La Apdha ha presentado su radiografía de la barriada de La Paz, en Cádiz, zona catalogada con necesidades de transformación social. Este informe es el resultado “de un trabajo de escucha, diálogo y participación ciudadana” y aborda cuestiones básicas que “se han considerado que pueden ayudar a entender cuáles son los condicionantes sociales que hacen especialmente vulnerable a la población de este enclave concreto”. El trabajo reflexiona sobre la eficacia de un modelo que, tras 27 años de intervención social, permite que continúen justificándose nuevas acciones dados los indicadores de exclusión social y pobreza.
La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (Apdha) ha presentado su radiografía de la barriada de La Paz, en Cádiz, zona catalogada con necesidades de transformación social por parte de la Junta de Andalucía, y en la que curiosamente se ubica la sede del propio colectivo. Este informe es el resultado “de un trabajo de escucha, diálogo y participación ciudadana” y aborda cuestiones básicas que “se han considerado que pueden ayudar a entender cuáles son los condicionantes sociales que hacen especialmente vulnerable a la población de este enclave concreto”; una barriada “deprimida en una ciudad empobrecida con graves problemas de inclusión social”, se resume en uno de los apartados del documento.
Para ello, desde la Apdha se ha desarrollado un proceso de investigación participativa con agentes claves, públicos y privados, algunos vinculados de alguna forma con el Programa Zonas con Necesidades de Transformación Social (ZNTS). Así, centros educativos, de salud, deportivos, Servicios Sociales y la Fundación de la Mujer, entidades sociales de referencia, movimientos asociativos vecinales del entorno, la iglesia y como parte central, sujeto y objeto al mismo tiempo, la propia población de la barriada. “Todos estos actores han sido, de forma indirecta pero fundamental”, redactores del documento presentado. El hilo conductor del mismo son en efecto sus reflexiones, “que hemos puesto en contexto con estadísticas, legislación vigente, estudios anteriores y recursos existentes”, se señala en una nota remitida a DIARIO Bahía de Cádiz.
La tarea de investigación ha evitado una descripción generalista de la situación de esta barriada de la capital. Se ha escogido, por contra, una estructura por tramos de edad, género y grado de formación para centrarse en las agrupaciones sociales ‘jóvenes’ y ‘mujeres’ y haciendo especial hincapié en la vivienda, como un factor fundamental de esta problemática social dada la unión de los condicionantes de superpoblación y estigmatización de la zona; siendo todas ellas consideradas “cuestiones urgentes en la actualidad e importantes en el futuro”.
ECONOMÍA SUMERGIDA Y PRECARIEDAD
En el informe se parte de una radiografía general que permite enmarcar la realidad socio-económica del mayor barrio de la capital, en una zona ganada al mar durante el franquismo, en extramuros, con más de 11.000 residentes: la pérdida de población, el paro, la precariedad, la pobreza y la exclusión son los aspectos fundamentales que la dibujan.
Un aspecto que se subraya es una realidad laboral que se podría caracterizar por alto porcentaje de trabajo informal y/o sumergido –no se salva el recurso de la venta de droga-, en condiciones altamente precarias, con ninguna o escasa seguridad y salarios bajos-muy bajos, “elementos presentes tanto si hablamos de empleo formal como informal”. Esta situación, que se repite “de forma alarmante” entre la población de la barriada, se traduce “en situaciones de nula transformación social, crecimiento de un sector que pese a trabajar continúa siendo pobre, imposibilidad de mejoras en la vivienda y escasas opciones por invertir en la educación”.
VIVIENDA, JUVENTUD Y MUJER
Existen, como se señala en el documento, un sinfín de factores sociales, económicos y psicológicos de vital importancia que se abordan tomando como ejes tres aspectos que parecen particularmente relevantes: vivienda, juventud y mujer.
De este modo, el informe de la Apdha aborda con detalle el proceso de creación de la barriada y el espacio urbano resultante. Una zona con una deteriorada dotación de equipamientos e infraestructuras, destacando la deficiente urbanización en cuanto a zonas de ocio y participación, las malas condiciones de las aceras, la falta de equipamiento comercial y para la formación, suciedad e inseguridad sigue siendo, en líneas generales, la percepción general que habitantes y agentes sociales transmiten.
El hacinamiento en las viviendas es otro aspecto en el que se detiene en el informe, y que se origina como resultado de la insolvencia económica debida a la inestabilidad o ausencia total de trabajo, lo que impide a la población joven independizarse y las personas adultas, ya con hijos y núcleo familiar propio, forzadas a volver a casa de sus padres u otros parientes al no poder mantener el alquiler o hipoteca de su propio domicilio.
Por otro lado, un aspecto preocupante y resaltado por los diferentes agentes es la falta de participación de los jóvenes en la barriada (en múltiples ámbitos y espacios diversos) “y lo que se viene a definir como desafección”. Para entender esta realidad es necesario acercarse al contexto y la realidad que les afecta y les rodea, que se caracteriza por: la normalización de la precariedad y la pobreza que conlleva desazón y falta de esperanza; la falta de implicación de las familias hacia sus intereses y preocupaciones, en gran parte debido a situaciones económicas o sociales insostenibles; y un contexto educativo que hace de filtro social que deja fuera a quienes más sufren la precariedad y la pobreza, bajo rendimiento académico y altas tasas de abandono y un contexto familiar que desvaloriza la educación formal o no posibilita su atención.
Además, se añade que si el factor de género es un condicionante social por sí mismo, al sumarle otras variables como la falta de recursos económicos, desempleo, falta de formación, etc., aparecen situaciones de mayor vulnerabilidad y falta de oportunidades, como se da en esta zona de Cádiz.
En este sentido, unos de los aspectos reseñables es la persistencia de fuertes valores patriarcales y muy marcados estereotipos de género, en el que la asunción de tareas domésticas y el cuidado de los hijos, de trabajos invisibles y poco valorados sigue siendo un factor muy presente, que supone en muchos casos la disminución de su presencia en las esferas productivas, visibles y facilitadoras de autonomía personal.
CONCLUSIONES Y REFLEXIONES
En sus conclusiones, este informe ‘Realidad social y vulnerabilidad en la barriada de La Paz de Cádiz’ llega al convencimiento de que en el trabajo por los derechos humanos y la lucha contra la exclusión social “se impone la necesidad de una perspectiva global e integral”. Este reto por la inclusión social “demanda la actuación conjunta y simultánea de las diferentes administraciones y poderes públicos para garantizar un acceso efectivo y justo a los derechos de salud, vivienda, empleo, educación, servicios sociales”. Todas estas son dimensiones interconectadas que cualquier fisura en una de ellas “pone en serio riesgo a las demás y sitúa a las personas en riesgo de exclusión”.
Aquí las deficiencias de las políticas de las administraciones competentes, Ayuntamiento y Junta de Andalucía, con el abandono además del programa para la actuación en las zonas Necesitadas de Transformación Social como la barriada, “son más que constatables” en los diferentes aspectos que aborda este estudio.
Al respecto, desde la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía reflexionan sobre varios aspecto, como la inexistencia de un plan integral elaborado con la participación de cada uno de los agentes sociales intervinientes en el territorio; la inexistencia de un espacio u órgano operativo de coordinación y seguimiento de las acciones que se ejecutan en la zona; y la inexistencia de un proceso participativo que permita la implicación directa de los afectados en todo el proceso de intervención comunitaria, es decir, en el diagnóstico, propuesta de acciones, seguimiento de las mismas y valoración de los resultados.
“A día de hoy cabría plantearse, además, la eficacia de un modelo que, tras 27 años de intervención social, permite que continúen justificándose nuevas acciones en los mismos, e incluso superiores, indicadores de exclusión social y pobreza que en años o convocatorias anteriores”, se critica.
Han participado en la elaboración de este informe (se puede consultar AQUÍ), que cuenta con una subvención de delegación territorial de Políticas Sociales de la Junta de Andalucía, un equipo de investigación y trabajo de campo formado por: Talía Ardana, Fernando Visedo, Juan José Acuña, Agustina Moreno, Isabel González, Israel Rodríguez, Edoardo di Paolo, Eulalia Lacarra; bajo la coordinación de Talia Ardana.
(puedes comentar esta información más abajo)