Ya está en vigor una modificación de la regulación estatal de tráfico que reduce los límites de velocidad en vías urbanas: además de incrementar la seguridad –si hay atropellos, son de menor gravedad-, se persigue “reducir el ruido, la contaminación y los atascos, además de mejorar la movilidad”. Los nuevos límites se establecen en 20 km/h en vías de plataforma única de calzada y acera, 30 km/h en vías de un único carril por sentido de circulación y solo mantiene el límite de 50 km/h en las vías de dos o más carriles por sentido de circulación.
En el caso concreto de la capital gaditana, el Ayuntamiento ya aprobó las medidas para adaptar la circulación en la ciudad a la nueva normativa. Sin embargo, la asociación de peatones La Zancada cuestiona que estas se limitan a la instalación de señalización vertical y horizontal, “algo que la experiencia demuestra que es claramente insuficiente para lograr apaciguar el tráfico”.
Los “escasos” controles de velocidad con radar móvil que se realizan en Cádiz constatan que “los automóviles circulando a velocidades por encima de 70 km/h son extremadamente frecuentes en las principales avenidas, e incluso se han detectado vehículos circulando a más de 100 km/h”. Y esto “no se debe a una falta de señalización o de conocimiento de la norma por los conductores”, apunta dicha entidad en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
Así, esas medidas de calmado de tráfico “para que sean eficaces”, según La Zancada, deben abordar el rediseño del espacio viario “para que los límites de velocidad no sean físicamente superables”. El respeto a los límites de velocidad, se añade, “debe depender lo menos posible de la voluntad del conductor”.
PROPUESTAS ADICIONALES
Para ello, se propone llevar a cabo diferentes acciones en la ciudad, empezando por la instalación de pasos de cebra sobreelevados, cojines berlineses o reductores de velocidad; aumentar los pasos de peatones en avenidas y principales calles; y la regulación de tiempos y coordinación semafórica (principalmente en zonas como la avenida principal y la avenida de la Sanidad Pública) que priorice el cruce de peatones en las intersecciones e impida alcanzar altas velocidades aprovechando ondas verdes que facilitan el flujo continuo de tráfico.
Además, se aconseja evitar la continuidad lineal de los itinerarios motorizados en zonas de calmado (30 y 20). Por ejemplo, en el paseo marítimo entre Puertas de Tierra e Ingeniero de la Cierva, se apunta, “se debe alternar el sentido de circulación por tramos de manzanas, de modo que un automóvil no pueda recorrer todo el paseo. Esto además eliminaría todo el tráfico de paso, reduciendo considerablemente la intensidad de tráfico en el ámbito”.
También se plantea el estrechamiento de carriles, “una de las medidas más efectivas para inducir una adaptación instintiva en el conductor a la velocidad de la vía” y que se puede realizar con mobiliario urbano, “sin necesidad de grandes intervenciones u obras”; o la creación de zigzags e introducción de cambios regulares en el pavimento que rompan la linealidad de la calzada, forzando a los automóviles a reducir la velocidad, y también se podría ejecutar simplemente con mobiliario urbano.
Otra de las medidas sería la eliminación de los cajones en las paradas de autobús que obligan a retirarse del carril de circulación. Con ello, el bus tiene que parar en la calzada, priorizando el uso de esta por aquellos e imponiendo la velocidad en la vía; además de suponer la medida más efectiva para mejorar sus tiempos de recorrido y evitar la parada indebida de automóviles.
A todo ello se uniría, según esta asociación, la necesidad de elaborar un plan de supermanzanas para extramuros, “que impida el tráfico de paso y limite la entrada de vehículos en cada zona al tráfico de necesidad”; y un plan de peatonalización del casco histórico, “que priorice el uso peatonal y regule las condiciones de acceso de vehículos autorizados”.
Por otro lado, La Zancada recuerda que los límites establecidos en la normativa estatal “son sólo mínimos que es necesario adaptar a las circunstancias de Cádiz”. En este sentido, dado el reducido tamaño del núcleo urbano y la fácil saturación del viario en horas punta y otros momentos de gran afluencia, opina que “debería establecerse una limitación más estricta de la velocidad en las avenidas principales, de dos o más carriles por sentido, reduciéndola a 40 km/h”. E igualmente, la velocidad de circulación intramuros “debe reducirse a 10 km/h, velocidad recomendada en zonas amplias compartidas de tráfico motorizado y peatonal”.
Todas estas medidas, sentencia la asociación de peatones, “tienen un coste reducido, perfectamente asumible y una rentabilidad social, ambiental y económica muy elevadas”. “Con pequeñas inversiones se pueden conseguir grandes resultados en la mejora de la calidad urbana y de vida ciudadana”, se apostilla.