La Casa de Iberoamérica de Cádiz se abre hasta el 18 de junio a la exposición ‘Lenguaviaje: la desposeía de Augusto de Campos’, en la que se resalta la aportación del brasileño a la vanguardia de la poesía. Comisariada por el profesor de la Universidad de Buenos Aires Gonzalo Aguilar, quien ha viajado desde Argentina para el montaje e inauguración (coincidiendo con la celebración del Día Internacional de la Poesía) y para realizar actividades paralelas, la muestra se compone de una serie de poemas trasladados a las artes visuales.
En esencia, busca ser una invitación a recorrer el mundo de este gran poeta brasileño. En sus sucesivos libros, Augusto de Campos se presenta como un poeta que se niega a seguir los caminos trillados de la poesía corriente. Su viaje es único y por eso se llama a sí mismo ‘expoeta’. Por esa misma razón, titula uno de sus libros ‘Despoesía’ y lleva a la poesía más allá de sí misma, sea al terreno de una escritura espacial o a formatos como el video, la música o el diseño. “Rechaza el lirismo pero para dar lugar a uno nuevo, más acorde con los tiempos que vivimos”, se resalta en el comunicado remitido a DIARIO Bahía de Cádiz.
Como describe el comisario de la exposición, “zambullirse en la poesía de Augusto de Campos es una aventura única: las palabras se metamorfosean, adquieren diferentes formas, ocupan el espacio de la página y se relacionan entre sí de manera insólita e inesperada. Augusto es un poeta de la cabeza y del corazón, del papel y de la piel, de la memoria y del amor”.
Su obra no se queda en el papel impreso, sino que se ha trasladado también a la música, al arte, a la prensa e incluso a la calle. En varias ocasiones, los poemas de Augusto de Campos se han tomado como bandera en huelgas, protestas y movimientos populares, pero también en canciones, performances y expresiones ligadas al arte.
La muestra, organizada en torno a la representación de varios poemas con sus múltiples formatos, es un recorrido por la vida y obra de este autor brasileño que volvió a la escritura activa tras el proceso de destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Un ejemplo del activismo de su trabajo es la pieza ‘Greve’ (Huelga), vinculada con los conflictos obreros que agitaron a Brasil en el inicio de la década de los 70 del siglo pasado.
La intención del nuevo plan director de la Casa de Iberoamérica es incorporar actividades paralelas a las exposiciones que se vayan organizando en este espacio municipal, de tal forma que además del disfrute de la muestra para el público que visite la antigua Cárcel Real, “también se produzca una transferencia de conocimiento hacia la sociedad, especialmente hacia la comunidad educativa”. Precisamente este jueves han pasado por la muestra alumnos del IES Caleta.
UNO DE LOS NOMBRES SOBRESALIENTES DE LA POESÍA CONCRETA
Augusto de Campos (São Paulo. 1931) es conocido por ser uno de los nombres sobresalientes de la Poesía Concreta de los años 50 del siglo pasado. Formó parte junto con su hermano Haroldo y Décio Pignatari, de este movimiento de vanguardia que se propuso experimentar con un nuevo modo de escritura poética que no dependiera del verso, al que consideraban un elemento agotado e ineficaz. En diálogo con las artes plásticas y la música, los creadores de la Poesía Concreta se inspiraban en autores que ellos llamaban del ‘paideuma’ (aquellos de los que hay que aprender) y entre los que se encontraban Ezra Pound, Stéphane Mallarmé, James Joyce, e.e. cummings y los brasileños Oswald de Andrade y João Cabral de Melo Neto.
Desde el movimiento de la Poesía Concreta, propusieron una poesía visual y espacial que no se sometiera a la escritura lineal del verso sino que, siguiendo las teorías de Ezra Pound, se dispusiera en ‘ideogramas’ o en una poesía ‘verbivocovisual’ (término que tomaron del ‘Finnegans Wake’ de James Joyce y que sumaba los términos verbal + vocal + visual).
Si en la década del 50 el movimiento de poesía concreta fue paralelo a las reformas modernas y desarrollistas que se dieron en Brasil (y que culminaron con la construcción de su capital, Brasilia), a principios de los 60 los poetas encararon una “lírica participante” acorde con los movimientos revolucionarios que atravesaban la sociedad latinoamericana. Augusto de Campos y sus compañeros de ruta incorporaron al ‘paideuma’ a Vladimir Maiakovski, poeta al que admiraban porque había innovado en la poesía de su tiempo. Su frase “Sin forma revolucionaria no hay arte revolucionario”, fue agregada al manifiesto del movimiento.
Desde ese entonces, Augusto nunca dejó de escribir poesía convirtiéndose en una referencia fundamental de la cultura y la poesía brasileñas e influenciando no sólo a los jóvenes poetas como Paulo Leminski sino también a los compositores y cantantes de música popular como Caetano Veloso, Tom Zé, Arnaldo Antunes y Adriana Calcanhoto.
Aún con sus más de 90 años, sigue activo, escribiendo poemas políticos contra el gobierno actual de extrema derecha de Bolsonaro y publicando periódicamente en Instagram donde tiene más de 30.000 seguidores.