JORNADA 14. Enésima oportunidad (perdida) para enderezar el rumbo, cuando se alcanza el primer tercio del curso en LaLiga Hypermotion, para un Cádiz teórico candidato a luchar por el ascenso que a estas alturas pelea por escapar de la zona baja de la tabla y por amoldarse de una vez a la actual Segunda división, tras la estrepitosa caída desde Primera.
En la sobremesa del sábado volvía a jugar lejos del Nuevo Mirandilla, y tras la derrota en El Molinón (sin probar al portero), tocaba visitar el Municipal de Anduva ante un rival, el CD Mirandés, que está sorprendiendo con los mejores registros hasta la fecha como local. Todo un desafío para el dubitativo e inestable plantel de Paco López.
Técnico valenciano, castigado con otros dos partidos fuera del banquillo tras la última expulsión en Gijón por protestar, que en la previa del choque remarcaba que en lo que va de gris temporada “no hemos hecho ningún gran partido, pero tampoco da la sensación de que el rival sea mucho mejor que nosotros. Tenemos armas para ganar en cualquier campo. La solución no pasa por otra cosa más allá de persistir e insistir. Claro que crece la ansiedad, es una emoción normal en la persona, pero estamos para que la confianza llegue a través del entrenamiento y del análisis de lo que se hace”.
En el once inicial, López se decantaba por David Gil, bajo palos; Zaldua, Matos, Chust y Kovacevic, en defensa; Alcaraz y Kouamé, en el medio del campo, con Ontiveros y Ocampo en las bandas, y Carlos Fernández y Roger Martí en la delantera; sobresaliendo sobre todo el banquillazo para Chris Ramos.
Y el partido no podía empezar peor para los cadistas: a los 18 segundos el conjunto burgalés ya metía miedo en el área visitante. Ante la intensidad de unos y el pasotismo de los otros, era hasta esperable el 1-0: en el minuto 4 marcaba Gorrrotxa desde el borde del área.
El jarro de agua fría inicial se compensaba cuatro después en una acción aislada en la que la calidad de Javi Ontiveros iluminaba el no-juego cadista para establecer el empate en el marcador, con un golazo desde lejos; hasta que el dichoso VAR hacía todo lo posible para anular el tanto fabricando un supuesto ajustado fuera de juego previo.
De la posible reacción desde la nada del Cádiz se pasaba al más de lo mismo, el conjunto dirigido por Alessio Lisci mostrándose con más brío (en el minuto 14 Alberto Reina la mandaba al larguero, y en el rechace, ante la indolente defensa, Joel Roca la mandaba fuera) que un plantel gaditano sacudido por impulsos, sin mucho orden ni concierto. En un robo puntual en el 31, acababa la pelota en Carlos Fernández que probaba desde la frontal con un misil, sin fortuna.
Con el paso de los minutos, sí se igualaba el panorama, es más, eran los visitantes los que asumían el peso del encuentro, aunque sin aclararse del todo. Hasta que en el 41, un gran pase de Matos desde su casa iba a los pies de Ontiveros, que, aprovechándose de una salida infantil del portero, se valía de nuevo de su clase para volver a marcar el 1-1, esta vez sin que se pudiera rearbitrar la acción.
DOBLETE DE GORROTXATEGI Y ONTIVEROS
A diferencia del primer tiempo, tras el descanso los de amarillo salían al verde con ganas y hasta cierta fluidez. Sin embargo, no duró mucho tanta seriedad, y el Mirandés, con dos o tres destellos, ponía en evidencia (como cada semana cada rival) la inconsistencia defensiva cadista. Y en el 60, sin mucha oposición, Gorrotxategi volvía a poner a los suyos por delante.
Pese al mazazo, el Cádiz no se hundió gracias, otra vez, al delantero marbellí, con apariciones puntuales pero decisivas. En el 66, en una contra llevada por Brian, la pelota acaba en Ontiveros para que la picara y subiera el 2-2.
Con el choque abierto y medio loco, Paco López meneaba el banquillo: salían Roger Martí, Kouamé y Zaldua y entraban Chris Ramos, Escalante y Alejo. En ese descontrol, el equipo de casa daba un pasito adelante y pasó a achuchar. Y el Cádiz, desordenado, a dar más miedo atrás.
Sobrino reemplazaba para los últimos minutos a un Ontiveros desfondado, y Mwepu a Carlos Fernández. Y más allá de la tensión e incertidumbre del marcador, los cinco de añadido no depararon ni una mínima acción de peligro en una y otra área. Se confirmaba el reparto de puntos, y se ratificaba que este Cádiz no avanza. Más de lo mismo, y una jornada menos por delante. DIARIO Bahía de Cádiz