JORNADA 1. La vuelta al ‘cole’ anticipada llegó para el Cádiz CF y los cadistas. Apenas cruzado el ecuador de agosto se abre una nueva temporada en Segunda (ahora se ve que hay que llamarla LaLiga SmartBank), la cuarta consecutiva para los amarillos en la división de plata y la cuarta con Álvaro Cervera en el banquillo, prometiendo más de lo mismo: solvencia atrás y, si se puede, velocidad arriba.
Un inicio de campaña que llega tras una pretemporada invicta, con nueve caras nuevas (ocho, si no se cuenta a Fali; los Manu Vallejo, Jairo, Aketxe, Machís, Kecojevic… son historia) y con objetivos ¿parecidos? (Cervera se niega a hablar de ello): lograr la salvación cuanto antes y no dejar de soñar, sin olvidar el disfrutar del momento, sin olvidar nunca esos largos años de calvario y barro en Segunda B (donde, curiosamente, competirá ahora el filial amarillo).
La igualdad, como cada año, está casi asegurada en esta Segunda A cada vez con más pinta de Primera (más profesionalizada, y consecuentemente, más negocio para alguno; y ya con videoarbitraje). Para la temporada 2019/2020 habrá que verse las caras con Girona, Rayo Vallecano, Huesca, Málaga, Albacete, Deportivo, Zaragoza, Las Palmas, Oviedo, Sporting, Tenerife… todos aspirantes a priori a luchar por el ascenso ¿junto al Cadiz?
El primer rival en visitar el estadio Ramón de Carranza en una perfecta tarde de domingo, un recién ascendido: la SD Ponferradina, una sorpresa como todo novato en la categoría. En las gradas, más de 15.000 espectadores. Y sobre el excelente verde el primer once cerverista conformado por: Cifuentes, en portería; Iza, Espino, Fali y Rhyner, en defensa; Garrido y Bodiger en el centro del campo con Álex más adelantado; Salvi y Perea de extremos y Caye Quintana, en la delantera.
Disputada comenzó la partida, con los de casa más adelantados y los castellanoleoneses bien plantados. Pocos huecos, poco entretenimiento, mucha lucha. Y en el minuto 16, la Ponderradina se veía con un hombre menos por roja directa a Ríos Reina, al tratar de detener con todas sus ganas a Salvi. Pese al contratiempo, Trigueros con un cabezazo ajustado al palo ponía en aprietos a Cifu minutos después. Y en la siguiente acción se pedía penalti en el área contraria en un forcejeo del portero con Caye.
El Cádiz, con superioridad numérica, se fue haciendo casi por inercia dueño de la pelota. Trataba y trataba de cercar la meta de Manu García, con más intención y actitud que peligro real. La mejor ocasión se concretaba en el 40, con un taconazo Álex a Salvi, y el centro de este no terminaba de aprovecharlo el delantero onubense.
Aunque sin duda, la acción de este primer tiempo ya liquidado era una mano imposible del capitán Cifuentes, evitando el 0-1 de los visitantes… O eso se pensaba Carranza; instantes después el árbitro reconsideraba (asistido por el famoso VAR), y pitaba gol en diferido para la Deportiva, de Trigueros: el balón, según la tecnología, había traspasado la línea, quedándose mudo el estadio. Ya había tema de conversación para el descanso.
A REMONTAR
El canterano Javi Navarro se incorporaba al juego por Garrido, en el inicio de la segunda mitad. Cervera apostaba por más velocidad y frescura y menos contención. No quedaba otra. No tardaba en impacientarse cierto sector de la grada, y Caye se inventaba una acción que no llegaba a rematar nadie. En la siguiente, Perea probaba desde la frontal. Y a la tercera era la vencida: Navarro escorado desde la izquierda la colaba por toda la escuadra con un centro que se envenenó. Golazo para devolver las tablas al marcador, y para despertar a la afición.
Nuevo pasito adelante, pasado el minuto 65: debutaba el delantero Nano Mesa como amarillo, yendo a la caseta el defensa Pacha Espino. Asustaba a cuenta gotas la Ponfe en alguna contra ante un Cádiz, mejor, pero al que le costaba todavía generar, hasta que en el 75, Alberto Perea volvía a intentarlo desde el borde del área, haciendo el justo 2-1.
Todavía celebrando la momentánea remontada, José Mari salía por Bodiger para apuntalar la fase final del choque. Lo más difícil estaba hecho. A controlar, sin prisas… y en el 86, la puntilla: el tinerfeño recién llegado, cedido por el Éibar, hacía el tercero de chilena, asistido por Salvi. Con suspense, ya que el árbitro pidió asesoramiento al VAR (qué tostón…).
Victoria merecida, y competida, ante un visitante que jugó casi todo el choque con diez hombres, aguantando. El Cádiz supo imponerse tras el descanso, y la afición, terminó satisfecha. Tres puntos (y tres golazos) para empezar con buen pie la nueva campaña. Ya sólo quedan 47 puntos… DIARIO Bahía de Cádiz