La Junta vendía hace unos dos años una inversión de 300.000 euros para modernizar la cocina del hospital gaditano. Pero se trató sólo de “un lavado de cara” que no llegó a reemplazar aparatos y maquinaria, ni a mejorar la instalación eléctrica. Los trabajadores denuncian incidentes al tocar cualquier aparato o encender los fuego.
Las secciones sindicales de CGT y Autonomía Obrera en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz respaldan íntegramente las reivindicaciones de los trabajadores del servicio de Cocina, que ante la “gravedad” de la situación que padecen han iniciado una recogida de firmas dirigida al gerente, subrayando que “tenemos derecho a venir a trabajar sin miedo a perder nuestra salud o nuestra vida al tocar cualquier aparato o encender cualquier fuego”.
“Las constantes descargas eléctricas, y las puntuales explosiones de gas, han terminado convirtiendo la nueva cocina del hospital en un territorio de elevadísimo riesgo para la salud y la vida de todas las personas que en ella trabajan, lo que, sin duda, no resulta una situación legal, ni justa, ni admisible en unas instalaciones públicas supuestamente renovadas hace apenas año y medio”, apuntan ambos sindicatos en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Fue en el verano de 2020, en los primeros meses de la pandemia del Covid-19, cuando se anunciaron las obras de adecuación y mejora de esta cocina, una actuación en la que la Junta de Andalucía dijo invertir más de 300.000 euros con el objetivo de “modernizar y adaptar estas instalaciones, garantizando en todo momento la seguridad alimentaria”.
ACCIDENTES GRAVES E INCIDENCIAS DIARIAS
Sin embargo, desde AO y CGT se apunta ahora que “como nos temíamos, se trató tan sólo de un arreglo de fachada, un lavado de cara que dejó sin tocar no sólo multitud de aparatos y maquinaria fundamentales del servicio (tren de emplatado, marmitas fijas, carros calientes, baños maría, hornos, etc.), sino también instalaciones básicas, como, por ejemplo, la instalación eléctrica”.
Aparatos, los primeros, e instalaciones, las segundas, que, a pesar de su notable antigüedad (los baños maría, por ejemplo, llevan en cocina más de 20 años), “han seguido siendo utilizados al 100% en los últimos tiempos sufriendo, por ello, un deterioro irreparable”.
Los efectos negativos de dicha falta de renovación ocasiones averías constantes, funcionamiento inadecuado, o defectos en las comidas, “pero el más dramático, sin duda, es el de sus posibles repercusiones lesivas sobre la salud o la vida de los trabajadores del servicio”, como lo acredita la multitud de accidentes por descargas eléctricas que “no cesan de producirse”.
Entre los más recientes, a principios de este mes de julio una pinche sufrió una intensa descarga eléctrica al tocar con su brazo la cinta de emplatado, durante el reparto del desayuno. “Además del dolor, según relata la propia trabajadora, al recibir la descarga eléctrica pudo apreciar también una especie de fogonazo de color azulado que le recorrió todo el brazo, alcanzando, incluso la cabeza, momento en el que perdió el conocimiento y tuvo que ser sostenida por una compañera para evitar que cayese al suelo. Permaneció en esa situación entre unos cinco y diez minutos, siendo trasladada al servicio de urgencias”.
Apenas un día antes de ese incidente, tuvo lugar otro accidente eléctrico al intentar vaciar un compañero una de las grandes marmitas fijas donde se preparan los caldos, “lo que causó un intenso fogonazo que dejó sin luz todo el área de cocina”. Y jornadas antes, otro trabajador sufrió electrocución al enchufar un baño maría, “del que no pudo despegarse en varios segundos al no saltar el automático”. También hace unos dos meses, otro miembro de la plantilla sufrió una descarga eléctrica al poner en marcha la máquina picadora: “la corriente lo levantó del suelo y le salió por la espalda”. Y hace medio año un compañero sufrió descarga eléctrica de gran envergadura al entrar en contacto con el tren de lavado: “la corriente (que salió a la altura de la boca) le afectó al corazón y lo dejó sin voz varias semanas; estuvo en incapacidad temporal casi dos meses”.
Más allá de estos accidentes graves, el indignado personal de Cocina han trasladado a los sindicatos que los episodios de derivaciones eléctricas sobre las trabajadores “son habituales todos los días en el servicio”, y que no hay turno de trabajo en el que los automáticos no salten un mínimo de cuatro o cinco veces, “indicando con ello la existencia de evidentes problemas eléctricos que nunca se terminan de reparar”.
Pero a los graves problemas eléctricos de las “modernizadas” instalaciones, se le suman también “alguna que otra explosión de gas” acontecida en las últimas semanas, como la que tuvo lugar el día 20 de junio al encender un cocinero los fuegos, “y que le acabó provocando quemaduras leves en el brazo”.
EXIGENCIAS
La plantilla, con su recogida de firma, reclama que se renueven íntegramente todas las conducciones eléctricas y que se cambien de forma inmediata todos aquellos aparatos que, por su antigüedad, no reúnen ya condiciones para ser utilizados con seguridad; que se revisen también todas las conducciones de gas, corrigiendo todos los problemas que se detecten; y que se realicen controles periódicos de todas las instalaciones eléctricas y de gas que hay en el servicio.
Desde Autonomía Obrera y CGT, por su lado, también se exige la “impostergable” dimisión de la subdirección de Servicios Generales del hospital gaditano, “cuya nefasta gestión, centrada mayoritariamente en la presión sobre el personal y los recortes de derechos, está llevando el caos a todas las dependencias que integran esta división”, o sea, mantenimiento, cocina y lavandería.