‘La Tacita de Plata’, ‘Nuevo Mirandilla’, ‘Gadir’, ‘Ciudad de Cádiz’, ‘Gades’, ‘De La Laguna’, ‘La Pepa’ y ‘Bahía de Cádiz’: son los ocho potenciales nombres que se barajan, tras la reunión de la comisión creada al efecto, para rebautizar el todavía estadio Ramón de Carranza (que acaba de cumplir 65 años), y que se someterán próximamente a votación popular, no sin polémica, ya que la opción más repetida entre las más de 300 propuestas recibidas en el Ayuntamiento ha sido precisamente ‘Carranza’.
Se ve que algunos no se quieren dar cuenta de que se ha abierto este proceso para eliminar dicha denominación para el estadio municipal: llámese Ramón de Carranza o simplemente Carranza (como desea al Cádiz CF, la federación de peñas, el Defensor del Abonado, o la AVV La Laguna), sigue siendo el nombre de un alcalde franquista, y hay que cumplir la Ley de Memoria Histórica. No obstante, están los que defienden que Estadio Carranza es una opción “despersonalizada y legal”, una marca (registrada por la entidad amarilla, de hecho); y otros, como el PP, que ya prometen que “cuando gobierne” el estadio “volverá a llamarse” Carranza.
Esta comisión de trabajo, reunida el pasado día 10, está integrada sobre el papel por: el alcalde; los concejales de Participación Ciudadana, Deportes, Feminismos y Memoria Democrática; un técnico de la concejalía de Memoria Democrática, del Instituto Municipal de Deportes (IMD) y de la Fundación Municipal de la Mujer; una persona en representación de la Plataforma para la Recuperación de la Memoria Histórica de Cádiz; otra en representación del Departamento de Historia Contemporánea de la Facultad de Filosofía y Letras de la UCA; una persona en representación del Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras de Cádiz; representación del Cádiz CF (aunque ha rechazado su silla); de la Federación de Peñas Cadistas; del colectivo Brigadas Amarillas (principal grupo de animación cadista y entidad no federada); una persona en representación de la AVV La Laguna-Manuel de Falla (zona donde se ubica el estadio); y representación de la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha).
Un total de 305 propuestas, unas más serias y otras menos, recibía el Consistorio gaditano al email abierto días atrás de cara al proceso participativo para renombrar el estadio municipal, no por un capricho, si no por cumplir la ley.
Entre las ideas propuestas, muchos nombres propios, y todos han sido desechados por la comisión; nombres como el del propio ‘Carranza’, ‘Jorge Mágico González’, ‘Manolo Santander’, ‘Michael Robinson’, ‘Macarty’, ‘Manuel Irigoyen’, ‘Teófila Martínez’ o ‘Juan Carlos Aragón’, y otros “llamativos”, como ‘Wanda Metrobocuñano’, y de pésimo gusto como ‘Santiago Abascal’ o ‘Francisco Franco’.
La opción de ‘Carranza’, según relata en un comunicado uno de sus defensores, la asociación vecinal Manuel de Falla-La Laguna, fue tumbada en una primera votación planteada por los convocantes de la comisión “en la que se decidía su exclusión, equiparándose con otras opciones que sin género de dudas incumplían la Ley de Memoria Histórica. Nos quedó muy claro que el objetivo de los proponentes era que ‘Estadio Carranza’ no fuese ni siquiera opción y, obviamente a la vista del resultado, se consiguió”.
Por su lado, a raíz de estas informaciones, el PP local ya ha anunciado que volverá a nombrar el estadio como Carranza “cuando volvamos a gobernar. Respetaremos lo que quieren los gaditanos que, en la consulta montada por el Ayuntamiento, en redes y en todos los ámbitos, han dicho por activa y por pasiva que el estadio es el Estadio Carranza quiera Kichi lo que quiera”.
Así, esta formación de derechas lamenta en un comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz el “sectarismo” del alcalde, José María González, y sus asesores, “que no han creído nunca en la participación, que mintieron hasta la saciedad con aquella milonga de que todo lo que se hiciera en el Ayuntamiento se decidiría en asambleas de barrio”.
“Es tan fácil como lo visto en esta farsa del nombre del estadio. Se abre consulta, si mis círculos ganan y ponen el nombre que yo les he dicho bien, y si la gente nos da un palo, tumbamos el proceso y punto. Ya está bien de tanta mentira y sobre todo tanto sectarismo”, se queja el concejal Juan José Ortiz, abogando por que se incumpla la ley.
De este modo, el ahora principal partido de la oposición, con apenas seis concejales, asevera que “cuando volvamos a San Juan de Dios el estadio se volverá a llamar Estadio Carranza que es lo que quiere la mayoría”.
“Ya puede hacer Kichi lo que quiera hacer con el nombre y ponerse a otras cosas, a ver cuándo empieza a hablar de las casas que prometió a todo el mundo y del trabajo que iba a dar a todos los que estaban fuera. Nosotros volveremos a cumplir con los cadistas y los gaditanos, como cuando se construyó el nuevo estadio (que Teófila Martínez prometía que no le costaría un duro a los gaditanos…), que todos los partidos, incluido por supuesto los anticapitalistas, criticaron”, sentencia el frustrado alcalde conservador.
CARRANZA, UN ALCALDE FRANQUISTA
El concejal de Memoria Democrática, Martín Vila, firmaba días atrás el decreto que activaba este proceso de cambio de nombre, y en que se explican y argumentan los motivos. En el mismo, se recuerda que Ramón de Carranza participó en el golpe de Estado de 1936 (que truncó la legalidad de la Segunda República y dio inicio a la Guerra Civil y a la posterior dictadura franquista), y fue colocado, tras ello, a la Alcaldía de la ciudad, participando en la represión a gaditanos con simpatías al Frente Popular o afiliados a organizaciones afines al gobierno republicano legítimo. Por todo ello, ya el Ayuntamiento aprobó en pleno en 2017 la retirada del nombre de una avenida de la ciudad a Ramón de Carranza (actual avenida 4 de diciembre de 1977).
Ahora, en esa misma línea y también en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica y de la Ley de Memoria Histórica y Democrática de Andalucía, el Consistorio gaditano va a proceder a renombrar el estadio municipal, aunque duela a los nostálgicos y a los que ignoran (y quieren ignorar) el pasado.
Las citadas leyes recogen que las administraciones públicas, en el ejercicio de sus competencias, tomarán las medidas oportunas para la retirada de escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la dictadura, y que tienen la obligación retirar cualquier simbología franquista existente en el espacio público y equipamientos oficiales.
Igualmente, en el Catálogo para la retirada de la simbología de la ciudad, aprobado en Junta de Gobierno Local en abril de 2019, se dictaminó la retirada de simbología franquista existente y vinculada a dicho alcalde franquista.