En pleno barrio de El Pópulo, uno de los ejemplos de la lucha por la vivienda y frente a la turistificación que va sufriendo la capital gaditana, se ha dado a conocer públicamente el nacimiento del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Cádiz; un paso firme contra la especulación y los alquileres abusivos. En una ciudad donde cada vez es más difícil vivir de alquiler, “nos organizamos para defender nuestro derecho a una vivienda digna”.
Al respecto, desde hace meses en la ciudad ya existe una plataforma, Cádiz Resiste, que pone en el foco la crisis habitacional que soporta Cádiz, y que exige alternativas al modelo turístico masivo y especulativo que está expulsando a muchos vecinos de sus hogares.
Por su parte este Sindicato de Inquilinas (que ya existe en otras ciudades españolas como Barcelona o Madrid) dice surgir como una herramienta de autoorganización de la clase trabajadora para luchar por el derecho a la vivienda de las más de 20.000 personas que viven de alquiler en Cádiz “soportando precios cada vez más altos”, y además para luchar por el derecho a la vivienda “frente a la especulación inmobiliaria y turística que se está dando en la ciudad, “que al mismo tiempo que está en caída libre de población con sus peores datos históricos (apenas 110.000 habitantes), cosechó en 2024 los récords históricos de precios de alquiler y venta de vivienda”.
En este sentido, nace en respuesta a la “grave problemática habitacional” por la presión generada por un modelo turístico especialmente basado en los alquileres vacacionales (y las viviendas de uso turístico legales e ilegales), que desplaza a los vecinos y dispara los precios. A esto se une que Cádiz “sufre un problema de especulación inmobiliaria derivado del poder e impunidad de los rentistas y asustaviejas que viven de las rentas y del trabajo de los inquilinos”, se denuncia.
En la nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, este colectivo remarca que se regirá por la defensa del derecho universal a una vivienda digna, propugnando una bajada de los alquileres y la desmercantilización de la vivienda, “luchando básicamente contra la especulación inmobiliaria y la turistificación”.
Y entre sus objetivos ambiciosos se encuentran la recuperación de pisos turísticos y de alquiler temporal para uso residencial, lograr contratos de alquiler indefinidos, la bajada de los alquileres al 50% y el fin de los asustaviejas desde la expropiación de fincas de grandes propietarios y de las viviendas vacías.
“ORGANIZAR LA DEFENSA PREVENTIVA COLECTIVA”
Como portavoz del flamante Sindicato de Inquilinas de Cádiz, Claudia Ochoa incide en que “cada vez es más difícil vivir en Cádiz, donde cada vez hay menos casas para vivir y más asustaviejas y rentistas”.
“En Cádiz hay una gran cantidad de bloques y fincas enteras que están en manos de propietarios únicos o grandes tenedores, lo que pone en riesgo la estabilidad de las inquilinas”, añade Ochoa, que expone que “la venta de estos edificios puede significar desahucios masivos, expulsando a familias trabajadoras de sus hogares y favoreciendo la especulación y la turistificación”.
“Un sindicato es clave para organizar la defensa preventiva colectiva frente a estos abusos”, apostilla.