Tres grandes cruceros han coincidido este martes en el Puerto de Cádiz: los buques Celebrity Constellation, Azura y Aidacara han traído durante unas horas a más de 6.700 pasajeros, una estampa cada vez más rutinaria en la ciudad. De hecho, entre septiembre y noviembre se vive la segunda temporada alta de cruceros del año.
La novedad de la jornada ha sido la protesta simbólica protagonizada por el colectivo Calle Viva. Varios de sus integrantes han repartido mascarillas a cruceristas y residentes alertando de la contaminación que genera este tráfico.
Según las previsiones de principios del ejercicio, el Puerto gaditano va a recibir a lo largo de este año más de 280 escalas de cruceros. El pasado ejercicio 2018 se cerró con 322 escalas y más de 424.000 pasajeros. De hecho, ha consolidado su posicionamiento como puerto de escala a nivel nacional, situándose como destino preferente en la península, donde ocupa el tercer lugar, superado sólo por Barcelona y Málaga en número de cruceristas.
A decir Calle Viva, en un comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz, esta llegada de cruceros y cruceristas a la ciudad “tiene impactos de todo tipo, positivos y negativos”. Pero en esta semana de lucha contra el cambio climático, “uno de los problemas más graves que ya afrontamos”, que culminará el viernes 27 con una huelga mundial, esta entidad quiere recalcar diferentes aspectos sobre el tráfico de cruceros, como que estos barcos “utilizan en el mar un diésel hasta 3.500 veces más contaminantes que el diésel para coches y 100 veces más contaminante en puerto”.
Se pone el acento además en que la ciudad de Cádiz supera en uno de cada nueve días los niveles de contaminación permitidos, y está en el puesto 19 (de 50) de entre las ciudades más contaminadas por cruceros en Europa según un estudio de la asociación Transport&Enviroment.
“Hay países donde los cruceros son ya el principal agente de contaminación atmosférica por emisión de óxido de azufre y óxido de nitrógeno, por delante de la flota de coches”, se añade, apuntando asimismo que “ya existe un debate en los movimientos sociales e instituciones europeas para que puertos y cruceros se reconviertan y puedan utilizar así otro tipo de combustibles, de energía e incluso deban conectarse a la red eléctrica general”.
Calle Viva anota que “es absurdo limitar a los vehículos e industrias contaminantes de las ciudades y permanecer impasibles ante estos artefactos de supercontaminación en el centro de Cádiz sin ninguna propuesta ni alternativa”.
Así, se critica que la Autoridad Portuaria Bahía de Cádiz (APBC), ahora con la exalcaldesa del PP Teófila Martínez colocada como su presidenta, “no ha movido un solo dedo para frenar esto ni para proponer ninguna alternativa a ninguna institución andaluza, estatal o europea”.
“Precisamente en Cádiz tenemos astilleros que facilitarían la reconversión de la flota de cruceros y además esta transición hacia las alternativas previstas generarían numerosos empleos”, se sentencia.