El Carnaval de Cádiz 2020, en la noche del martes, tuvo como acto principal el pregón del dios Momo organizado por la Federación Provincial de Peñas Gaditanas, previo a su simbólica quema, a cargo este año de Manolín Santander, el hijo de Manolo Santander, fallecido el pasado septiembre.
Un emotivo acto acompañado por las coplas de diferentes agrupaciones y la antología de la propia chirigota de Santander, a modo de testamento carnavalesco dejado por su padre; y con el apoyo guasón de Carlitos Pérez (inseparable en los últimos años de la chirigota del de la Viña), en el papel de angelito.
“Con este documento, sólo quiero que entendáis / que hay que cuidar con mimo las cositas de Cai. / Yo fui un gaditano de los pesados, / pero el amor a mi tierra, nunca dejé de lado. / Con la temática de mis chirigotas, me quisieron llegar a ofender / ¡¡si soy una chirigota de Cádiz, ¿a qué le voy a cantar, joé??!! / Por eso, quiero dejar mi legado, que no es cuestión de fe, / que es la palabra de un chirigotero y el que la coja, pa él”, se iniciaba este pregón.
Un pregón-testamento que pasa por la cantera (“cuidadme a los chiquillos, para que esto nunca muera / cuidadme mi Carnaval, cuidadme mi cantera”); el papel de la mujer en la fiesta (“que haya más mujeres que escriban, que haya más mujeres que canten, / que ellas volverán loco, al mismísimo viento de levante”); de los poetas que dicen cositas (“aún nos quedan autores que nos aportan su frescura y valentía”); de la música (mi pena será por siempre no haber sacado un coro, / ya que el tanguillo gaditano vale su peso en oro”); de los grupos que salen entre amigos (“esos mismos que empezaron en un corrillo, / jugando a ensayar, / se dieron cuenta carnavaleando / del valor de la amistad”); de los obreros del carnaval (“ojalá nunca se pierda / lo que se aprende en la calle / y te transforma en carnavalero, / para tener la fuerza, la garra y el pellizco / que tienen los obreros”); y hasta de la lealtad (“en mi testamento quiero darle un sitio /a todos esos que guardan lealtad, / aun sabiendo que su poeta / no volverá a estar”).
Avanzado el acto, tocó acordarse de Juan Carlos Aragón y del propio grupo de Manolito Santander…, “ay, Juan, cuánto veneno conseguiste dejar, / tanto para la gente de Cádiz, / como para los de fuera. Conseguiste con tus coplas / traspasar fronteras… / Fuiste santo y seña de los rebeldes, / esos que querían la crítica social, / donde los demás autores / no eran capaces ni de mirar… Ahora viene lo más complicado / ¡hablar de los hombres / que defienden mi legado! / Esos hombres que me acompañaron / en mi último invierno. / Los mismos que por mi / irían al infierno”.
Y antes del final con el ya mítico pasodoble del ‘Me han dicho que el amarillo’ y el credo ‘Los peregrinos’ de Aragón mientras se prendía fuego a Momo en San Antonio, llegó el adiós de este testamento leído por Manolín: “fui feliz en la tierra / con mi familia y mis amigos / y, aunque me fuera para el cielo, / Cádiz mío, yo no te olvido. / Andaré por tus calles y plazas, / estaré en cada música que lleve el tres por cuatro, / estaré cuando mis hijos / te canten en el teatro”.
Un texto salpicado de actuaciones intercaladas: las agrupaciones de la cantera ‘Los Purry babys” y ‘Los burritos’; la comparsa ‘Sólo sé que no se nada’ (en la que participa la hija de Manolito); la comparsa ‘La ciudad de dios’; la mini orquesta de coro con Marta Ortiz al baile; la comparsa ‘Los aislados’; la comparsa ‘Los encaidenaos’; el Libi, Magaña y Hugo (debatiendo sobre los cuartetos); ‘La banda del capitán Veneno’; y ‘El batallón rebaná’.
“Hay una cosa / que el mundo debe de saber: / que, por mucho que yo haga la quema, / el Carnaval no se va a perder… / cambiaron las fechas, / cambiaron gobiernos, / pero nunca consiguieron que se perdiera / la fiesta del pueblo. / Y sobre todo no se pierde / por una sencilla razón: / porque la gente / es la que lleva el timón”, sentenciaba el Gran Momo, antes de cerrar “con la frase de mi amigo. / Porque yo creo / en la vida eterna de los carnavales”. DIARIO Bahía de Cádiz