El Cádiz goleó al Alcorcón (4-1) en el Carranza en un encuentro con chaparrones, dos caras, y un momento clave: la expulsión de Rafa Páez por parte de los madrileños en el arranque de la segunda mitad. Igualmente, el primer tiempo estuvo marcado por un gol tempranero ante los de Cervera todavía dormidos, que no lograron despertar hasta pasado el descanso, ya con Abdullah en el campo. La remontada se fue cocinando a base de insistencia, un golazo de Aitor, y el broche de los dos tantos de propina en el tiempo extra. Una victoria que acerca mucho a los gaditanos arriba, y lo más importante, los aleja de la zona de peligro. Ya son siete jornadas sin conocer la derrota.
Bajo la amenaza de lluvia Cádiz y Alcorcón se encontraron este domingo por la tarde en el Ramón de Carranza. Un partido en el que los amarillos buscaban ampliar su racha de partidos sin perder –iban seis jornadas consecutivas-, y a ser posible, amarrar los tres puntos en casa y mantener la zona de descenso lejos; y los madrileños, lograr su primera victoria a domicilio de la temporada, que se les resiste. En el ambiente, la diluida polémica de las entradas a euro ofrecidas sólo a mujeres –iniciativa con la que el club se sumaba al Día Internacional contra la Violencia de Género-, unas 11.000 personas al final en las gradas, y abajo, un césped en mejorables condiciones.
La novedad más notable del once titular presentado por Álvaro Cervera era la baja de última hora de Aridane en la defensa, por problemas gástricos. Así, jugaron de inicio: Cifuentes en la portería; Carpio, Luis Ruiz, Migue y Sankaré atrás; Garrido y José Mari en el centro del campo; Nico Hidalgo y Álvaro de extremos, Güiza de mediapunta y Ortuño arriba.
Y salieron dormidos. El Cádiz se vio sorprendido en el arranque del choque por un Alcorcón al ataque, y no se había llegado a minuto 3 y un despropósito conjunto de la defensa y Cifu, daba como resultado un inesperado 0-1, obra, casi sin quererlo, de Bellvis. Adiós a la imbatibilidad de las últimas tres semanas.
Tocaba remar a contra corriente, y desde bien temprano. Los hombres de Julio Velázquez dejaron la iniciativa y la pelota a los de casa, muy imprecisos y fallones, que desempolvaban el plan B, o C o D en un contexto de apatía, ante un rival confiado en hacer más daño en algún contragolpe puntual. Y ese posible 0-2 llegaba a la media hora, pero a raíz del saque de una falta lateral, en un cabezazo de Navarro que despejaba con reflejos el portero cadista; y poco después con un tiro de Toribio, muy desviado. Los de Cervera se fueron al descanso –minutos antes comenzaba a llover- sin probar a Dmitrovic.
Escampaba al inicio del segundo tiempo, y el Cádiz –ya con Abdullah en el campo en lugar del jerezano- asustaba con una intentona personal de Alvarito. Y dos minutos después, los madrileños se quedaban con un hombre menos: Rafa Páez veía la cartulina roja al evitar que Ortuño se plantara solo delante del guardameta. Había que aprovechar la ventaja, y el refresco de Salvi sustituía a Nico. Y en el 10, de nuevo el de Yecla recibía un pase de Abdullah y sorteaba a defensa y portero para hacer, con suspense, el empate.
Otra vez llovía, y los de casa manejaban el partido casi a su antojo, metiendo en su mitad de terreno de juego al rival, nervioso. Y lo intentaba José Marí de lejos, y Migue desde más lejos todavía y por poco mete a Dmitrovic con la pelota dentro de la portería. Más adelante, en el minuto 25, era Salvi el que acariciaba el 2-1, tras un magistral pase de Ortuño; y en la siguiente, Rafidine Abdullah arrancaba el ¡uy! a la grada, tras un remate de cabeza de Ortuño; grada que no dudaba en entonar el “a por ellos”, al tiempo que Luis Ruiz dejaba su sitio a Aitor… quien a falta de doce minutos para el pitido final, en jugada personal, se atrevía desde 25 metros y la colaba, marcándose un golazo: el buscado y justo 2-1.
Y a sufrir. En la recta final y tras el subidón de la remontada, el Cádiz huía de la pelota y el Alcorcón, a la desesperaba, trató de derribar el muro amarillo, inquietando más por los nervios caseros que por su presión, hasta que pasado el tiempo reglamentario, llegaba la sentencia, por partida doble, con el rival ya hundido: goles de Salvi y de Ortuño. Aunque el árbitro apuntó en su acta los dos para el murciano. Y se llevó el balón a su casa por el hat-trick.
Alegrón en Carranza: tras un inicio de encuentro malo malo, veía como su equipo terminaba goleando y gustándose, y acercándose a los puestos de play off de ascenso en la clasificación: a un punto de arriba y a cinco de abajo. Las cosas del fútbol. Pero que nadie levante los pies del suelo… DIARIO Bahía de Cádiz
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