El castillo de Santa Catalina de Cádiz acoge este verano, hasta el 16 de septiembre, la exposición de pinturas y grabados de Nicoletta Tomas Caravia, ‘Nicoletta. Un camino con corazón’, organizada por la concejalía de Cultura del Ayuntamiento.
Cuadros con colores otoñales, que trasladan al mundo de los sueños, paisajes imposibles, exploradores espaciales, ciudades que solo nos encontraremos si Morfeo nos lo permite. Grabados que sirven de base para sus obras mayores. Animales y hombres fuera de contextos naturales que harán que vuela la imaginación.
Magistral, llega al alma, esta exposición que los gaditanos podemos disfrutar en la Sala Nicolás del castillo de Santa Catalina. Sin tener una gran educación artística, una cosa tengo clara: lo que me gusta. Y esta pintura me ha emocionado. Un estilo onírico, que extrapolándolo a otros artes me ha recordado los cómics de Moebius y la obra literaria de Terry Pranchett.
Una visita (gratuita) imprescindible para los adultos y obligatoria para los niños si queremos que aprecien el arte.
“La pintura ha ido creciendo en mí y yo en ella, vamos de la mano porque es un lenguaje intimo entre mi alma y yo. Aprendo con ella. Habito el reino de la forma para dejar que hablen sentimientos profundos, espejos de mi mundo al mundo, de fuera a dentro y de dentro a fuera. El campo de batalla siempre en mi interior, y la imaginación de compañera. No me interesa tanto una obra por cómo está ejecutada, sino por su capacidad de nutrir al que la mira, de hablar directamente al corazón de las personas”, suscribe Nicoletta Tomas Caravia (Madrid, 1963, “de madre griega, padre español, abuela austriaca”) sobre su propio arte. DIARIO Bahía de Cádiz