En 1933 fue contador y en 1935, tesorero. En febrero de 1936 comenzó a trabajar como practicante en la Beneficencia Municipal.
Tras el golpe de Estado franquista en 1936 fue suspendido de empleo y sueldo el 29 de julio y cesado el 5 de agosto. Según la documentación conservada, fue detenido por orden de las autoridades militares sublevadas el 28 de agosto de 1936 por considerarlo izquierdista. Ingresado al día siguiente en la cárcel provincial, fue sacado el día 30 y asesinado en un lugar que se ignora. Su cadáver fue enterrado al día siguiente en el cementerio de la ciudad en el Patio 3º, línea San Mateo, fila 2, tumba 9, lugar 2º.