La empresa Ferrovial Construcción se ha adjudicado los trabajos que deben culminar, de una vez, la eternizada obra del túnel de acceso a la futura nueva terminal de contenedores del Puerto de Cádiz.
Se trata de una vía de 1,2 kilómetros de longitud total, con 870 metros en túnel, cuya obra inicial se adjudicó en noviembre de 2014 y se rescindió debido a distintos problemas en la ejecución con la constructora en junio de 2017, un mes después de que se inundara por completo.
La ahora llamada segunda fase de estos trabajos se ha adjudicado por 20,4 millones de euros y un plazo de ejecución de 18 meses. Salvo nuevos contratiempos, contempla la finalización del (falso) túnel (construido mediante la técnica cut and cover), que discurre en todo su trazado bajo los terrenos de Navantia, y que quedó inconcluso por problemas en la construcción de la primera fase.
“Se garantiza, de esta forma, la conectividad terrestre de la nueva terminal de contenedores, culminándose un proceso que se inicia en mayo de 2019 y en el que la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz ha desarrollado distintas actuaciones destinadas a recuperar el túnel, reparando la principal vía de agua y secundarias que lo mantenían inundado, vaciándolo y estabilizando finalmente las partes de la estructura que presentaban riesgo de deterioro”, se repasa en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Además, para decidir la alternativa de reparación del túnel definitiva se han realizado durante meses múltiples inspecciones y ensayos, que finalmente han determinado las características técnicas del proyecto a ejecutar.
Las estructuras pendientes de ejecutar son un 3% de las pantallas, un 12% de la losa superior (dintel), un 31% de la losa inferior (solera) y el 17% de la excavación interior. Las obras incluyen, además de la pavimentación interior, las instalaciones del túnel, las obras viarias en superficie para adaptarse a las infraestructuras de Navantia, la resolución de las patologías provocadas por los defectos de construcción de la primera fase y la inundación y otras actuaciones auxiliares necesarias.
UNA OBRA GAFADA
El vial que conectará la futura terminal (meses atrás se ha iniciado una ampliación, aunque todavía no ha comenzado a operarse en la zona ya construida) con la avenida de Astilleros a la altura de la glorieta situada junto al Parque de Bomberos discurre en gran parte bajo los terrenos de Navantia en “falso túnel”, ya que este tráfico se considera incompatible con las labores en la propia factoría.
Se trata de una vía de 1,2 kilómetros de longitud total, con 870 metros en túnel, cuya obra inicial se adjudicó en noviembre de 2014 y se paralizó en junio de 2017 debido a distintos problemas en la ejecución.
En el momento en el que se rescinde el contrato, los trabajos (inundados) sumaban un importe de certificación de 15,8 millones, el 73% del total previsto. A partir de entonces, los técnicos se afanaron en solucionar el problema que había ocasionado la vía de agua, para lo que se realizaron multitud de estudios, en los que se ha contado con la colaboración del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas del antiguo Ministerio de Fomento (CEDEX).
Investigado el principal problema de la vía de agua se redactó y se licitó un proyecto de pantallas de pilotes secantes y vaciado del túnel, adjudicado a Constructora San José por más de 2,2 millones, iniciándose las obras en abril de 2019. Pero la complejidad de las reparaciones a efectuar, debido al estado en que quedaron las obras tras la resolución y a la cercanía de la vía de agua con el mar, obligaron a incorporar nuevas soluciones con empresas especializadas, lo que originó la tramitación de un proyecto modificado de las obras, suponiendo un sobrecoste de 870.000 euros.
Tras todas las obras y soluciones proyectadas, el 1 de noviembre de 2021 se daba al fin por vaciado el túnel, lo que permitía a los equipos de obra acceder a su interior para proceder a la limpieza y para implantar un sistema de alumbrado básico y de emergencia.
A partir de ahí, se comenzaron a comprobar las estructuras ejecutadas y realizar ensayos a los materiales que la componen, con la dificultad de tener que implementar en paralelo nuevas soluciones para resolver los problemas de estanqueidad que han ido aflorando, fundamentalmente por defectos de ejecución en las juntas de las pantallas, que tras el largo periodo de inundación se han visto agravados. Parte de estas labores se adjudicaron por 368.000 euros a la empresa especializada Cemosa.