JORNADA 42. Tras el varapalo del pasado martes en Carranza ante el Extremadura, una derrota impensable, el Cádiz se presentó tocado mentalmente en la última jornada liguera de este sábado sin depender de sí mismo para colarse en los playoff de ascenso a Primera: había que ganar en El Molinón y esperar un traspiés del Deportivo de la Coruña en Riazor frente a un Córdoba descendido. Improbable pero no imposible…
Con todo, las escasas ilusiones en una mínima parte del cadismo al inicio del choque no tardaron en disiparse en menos de un cuarto de hora: en el minuto 12 marcaba Nacho Méndez el 1-0 aprovechando el rechace de Cifuentes en un tiro de Djurdjevic.
Lo preocupante es que el Sporting de Gijón, sin nada en juego y con un once titular plagado de suplentes y canteranos, pudo marcar varios goles más en un primer tiempo ante un equipo amarillo sin orden ni concierto, defendiendo mal y atacando sin criterio alguno. Sin actitud (salvando quizá a Jairo Izquierdo y Aketxe), y eso es lo más doloroso. Sin nada.
Para este último choque, Álvaro Cervera (que pese a los rumores, dice que no se irá del Cádiz) recurría a un plantel inicial conformado por: Cifu, bajo palos; Rober Correa, ‘Pacha’ Espino, Kecojevic y Marcos Mauro, en defensa; José Mari y Fali en el centro del campo; y arriba, Jairo, Aketxe, Querol y Jovanovic. Y Machís y Vallejo, ‘secuestrados’ por compromisos internacionales.
Y al filo del descanso, se adelantaba el Dépor en su partido, lo que dejaba el milagro amarillo ya para otra temporada si eso…, y a la afición cabizbaja, siendo consciente del triste y agónico desenlace de la presente campaña: de nuevo se logró con holgura el objetivo del club, amarrar la permanencia en Segunda, pero a partir de ahí, viéndose arriba, este Cádiz ha vuelto a dejar de competir o a sufrir mal de altura. Da la sensación de que no ha querido (o podido) luchar por aspirar a subir a Primera y si se ha mantenido tantas jornadas en la pomada, ha sido por demérito de los rivales.
La segunda mitad comenzaba con el cambio de Jovanovic, a la caseta, por Álex Fernández, y el del vasco por Salvi Sánchez, poco después. Y el segundo gol en A Coruña, para hundir un poco más al cadismo, deseoso de que se pitara ya el final de este esperpento de cierre de temporada. En el 60, el técnico hacía el último movimiento en el banquillo, entrando Lekic por Keco.
Cinco minutos después el sanluqueño, en una individualidad de coraje, casi empata. En la siguiente acción de peligro en campo contrario, Cifuentes acertaba a mandar a córner el que pudo ser el segundo tanto asturiano, en una internada de Méndez. Y otra medio oportunidad amarilla, un tiro de Espino que repele un defensa y en el rechace José Mari tira alto. Poco más en un eterno choque ya intrascendente, que el Sporting pudo sentenciar en el 89.
Se veía venir este desenlace decepcionante desde hace semanas, que hace olvidar a muchos el primer buen tramo liguero de un equipo que funcionaba como tal y que se lo creía. En las últimas siete jornadas, el Cádiz ha sumado 5 puntos de 21 posibles: con este bagaje, era inconcebible que se cumpliera el segundo objetivo de campaña, el de meterse en liguilla. Toca reflexionar sobre qué le pasa cada fin de curso, sobre cómo se desinfla en juego y garra, y cómo frustra las ilusiones del aficionado. “Tenemos que cambiar muchas cosas para la próxima temporada, sólo hay que mirar cómo hemos acabado”, evidenciaba Cervera tras el choque, calificando el curso como “una gran temporada y muy mal final”.
El Cádiz se despide a un peldaño de los playoff, como séptimo en la tabla, con 64 puntos (16 victorias, 16 empates y 10 derrotas; 53 goles a favor y 36 en contra). DIARIO Bahía de Cádiz