JORNADA 21. El Ramón de Carranza despedía en la noche del sábado pre festejos navideños, sin agua tras varias jornadas de temporal, el año 2019 y la casi inmaculada primera vuelta de liga en Segunda. Con el Cádiz como sólido campeón de invierno y líder destacado, hiciera lo que hiciera frente al Numancia. Y tras dos victorias asturianas en la misma semana, en casa del Oviedo y del Lealtad de tercera en Copa (el próximo rival en el torneo del KO, en enero, el Logroñés).
Sin novedades en el once inicial cadista: Cifuentes, bajo palos; Iza Carcelén, Pacha Espino, Sergio González y Fali, en defensa; Edu Ramos y Garrido, en el centro del campo, con Álex Fernández más adelantado a su aire; y arriba, Salvi y Perea en los extremos, y Choco Lozano en la delantera. Y si novedades en la grada, con cerca de 14.700 asistentes, pese al tiempo regulero.
Un tímido disparo de Higinio se convertía en lo poco destacable del inicio del choque, con los sorianos dueños del balón y el Cádiz, a la espera. Hasta que en el minuto 12, la efectividad y confianza amarilla se hacían presentes una vez más. Alberto Perea, a lo chupón, se desplazaba desde la izquierda por la frontal, veía hueco, disparaba, y el primero de la noche.
El 1-0 no cambiaba la dinámica, con el Numancia acumulando minutos con el esférico sin terminar de hacer daño arriba, y los de Cervera, cómodos y gustándose, dando la sensación de poder rematar la faena en cualquier momento. ¿Relajación incluso (en el verde, y en la grada)? Viendo el tanto del empate, lo parecería: Derik, solo, marcaba en un saque de esquina en el 40. Con las tablas en el marcador, las urgencias cambiando de lado y una ocasión de Álex, se alcanzaba el ecuador.
La segunda mitad se ponía a rodar con el árbitro como triste protagonista: un posible penalti sobre Salvi, revisado por el tostón del VAR; videoarbitraje que también se colaba en una acción del sanluqueño que el de negro terminó expulsando con roja directa al interpretar una supuesta agresión al caer sobre un rival y pisarlo fortuitamente.
Con diez hombres, el colegiado acribillando a tarjetas a los de casa, hasta a suplentes en la banda, y el público calentito, Álex estaba a punto de hacer el segundo en el 57. Un partido roto por tanto parón, protesta y VAR. VAR que volvía a entrar en una falta lateral al borde del área, que terminó señalándose como pena máxima ante la incredulidad de todos. En el 63, Curro no fallaba desde los once metros. Dos minutos después, el 1-3, otra vez de Curro, aprovechando el desconcierto total (y algún desafortunado lanzamiento de botellas desde fondo sur).
Quezada y Querol entraban al campo por Pacha y Choco, y el Cádiz, herido y en inferioridad, se iba arriba, no le quedaba otra. Y en el 76, el recién incorporado David Querol estaba avispado y metía la pierna antes de que llegara el portero a un centro por la derecha para estrechar el marcador, el 2-3, y ponerle nervio al tramo final de acoso, ya con Jurado en lugar de Garrido.
El volcarse arriba podía acabar bien, o mal. Y en el 88, los numantinos culminaban una contra, haciendo el cuarto, gol de Higinio. Se acabó, pese a los seis minutos de tiempo extra y un trallazo con intenciones de Edu Ramos. Y la grada gritando, pese a todo, pese a la primera derrota como local del curso, “¡campeones, campeones!”. La pitada al árbitro y la ovación a los jugadores cerraron este ilusionante 2019 para el cadismo.
“Esta ha sido nuestra cuarta derrota y en la mayoría nos expulsaron jugadores. Tenemos que jugar nuestro partido y este tipo de encuentro de perder los papeles no nos vienen bien”, reconocía Álvaro Cervera en su rueda de prensa postpartido; asumiendo más allá del arbitraje (“son seres humanos y se pueden equivocar”) que “la clave ha estado en el gol del empate. Lo tengo que ver porque no me lo termino de creer”. DIARIO Bahía de Cádiz