Países de Europa y África se han citado en la sexta Conferencia Ministerial del Diálogo Euroafricano con el reto de trabajar en lograr “flujos migratorios regulares, ordenados y seguros”. La cita ha terminado con la firma del Plan de Acción de Cádiz. Entre tanto palabrerío, la Apdha tiene otra visión muy distinta de esta cumbre.
La capital gaditana ha sido sede, entre notables medidas policiales, de la sexta Conferencia Ministerial del Diálogo Euroafricano sobre Migración y Desarrollo.
Organizado por España, esta cita de alto perfil desarrollada en un Palacio de Congresos blindado, se inauguraba el martes con protagonismo del ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares; y se ha cerrado este miércoles con el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, escenificando la cesión de la presidencia de este llamado Proceso de Rabat a Marruecos, en la persona de su ministro Younes Sekkouri.
El foro, que ha acabado con la Declaración Política y el Plan de Acción de Cádiz que reconoce el impacto positivo de la migración regular, y acuerda trabajar por una migración segura que respete los derechos fundamentales y la dignidad de las personas, ha reunido a los ministros de Asuntos Exteriores, Interior y Migraciones de los 57 estados miembros del llamado Proceso de Rabat (28 países africanos y 29 europeos), así como a los representantes de la Comisión Europea (CE) y la Comunidad Económica de Estados de África Occidental (CEDEAO).
“UNA ESTELA DE MUERTE ACOMPAÑA ESTAS POLÍTICAS”
Ante la celebración de esta cumbre internacional, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) no ha podido quedarse impasible. En un comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz considera que “sólo va a servir para articular mejor la financiación europea para que sea lo más efectiva posible y que sigan utilizando la represión más violenta, provocando el sufrimiento y las muertes de miles de personas que desean ejercer su derecho a migrar”. “Es una pantalla para impulsar la externalización el control migratorio”, se asevera.
Esta entidad, que el pasado 10 de diciembre volvía a salir a la calle arropado por numerosos colectivos y organizaciones por el Día Internacional de los Derechos Humanos, repasa cómo el Estado español ha ostentado en el último año la presidencia del Proceso de Rabat, “y sus resultados de muerte como en la valla de Melilla el pasado mes de junio están a la vista”. Y con Cádiz de testigo, ha sido traspasada esa presidencia “en un disparate mayúsculo” a Marruecos, “al gobierno corresponsable de la masacre del Tarajal, de la persecución y violaciones graves de los derechos humanos migrantes subsaharianos, de la represión sobre su propia población y pueblos como el del Rif. A un régimen corrupto y sangriento”.
“ninguna de estas conferencias ha servido para respetar los derechos humanos en las fronteras ni acabar con el sufrimiento de las políticas de muerte”
Se recuerda además que en la anterior Conferencia Ministerial del Diálogo Euroafricano, la quinta, celebrada en Marrakech en 2018, se adoptó el llamado Plan de Acción de Marrakech, revisado estos días en la cumbre gaditana. Para la Apdha, “este plan, además de una hueca palabrería sobre las causas de las migraciones, adoptó medidas para luchar las redes de tráfico y trata de personas, y sobre todo para reforzar las capacidades del control de las fronteras. Es decir, para incrementar la represión sobre las personas migrantes con unas las políticas que provocan muerte y sufrimiento”.
Desde 2006 que se creó esa cumbre multilateral con países europeos y africanos, y que cuenta con financiación de la Unión Europea, “la situación de las personas migrantes en la Frontera Sur europea no hace sino agravarse”. “Ninguna de esas conferencias ha servido para respetar los derechos humanos en las fronteras ni acabar con el sufrimiento de las políticas de muerte. Una estela de muerte acompaña estas políticas: 9.912 personas muertas o desaparecidas (en estos 16 años, hasta 2021)”, según datos “contrastados” por la propia Apdha.
Sentencian desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía que las sucesivas ediciones de esta cita internacional “sólo han servido para externalizar la gestión y sufragarla con financiación que teóricamente iba destinada a la cooperación al desarrollo y que, indecentemente, su destino ha sido para el control migratorio”. “Esta conferencia hará aún más cómplices a las élites de los países africanos con las políticas migratorias europeas”, se apostilla.