Un Cádiz ordenado plantó cara en Balaídos en la primera mitad, mas todo se torció tras el descanso en cuanto el Celta daba un pasito adelante, se acomodaba, achuchaba, y goleaba (3-0). Los de Sergio González volvieron a mostrarse frágiles, desnortados y sin saber reaccionar en cuanto se vieron con un gol en contra.
JORNADA 4. “El otro día nos pegamos un golpe muy fuerte, el equipo ha entendido lo que tenemos que mejorar”. Así se volvía a pronunciar el entrenador de un necesitado Cádiz CF en la previa del choque de este viernes ante el Celta, todavía con remordimientos tras el penoso espectáculo ofrecido el lunes en casa ante el Athletic Club.
Una nueva ocasión, perdida, para tratar de rebajar la crispación que se vive en el cadismo (mosqueada con la gestión del club, también con el uso recurrente de las calzonas amarillas cuando no es necesario…), de demostrar que con estos hombres (los que hay) se puede ser competitivo en Primera y para empezar a puntuar; una vez cerrado el mercado de fichajes de verano con salidas (las últimas, las de Martín Calderón, Perea y Pombo) y ninguna llegada, salvo las ya confirmadas días atrás del uruguayo Brian Ocampo y del belga-congoleño Bongonda. Además, este Cádiz 2022/2023 presenta como caras novedosas a Awer Mabil (y parece que se ha querido ceder a última hora), Joseba Zaldua y Antonio Blanco; se ha adquirido la propiedad de Chust, Alcaraz y San Emeterio; se ha rescatado al delantero Álvaro Giménez, y se ha subido del filial a Momo Mbaye.
Y para el once inicial en Balaídos, Sergio González recurría a Ledesma en portería; Zaldua, Chust, Luis Hernández y Pacha Espino, en defensa; San Emeterio, Blanco y Alarcón en el centro del campo, con Alejo y Ocampo (que apenas lleva unos días en este lado del Atlántico) en los extremos y Choco Lozano como hombre más adelantado.
No pasó casi nada en el primer cuarto de hora, pero al menos se veía a un conjunto visitante correcto, serio, presionando y sin dejar hacer a los vigueses. Un choque equilibrado, sin ritmo, sin verdaderas ocasiones, que avanzaba hacia el minuto 30 con poco reseñable, salvo las ganas del debutante Ocampo, con hechuras por su banda.
Un contragolpe llevado por Iván Alejo y Brian Ocampo, que nadie sabía concretar; y un trallazo lejano de Óscar que atrapaba Conan en dos tiempos, las dos acciones más interesantes en ambos campos de la fase previa al pitido que marcaba el ecuador de este soso encuentro; con un equipo amarillo hasta el momento digno, sin hacer el ridículo de citas precedentes.
LOS LOCALES BAILAN A UN CÁDIZ INFERIOR EN LA SEGUNDA MITAD
Pero todo se torció tras el paso por las duchas y los cambios de Coudet. Los gallegos daban un pasito adelante con el reinicio del partido y ponían en ciertos aprietos a los gaditanos, como la oportunidad de Unai Núñez en el 50. El Celta ahora se sentía cómodo y el Cádiz superado. Y cinco minutos después, Iago Aspas se inventaba el 1-0, aprovechándose de una defensa pasiva y un rebote.
Los visitantes estaban tocados y se acabó el orden, y el Celta lo aprovechaba a la perfección: el debutante Larsen cabeceaba y la pegaba en el palo; Gabri Veiga probaba desde lejos y la pelota se iba fuera por nada; y a la tercera era la vencida, en el 61 subía al marcador el segundo gol firmado por Óscar Rodríguez, culminando una muy buena jugada colectiva.
Y Sergio movía el banquillo: Lucas Pérez, Sobrino y Bongonda entraban por Lozano, Alejo y Fede San Emeterio. Se mantuvo algo la hemorragia, y Álex Fernández y Álvaro Giménez reemplazaban a Blanco y Ocampo. Pero para nada, en el 75 Aspas, solo, marcaba el 3-0. Otro golazo.
Este Cádiz ha arrancado la presente campaña inoperante arriba, débil atrás, y encima siendo incapaz de sobreponerse a los contratiempos. ¿La lucha no se negocia? Quedó lejos el espíritu de Cervera. Se han consumido cuatro jornadas y las estadísticas no pueden ser más deprimentes para el colista y su afición: cero puntos, diez goles en contra y cero a favor sin apenas acumular disparos entre los tres palos. Y lo más preocupante, las sensaciones de equipo mentalmente abatido y futbolísticamente incapaz.
“Estamos lejos de lo que queremos ser. El gol de Aspas nos ha dejado grogui”, admitía Sergio González tras el encuentro, incidiendo en que “no estamos haciendo bien las cosas, les he dicho a mis jugadores que tienen que volver a confiar en ellos; con los mimbres que tenemos debemos convencernos en que lo podemos hacer. Yo sí creo, y se lo transmito a ellos”. DIARIO Bahía de Cádiz