CRÍTICA. Como un soplo, así transcurrió el concierto, Razón de son, que pasa en un santiamén para el oyente; un signo claro y positivo de que el concierto de Raúl Rodríguez no deja indiferente a nadie. Dos horas de concierto que incluyen una propina final hilvanada con hebras de gaditanismo, de recuerdo al comienzo de la mezcolanza cultural y musical que se inicia con el Descubrimiento a ambos lados del Atlántico -que motivan su empeño como antropólogo-, y de guiños al humor que se destapa en Cádiz en estos días pre-carnavalescos.
Sin duda, el elemento esencial de Razón de son es Raúl Rodríguez, su verbo fácil, la transparencia de su discurso como investigador y su empatía afectiva, que dan como resultado un concierto que va mucho más allá del resultado sonoro, siempre digno. Por poner un pero, la brillantez de las partes instrumentales del concierto, donde salen a relucir la experiencia y vitalidad de Raúl Rodríguez con su original tres flamenco, contrasta con las voces, de Raúl y del resto, que a pesar de su calidez se antojan mucho menos dotadas de lo que hubiera gustado y denotan una asimetría incómoda en algunos momentos. No obstante, las voces instrumentales de acompañamiento van a más, especialmente cuando Rodríguez se retira voluntariamente a un segundo plano para que se luzcan Mario Mas -una interpretación sublime de la Caña- y Guillem Aguilar, que en sus solo se desembaraza de un rol anodino en la primera parte del concierto. El cuarteto termina encumbrando el polifonismo instrumental como recurso para el conocimiento de las canciones de ida y vuelta contenidas en Razón de son.
Hay una diferencia sustancial del concierto con el disco en solitario grabado por Raúl Rodríguez del mismo título. Razón de son es el punto central del ciclo de conciertos que el cuarteto (Raúl Rodríguez, Mario Mas, Guillem Aguilar y Pablo Martín Jones) inició en la Sala Central Lechera de Cádiz; pero en el disco, interpreta todos los instrumentos y enriquece al extremo un producto, que tiene en la investigación sobre los orígenes de nuestra música su principal punto fuerte. Sin embargo, la impresión final del concierto será siempre, se lo garantizo, muy positiva.
La cercanía física y emocional con el músico, compensa con creces la austeridad de la puesta en escena, la ausencia de los coros de La Martirio y del acompañamiento de la flauta-gaita de Bartolomé Franco; además, el directo permite a Raúl compartir sus experiencias en el descubrimiento de esa música de frontera, como él la define.
El músico-investigador tiene en la solución del entramado de influencias entre las idas y vueltas musicales la verdadera razón de ser de su trabajo. Esta razón de ser se aprecia en el tributo que el propio Raúl Rodríguez realiza a la mixtura de razas y culturas que se cuajaron en tierras caribeñas y que tiene en el instrumento creado por el propio músico, el tres flamenco, un claro símbolo. Como antropólogo, Raúl Rodríguez vive inmerso en la tarea de reconstrucción del proto-flamenco con influencias caribeñas, generado al socaire de la música tradicional y que bebe en las fuentes africanas procedente de la negritud esclavizada y de los negros libres que convivieron con toda clase de mestizajes en los cinco siglos que han transcurrido desde el Descubrimiento. En Razón de son, nos muestra una parte de su propio viaje personal hacia esas raíces flamencas, dejándonos expectantes para otras interesantes y animadas veladas musicales como la celebrada en la sala gaditana el pasado viernes 6 de febrero. DIARIO Bahía de Cádiz Francisco Mesa