TROFEO CARRANZA. A menos de una semana de que en pleno agosto se abra de par en par la temporada 2024/2025 en Segunda división (llamada LaLiga Hypermotion por cosas del patrocinio), el Cádiz CF cerraba este sábado día 10 de calor y levante moderado su discreta pretemporada con el ilusionante Paco López en el banquillo entrenando a un equipo que hoy día no despierta ilusión; presentándose ante su público en el todavía Nuevo Mirandilla como anfitrión del Trofeo Carranza, menguado a partido único en esta 70 edición ante la SS Lazio italiana.
Un Trofeo de los Trofeos que no llega en el mejor momento para la entidad amarilla, que tras cuatro campañas en la elite da un paso atrás (tras una última campaña para olvidar) y se ve en la división de plata, no se sabe muy bien con qué objetivos reales.
Así, este Cádiz CF apenas se ha reforzado a estas alturas de mercado de verano (Antonio Glauder, Javi Ontiveros, José Joaquín Matos y José Antonio Caro); y la afición, el principal activo de lo que era algo más que un negocio con la excusa del fútbol, está todavía más alejada y crispada con los tejemanejes de los mandatarios.
Directiva comandada por Manuel Vizcaíno que, para más inri, decidía en la mañana de este mismo sábado no acudir al tradicional acto en el Ayuntamiento del ‘pregón’ del Trofeo (su Trofeo, organizado por el propio Cádiz CF), al parecer por la presencia entre el público del inefable Carlos Medina. Pese al plantón inexplicable, el invitado, el director de la cadena Ser Antonio Hernández-Rodicio, ante la presencia del cariacontecido alcalde Bruno García, salvó la papeleta rememorando anécdotas de aquel prestigioso cuadrangular que desde hace años sobrevive casi por pena, y una subvención de más de 50.000 euros por parte de las arcas municipales.
EL CÁDIZ DESAPROVECHA LA APATÍA ITALIANA
Bajando al verde, los amarillos (buscando su undécima copa, para alcanzar en las estadísticas del veterano Trofeo al Atlético de Madrid) se plantaban con un once titular si ni una cara novedosa: David Gil, en la portería; Matos (ya jugó en la Tacita en una etapa anterior), Iza, Fali y Chust, en la defensa; Moussa Diakité (del Mirandilla) y Álex Fernández en el centro del campo; y como hombres más adelantados, Alejo, Sobrino, Chris Ramos y Roger Martí. Y Ontiveros ni en el banquillo, por unas molestias. Por la Lazio ni rastro de Luis Alberto, gaditano de San José del Valle que ha sonado en los últimos tiempos para el Cádiz, pero que de momento ha preferido Qatar.
Un buen cabeceo de Ramos (dicen que pretendido por el Real Oviedo) en el minuto 4 arrancaba los primeros aplausos en las gradas, con unos 12.000 asistentes (los abonados han debido pagar 2 euros). Y antes del 10, sin que pasara nada relevante en el terreno, resonaban los primeros gritos de “¡Vizcaíno, dimisión!, ¡El Cádiz somos nosotros!”.
El mismo Chris Ramos volvía a estar cerca de anotar con otro cabezazo ajustado al palo, aunque el linier decretaba fuera de juego. Los de casa se mostraban algo más vivos y ambiciosos que unos italianos en modo estático, sin gastar un gramo de energía más de la cuenta. Poco después, Sobrino no sabía rematar en boca de gol. El de Daimiel también protagonizaba la última acción de peligro de una primera parte sin salirse del guion de cualquier amistoso de verano que se precie.
LA LAZIO SALE DE SU LETARGO
Paco López aprovechaba el descanso para el primer meneo del banquillo, sacando a Caro y De la Rosa por David Gil e Iván Alejo. Y arrancaba una segunda mitad con monólogo de la escuadra romana, dominando y merodeando el área rival. Dinámica que rompía apenas una contra bien llevada por Rubén Sobrino, asistiendo a Chris para que este la enviara a las nubes. En otro contragolpe, al otro lado, Dele-Bashiru estrellaba la pelota contra el portero cadista, y el rechace lo fallaba inexplicablemente Noslin.
Tocaba carrusel de cambios rondando el minuto 63, por ambos equipos, y en el caso local Iza, Chust, Álex y Sobrino dejaban hueco a Zaldua, Glauder, Kouamé y Ocampo.
Y se veía venir: en un saque de esquina en el 70, Noslin esta vez afinaba la puntería, y su cabezazo la metía por la escuadra ante una defensa impasible. Dos minutos después, los italianos estaban cerca del 0-2, evitándolo la madera.
El técnico valenciano recurría ya casi como último recurso buscando el despertar a los suyos, a cambiar a los delanteros, Chris y Roger, por dos de los canteranos, Mwepu y Etta Eyong. Y a De la Rosa por Bastida; y Fali y Matos por Julio y Samu Almagro, también del filial. El Cádiz quiso irse arriba en la recta final, pero los entrenados por Marco Baroni no dejaron mucha opción.
Un trallazo de Mwepu animó por fin al callado Nuevo Mirandilla en el tiempo extra, pero ese 0-1 no se movió ya del marcador, y la Società Sportiva Lazio, en su tercera participación, pudo alzarse con el copazo gaditano, el primer Trofeo Carranza que se adjudica sin la serigrafía del rostro del que fuera alcalde franquista. Y no faltó la pitada ante la aparición sobre el verde para la entrega de trofeos del tándem Vizcaíno-Contreras…
“Lo importante es que el equipo vaya siendo un equipo con unas señas de identidad claras. La transformación no va a ser fácil porque es un proceso largo. El equipo va a tener un cambio de idea importante con respecto a los últimos años, y nos equivocaremos seguro, pero no tendremos ninguna excusa hasta alcanzar lo que queremos ver”, reflexionaba en su rueda de prensa postpartido el nuevo técnico del Cádiz, que ya debe pensar únicamente (además de en fichar, claro) en el estreno liguero ante el Real Zaragoza. DIARIO Bahía de Cádiz