La APBC ha conseguido reducir a tres el número de buques en estado de abandono localizados en la zona de dominio público portuario, que a principios de 2014 ascendía a nueve. El pasado ejercicio, tras mucha insistencia, se consiguió que el Juzgado autorizará la enajenación de siete embarcaciones cuyos depósitos además de mala imagen, ocasionan gastos.
La Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz (APBC) ha conseguido reducir a tres el número de buques en estado de abandono localizados en la zona de dominio público portuario, que a principios de 2014 ascendía a nueve.
Tras reiterar ante las autoridades judiciales competentes la autorización para enajenar las embarcaciones en esta situación, el Puerto gaditano ha logrado durante el pasado año, con la colaboración judicial, subastar buques como el ‘Fraternité’ (abandonado desde 2006), ‘Zudar Primero’ (2008), ‘Frescomar 3’ (2009), ‘Cristina’ (2009), ‘Sonho de Menino’ (2010), ‘Joao Fuzeta’ (2012) y ‘Nikolay’ (2012).
Quedan pendientes aún de resolución judicial los buques ‘Louisa’, incautado en 2006 en El Puerto de Santa María e inmerso desde entonces en un complejo procedimiento judicial, y el ‘Katerina’, atracado en el Muelle de Las Américas (dársena de Cádiz) desde el 23 de abril de 2013, inmovilizado en el puerto por el Juzgado de lo Mercantil número 1 de Cádiz, mediante embargo preventivo. En marzo de 2014 se incautó un nuevo buque, el ‘Submarina VI’, que está pendiente de la Agencia Tributaria de Jerez.
De esta forma, en enero de 2015, son tres los buques en estado de abandono que permanecen en las instalaciones del Puerto de la Bahía de Cádiz.
La APBC, en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz, considera que la colaboración de la administración judicial es esencial para la seguridad de la navegación marítima y para el desarrollo de las distintas actividades portuarias, por lo que sigue reclamando colaboración para la resolución de los casos pendientes, no sólo por los gastos que le ocasionan estos depósitos sobre los que no tiene competencia alguna, sino también por el tiempo que tardan en resolverse y la mala imagen que estas embarcaciones abandonadas provocan en las dársenas, como han denunciado en reiteradas ocasiones los ayuntamientos y las asociaciones vecinales, entre otros colectivos.