JORNADA 31. En una tarde gris y medio lluviosa de domingo de Carnaval chiquito chiquito, el Nuevo Mirandilla recibía la visita de un Granada que se supone que mira arriba en la tabla, como aspira a hacerlo sin creérselo mucho el Cádiz tras retener con madurez los tres puntos en juego en este nuevo derbi andaluz entre dos conjuntos que la pasada campaña competían en Primera.
“Será complicado, pero en casa somos fuertes y tenemos nuestras armas. Tenemos que estar a un nivel alto, porque para ganar al Granada hace falta hacer las cosas bien a nivel de solidez, trabajo en equipo, de presión… Y después, además, tener brillantez en ataque, sino no es suficiente”, alertaba Gaizka Garitano en la previa.
Un choque para el que, como principal novedad en el once, los amarillos contaban precisamente con un ex del Granada, el infrautilizado Óscar Melendo; David Gil, bajo palos; Zaldua, Climent, Chust y Kovacevic, en defensa; Alcaraz y Diakité, en el centro del campo; Sobrino y Ontiveros de extremos, Melendo en la mediapunta, y el inagotable Chris Ramos en la delantera.
La pelota echaba a rodar tras un minuto de silencio en recuerdo de Nico Hidalgo, quien defendiera la camiseta de ambos clubes, fallecido días atrás con apenas 32 años de edad. Aunque los visitantes comenzaron presionando y agobiando en campo gaditano, la primera tímida ocasión la protagonizaba, chupando, Javi Ontiveros. Sin embargo, en el 7 Tsitaishvili la estrellaba en el palo tras un rápido contragolpe y dejaba mudo a los cerca de 15.000 aficionados en las gradas, salvando a los 200 venidos de la ciudad de la Alhambra.
Tras un inicio dubitativo de los locales, balanza se fue equilibrando y ni uno ni otro terminaba de controlar la situación. En el 23, un centro del marbellí al segundo palo estaba cerca de cazarlo Chris; dos después era un activo Diakité el que probaba desde lejos, desviado. Y casi de forma inesperada, el 1-0 subía al marcador en el 28, firmado de un avispado Chris Ramos que se aprovechaba de una indecisión-resbalón de Mariño, el portero nazarí, despistado por un deficiente pase atrás de Hongla.
Al conjunto entrenado por Escribá le sentó mal el gol en contra y no mostró reacción alguna ante un Cádiz que se dedicó a marear el balón casi hasta el pitido que marcó el ecuador de la primera mitad, sumando un minuto de propina.

SÓLO SE SUFRIÓ ALGO AL FINAL
La segunda parte arrancaba con otro chaparrón, y movimiento en las filas amarillas, entraba Fede San Emeterio por Diakité, con tarjeta amarilla (y en pleno Ramadán). Los de Garitano parecían tener controlada la situación, sin arriesgar merodeaban de tanto en tanto el área de los rojiblancos, a los que les costaba un mundo profundizar en el campo rival. En uno de esos contados acercamientos a trompicones, Tsitaishvili disparaba alto en el minuto 58.
Entrados ya en el 65, se retiraba ovacionado Melendo y se incorporaba en su lugar Matos. Rubén Sobrino cabeceaba fuera un balón en un córner que sólo debía empujarlo, y superado el 70, era Ontiveros el que lanzaba colocado desde el borde del área, a las manos del guardameta.
El Cádiz hasta se gustaba en ciertos momentos con buen juego combinativo mientras los granadinos seguían exhibiendo falta de ganas, motivación y actitud. Y al borde del minuto 80 se marchaban Ramos y Ontiveros, reemplazados por los dos Fernández, Carlos y Álex.
Ya en la recta final, el Granada por fin trataba de dar un paso adelante y a los gaditanos empezaban a temblarles las piernas, cierto miedo a ganar sin apenas haber sufrido. Al menos se salía un momento de campo propio y una contra amorfa terminaba con disparo fácil de Matos; en la réplica, David Gil detenía sin problemas un disparo con intenciones del rival.
Entretanto, Escalante salía por Alcaraz para perder un poco más de tiempo. Hubo más tensión que juego en los cuatro minutos extra del descuento, y con el pitido final del árbitro, se confirmaba que los tres puntos se quedaban en la Tacita. Tres puntos más para un Cádiz maduro y efectivo que suma 44, sube al noveno puesto de la tabla y otea puestos de liguilla de ascenso a siete puntitos… hasta se escuchó algún grito de “sí se puede” desde la grada entre la euforia de la celebración.
Bajando los pies a tierra, el entrenador vasco apuntaba en rueda de prensa que “no miro la clasificación, sólo pensamos en ganar cada partido, eso nos acerca a arriba y nos aleja de abajo. Sobre el campo tenemos las cosas claras, y el objetivo es tratar de llegar lo más arriba que podamos”. Sobre el encuentro, Garitano se mostraba “muy contento con el trabajo del equipo. Ha sido una victoria muy importante ante un gran rival. Un partido disputado en el que hemos aprovechado el error del Granada y luego hemos defendido perfecto, sin cometer ni un error”. DIARIO Bahía de Cádiz