El Ayuntamiento de Cádiz ha presentado la solicitud a la convocatoria de ayudas del programa 1,5% Cultural del Ministerio de Fomento para que se acometa la rehabilitación de la Casa Palacio de los Marqueses de Recaño, con objeto de convertirla en sede del prometido desde hace años Museo del Carnaval.
El presupuesto general total que se recoge en el proyecto básico de reforma de este palacio del siglo XVIII en el centro histórico de la capital gaditana asciende a cerca de 1,9 millones de euros, y en el caso de que el Consistorio obtenga esa ayuda estatal tendría que aportar en torno a los 480.000 euros de esa cuantía total, se subraya en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
El alcalde, José María González ‘Kichi’, ya ha manifestado en varias ocasiones la apuesta del actual equipo de Gobierno por albergar el Museo del Carnaval en este inmueble de titularidad municipal y que está en buenas condiciones, aunque precisa de una buena reforma para adecuarlo al uso que tendría en el futuro.
Eso sí, debido al máximo nivel de protección del edificio, que es un Bien de Interés Cultural (BIC) desde el año 2005, la intención es modificarlo lo menos posible y respetar su ornamentación.
“Dada la situación de las arcas municipales, el Ayuntamiento no puede afrontar la construcción de un edificio de nueva planta para albergar el Museo del Carnaval, y tampoco es una prioridad teniendo en cuenta que disponemos en la ciudad de un patrimonio histórico sin uso, como es el caso del Palacio de Recaño, que cuenta con casi 3.000 metros cuadrados y cumple con todas las condiciones para acoger el proyecto museístico. No aprovechar un espacio así no tiene sentido”, subraya el primer edil de Por Cádiz sí se puede.
Asimismo, destaca la “buena ubicación de esta joya de la arquitectura palaciega de mediados del siglo XVIII” que se sitúa en el número 10 de la calle Marqués del Real Tesoro y se encuentra a 400 metros de la plaza del Corralón, en el barrio de La Viña, y a la misma distancia del Gran Teatro Falla; además de a unos 70 metros de la casa natal de Antonio Rodríguez, el Tío de la Tiza, en la calle Rosario Cepeda, 7.
El equipamiento dispone de planta baja, entreplanta y tres plantas. Al edificio original se le añadió posteriormente un anexo donde se ubicó el colegio de Jesús, María y José, cuyas aulas hicieron las veces de camerinos entre los años 87 y 90 y durante la preselección del 91 del siglo pasado, cuando el concurso de agrupaciones se trasladó al Teatro Andalucía con motivo de la rehabilitación del Falla. Su último uso fue el de sede del Conservatorio de Música Manuel de Falla. Fue devuelto por parte de la Junta de Andalucía tras la puesta en marcha de la Casa de las Artes en el barrio de Astilleros.
La idea de abrir en la ciudad el Museo del Carnaval es una iniciativa en la que se trabajaba a varias bandas desde 2002 –de hecho se creó con dicho objetivo la Fundación 1884 Casa Museo del Carnaval de Cádiz-, inicialmente con la implicación de la Junta de Andalucía, aunque parece que se ha desvinculado en los últimos años. Eso sí, se supone que en los últimos tiempos habría ofrecido la desaprovechada Casa Pinillos, en la plaza de Mina –un edificio rehabilitado como ampliación del Museo Provincial, pero todavía sin uso- para que el Ayuntamiento instale allí el proyecto carnavalesco temporalmente.
Durante los mandatos del PP y Teófila Martínez como alcaldesa, se proyectó este equipamiento, reivindicado regularmente en las coplas por febrero, en la plaza de la Reina, en la Viña, para posteriormente prometerse en la plaza Guerra Jiménez junto al mercado central, y volver otra vez a la primera ubicación que se planteó. Incluso se convocó un concurso que ganó el arquitecto Rafael de Giles, y cuya propuesta luego se descartó. El actual bipartito apuesta ahora por el Palacio de Recaño, donde la derecha barajó en su día abrir el Archivo Municipal: de hecho, a finales de 2014, el Consistorio ya anunciaba que iba a acudir a este 1,5% cultural para acometer dicha obra.
EL ANTEPROYECTO DEL FUTURIBLE MUSEO
De hecho, el Ayuntamiento cuenta ya con un anteproyecto para la ubicación del Museo del Carnaval en este palacio. En dicho documento se recoge la distribución de los usos por plantas, de tal manera que en la planta baja se ubicarían dos elementos esenciales: la exposición permanente y el pequeño Teatro de El Tío de la Tiza. Y a pie de calle se situarían el vestíbulo de recepción, la consigna, una tienda y un café-bar, además de servicios higiénicos, como en el resto de plantas. Y no se descarta la posibilidad de recuperar el aljibe como estudio de grabación si las condiciones lo permiten.
La entreplanta contendría una Sala de Juntas y Prensa, salas de exposiciones temporales, el Centro de Proceso de Datos ubicado en el interior del laboratorio de digitalización y el Archivo-depósito documental de originales en proceso de digitalización, además de una biblioteca, una fonoteca, una mediateca, cabinas de audición y visionado, y los talleres de conservación y restauración, siendo uno de material textil, para los fondos de guardarropa, y otro de restauración de documentos en distintos soportes, como papel, cartón, cintas magnetofónicas, vinilo, pizarra, etcétera.
En la primera planta funcionarían dos salas de investigadores, la sala de firmas y recepción de visitantes destacados, despachos de dirección, de jefatura de administración y oficinas de auxiliares administrativos. Y la segunda planta, según recoge el anteproyecto, se dedicaría a la docencia, con cuatro aulas para cursos y talleres.
La tercera emplearía inicialmente las cinco salas como almacenes provisionales de clasificación de materiales hasta la ubicación definitiva de estos. Abierto el Museo, pasarían a ser utilizadas como salas para reuniones puntuales de colectivos, el paraninfo permitiría celebrar bodas civiles, inauguraciones y otros actos sociales. Y en el altillo la intención es recrear el ambiente de un lavaero.
Por otra parte, el anteproyecto museístico recoge también una previsión inicial de personal, estableciendo entre 31 y 34, como mínimo, los puestos de carácter fijo que trabajarían en este Museo del Carnaval, que se viene demandando por los colectivos implicados una y otra vez.
El antiguo Palacio de los Marqueses de Recaño fue levantado hacia 1730 en la zona más elevada del casco histórico. Sigue el esquema habitual de las casas de cargadores a Indias, que en esta ocasión se adapta a los gustos del barroco dieciochesco, caracterizado fundamentalmente por el afán de verticalidad.