Aguas de Cádiz ha vuelto a recordar estos días el coste económico y medioambiental que supone el mal uso de las toallitas higiénicas. En esta ocasión, con cifras: de las más de 653 toneladas de residuos sólidos (lodos, arena, basura…) extraídos en casi un año (desde junio de 2018 hasta mayo de 2019) de la red de saneamiento de la capital gaditana, se estima que más de 430 toneladas han sido estas toallitas que se tiran alegremente al inodoro.
Esta empresa municipal subraya que dedica un “gran esfuerzo” a la limpieza de los 175 kilómetros de su red de saneamiento y de las 11 estaciones de bombeo de aguas residuales repartidas por la ciudad. Un esfuerzo que “es aún mayor a causa del consumo cada vez más común de estas toallitas higiénicas puesto que éstas forman enormes madejas en las tuberías imposibles de deshacer produciendo atascos y deterioros en la red y las estaciones de bombeo”.
Por ello, Aguas de Cádiz ya inició el año pasado una campaña informativa de concienciación ciudadana para advertir sobre los perjuicios que ocasiona el tirar toallitas al inodoro puesto que, aunque en el envase especifiquen que son biodegradables, en realidad este proceso tardaría años y no se diluyen durante el tiempo en el que transcurre por la red. De este modo, los técnicos de la empresa aconsejan una y otra vez no arrojarlas al inodoro “con independencia de las indicaciones que figuren en el etiquetado de estos productos”.
De hecho, estas toallitas pueden contener poliéster, madera, fibras textiles, algodón y productos químicos que contienen aceites y grasas “que impiden que se disuelvan” desde que se tira al váter hasta que llega a red de saneamiento, recorre tuberías y estaciones de bombeo antes de llegar las aguas fecales a la depuradora.
“Las inversiones en obras civiles de saneamiento no serán suficientes para evitar los atascos en las tuberías y estaciones de bombeo que producen estas enormes masas sólidas”, remarcan desde Aguas de Cádiz. Además, deben ser retiradas, en muchas ocasiones, de manera manual por los operarios, con el coste que ello supone en tiempo y recursos.
Por todo ello, además de concienciar a la ciudadanía, los operadores del servicio de agua y saneamiento piden a la Unión Europea que legisle en busca de soluciones al respecto como, por ejemplo, que en los paquetes de las toallitas no se ‘invite’ al cliente a que las tire al inodoro.