El Ayuntamiento de Cádiz ya tiene listo un borrador del Plan de Inclusión Social para Personas Sin Hogar, “una herramienta a través de la cual buscamos mejorar la calidad de vida de uno de los colectivos más vulnerables”, ha subrayado la concejala de Asuntos Sociales, Ana Fernández.
La edil de Por Cádiz sí se puede ha esbozado el documento a los medios y ha dado cuenta del mismo a la Junta de Gobierno Local celebrada un rato antes, explicando el diagnóstico y las directrices que seguirá la concejalía de Asuntos Sociales en colaboración con las entidades que trabajan con este colectivo.
“Ha sido un trabajo intenso, concentrado y quizás especial dadas las peculiaridades que presenta este colectivo al ser muy cambiante”, ha señalado Fernández, quien ha recordado que tanto desde la Mesa competente como del propio equipo de Gobierno “vimos que era necesario tener un plan de acción para abordar las necesidades” de los sintecho.
Aún así, de forma paralela y complementaria se ha ido avanzando en algunos aspectos como el empadronamiento, el refuerzo de las campañas del frío y del calor, la “pronta” adjudicación de las obras del centro de baja exigencia y la apertura del centro del Palillero a estas personas sin hogar para intentar rebajar la exposición a los cambios en las temperaturas. La edil ha aprovechado para destacar y agradecer el trabajo realizado por parte de los técnicos y de las entidades que trabajan con este colectivo vulnerable.
CUATRO GRUPOS DE INTERVENCIÓN
Tras la elaboración y estudio del último censo de personas sin hogar en la capital, se ha concretado cuatro grupos para su intervención en función a la dimensión relacional y comunitaria, dimensión socieconómica y la dimensión individual. Y en función a estos parámetros de han determinado cuatro categorías:
Por un lado, los sintecho crónicos: son los menos numerosos pero los que se encuentran en peor situación dado que llevan varios años en la calle, tienen poco contacto con los dispositivos de la red asistencial y no tienen recursos o son mínimos. Su ruptura con las redes sociales y la sociedad es total y llegan a mantener un universo propio. En estos casos, se reconoce, “la intervención es difícil y los esfuerzos se centran en la reducción del daño, acompañamiento y apoyo para evitar un mayor deterioro”.
En el caso de los casos severos: avanzan hacia la cronicidad pero aún no están en el límite. Llevan entre uno y tres años en la calle y su estado de salud es malo pero todavía existen relaciones con el sistema de salud. “Es difícil su reinserción pero todavía hay posibilidades con un trabajo constante y con el apoyo material y psicológico oportuno”.
También se ha dividido otra categoría para personas sin hogar en riesgo, que ha aumentado gracias a la crisis-estafa de los últimos años. Son personas que tienen su techo amenazado o lo han dejado recientemente. Tienen problemas para mantener su vivienda, su salud es buena o regular y son los más jóvenes. Han dejado de trabajar, han agotado sus prestaciones y llevan tiempo en el paro y con muy pocos o ningún ingresos. Su tejido social es frágil. Los objetivos aquí, se apunta, son “el de recuperar o fortalecer las redes sociales y familiares. Las entidades o colectivos sociales deben actuar como colchón temporal para evitar su entrada en la exclusión extrema y deben realizarse una búsqueda activa de formación y empleo”.
Y en la categoría nómada se engloba a aquellas personas que están en constante tránsito a la búsqueda de oportunidades. Con este grupo “el objetivo de los recursos sociales tiene que ser el acompañamiento y asesoramiento ya que es más complicado trabajar a largo plazo por su volubilidad”.
A cada una de estas categorías, se debe corresponder áreas de intervención. Las dimensiones están asociadas a programas, que a su vez se dividen en proyectos de áreas concretas del problema con sus respectivos objetivos y acciones, se avanza en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
Fernández ha explicado que la elaboración de este plan está basada en la Estrategia Nacional de Personas Sin Hogar, la Fundación Rais y el modelo de la comunidad de Madrid. Tras presentarlo en la Mesa de Inclusión Social se ha convocado una nueva reunión para el 5 de marzo en el que se recogerán las propuestas de los colectivos de cara a su redacción final.