JORNADA 1. Vuelve a rodar el balón, tras una pretemporada igual de raruna, incierta y atípica que todo en general, desde que estallara a dichosa pandemia del coronavirus. De hecho, en la tarde del mismo sábado se anunciaba el aplazamiento del ¿necesario? Trofeo Carranza previsto para el día 15 ante el Atlético de Madrid, por positivos entre los colchoneros (entre ellos, Simeone).
Y el todavía Ramón de Carranza se estrenaba, quince temporadas después como estadio de Primera, pero sin salsa, sin público, sin la esencia de este deporte-negocio (y sentimiento) de masas. En el curso en el que el Cádiz CF celebra sus 110 años, disputará su campaña número trece en la elite del fútbol nacional.
“Ahora se trata mantenernos y consolidarnos”, es el mensaje que se lanza desde el saneado club amarillo, que sabe que en la llamada LaLiga Santander tocará sufrir, de lo lindo, cada partido, tras cuatro campañas en la categoría de plata en las que el aficionado se ha malacostumbrado a ver a su equipo casi siempre luchando en la zona alta de la tabla.
“Es primordial dejar la portería a cero. Competiremos en cada partido siendo solidarios, defensivamente fuertes, con transiciones rápidas. Fuertes a balón parado. El reto es complicado, pero seguiremos con nuestras armas”, resumió en la rueda de prensa pre-partido el segundo entrenador amarillo, Roberto Perera, que sustituía a Álvaro Cervera, en cuarentena al dar positivo por Covid-19, dictando las órdenes desde el banquillo en este inicio liguero frente al Osasuna, con levante moderado en la Tacita.
Y el primer once local de la campaña, nada lejano al de las últimas jornadas en Segunda, y es que el mercado de fichajes este verano apenas se ha movido todavía, y no solo en las oficinas cadistas, donde la operación ‘dejen salir antes de entrar’, no está siendo fácil. Así, en la portería aparecía David Gil, el suplente de la pasada campaña; Pacha Espino, Iza Carcelén, Marcos Mauro y Juan Cala, en defensa; Sergio González y el capitán José Mari, en el centro del campo, con Bodiger más adelantado; y arriba, Pombo, Salvi y el veterano Álvaro Negredo, de las pocas contrataciones, de momento, de entidad.
REMANDO A LA CONTRA DESDE PRONTO
Tras el recuerdo a los aficionados amarillos fallecidos en el último año y en especial a Michael Robinson, ligado tanto al conjunto navarro como al gaditano, se pitaba el inicio, y al cadismo le tocaba conformarse con vivir la ansiada vuelta a Primera por televisión, en el sofá o en el bar.
Un encuentro, en sus inicios, más parecido a una pachanga amateur que a fútbol de primer nivel (incluido el eco en el graderío), con un disparo lejano de José Mari para romper el hielo, y el 0-1 subiendo al marcador demasiado pronto, en el minuto 9: el canterano Sergio González (el curso pasado comenzó en Tercera) fallaba un pase en el centro del campo y Adrián López se plantaba sin oposición ante Gil, y no perdonaba. Primer error y gol en contra. Cervera debía estar contento desde su confinamiento particular.
Trataba de reaccionar de alguna manera el Cádiz, y Pombo, de lo poco salvable entre los de casa, gozaba de una medio ocasión en el minuto 16, que se iba fuera. Los de Arrasate, por momentos o presionaban muy arriba y esperaban muy atrás, y en ambos casos, a los debutantes en Primera se les veía incómodos, y faltos de ritmo competitivo. Un buen centro, de nuevo de Pombo, lo repelía el portero y no encontraba rematador, en el 36.
EL SEGUNDO GOL VISITANTE MATÓ LA PARTIDA
Con el cambio de Malbasic por Bodiger se adentraban los amarillos en la segunda mitad, de entrada con apenas acercamientos a las áreas, mucha lucha estéril y escaso fútbol. En el 62, Iza disponía de ocasión de falta directa, centradita, pero el balón iba a las manos del meta. Y tocaba mover de nuevo el banquillo: entraban Álex Fernández y Jonsson (otro de los fichajes de este verano) por José Mari y Mauro, con lo que Sergio González retrasaba su posición a central.
En el minuto 71, Salvi disparaba desde el borde del área, flojito, pero un minuto 72, el lanzamiento de Pombo iba con más intenciones, y al menos se rascaba un córner. Y para la recta final se confiaba en Choco Lozano e Iván Alejo, yendo al banquillo Salvi y Negredo. No obstante, ese último arreón que se esperaba de los amarillos se frustró en el 79, con el segundo tanto pamplonica, firmado por Rubén García revolviéndose dentro del área.
Ya sólo quedó la agonía de esperar al pitido final, sumando cinco minutos de propina. Derrota para estrenar el campeonato en la que los de Cervera (que ya avisaba tras alguno de los partidos de pretemporada que Primera era otra cosa, no lo que se veía en esos ensayos) hicieron lo que pudieron ante un Osasuna sin alardes pero serio. Habría que preguntarse si este mismo partido de debut en la categoría, con el calor de la grada y Carranza empujando, hubiera tenido el mismo desarrollo… ¡Queda un mundo! DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway