(*) Ya se sabe que Luuk de Jong estaría cerca de enfundarse la camiseta amarilla del Cádiz CF para lo que resta de campaña, de pelear por la Liga, la Champions y la copa Catalunya, a luchar por la salvación en Primera división. No, no es una inocentada precoz. El holandés, entre polvorón de limón y bolita de coco, trata de autoconvencerse de que tras unos últimos meses durillos en el FC Barcelona de Koeman y desterrado por Xavi, con un solitario gol en una docena de partidos, pisar el Nuevo Mirandilla es un pelotaso, quizá no la opción más seductora y motivante para relanzar su carrera, pero es un salvoconducto para ir de colao al Falla durante el próximo concurso de carnavales.
Y es que, lo disimula bien, pero este delantero internacional con Países Bajos es un discreto forofo incondicional del cuarteto rimao, siempre rimao, y del coro de Julio Pardo, y todavía se indigna cuando recuerda que ‘Guanahani’ quedó segundo allá por 1992.
Desde la pasada nochebuena ha limitado en su casa los villancicos flamencos (¿es lo que pega en Holanda, no?) y sólo se escucha en bucle el himno-pasodoble de Manolito Santander, el “me-han-dicho-quel-amarillo”, y aquellos versos con shentimiento gaditano que Andy&Lucas compusieran hace una década por el centenario del club… “porque el nombre de Cádiz, mi Cádiz, es mucho más grande que el nombre de atrás…”. Además, para motivarse, telefonea cada noche al ‘speaker’ del rebautizado estadio gaditano rogándole que le declame una alineación con su nombre junto al Pacha, Fali, Salvi, Chapela y Osmajic, mientras sus niños apagan y encienden las luces del salón.
Después de que los culés estén empujándolo a dejar el Camp Nou y el Sevilla, que tiene la propiedad del jugador, haya negociado su préstamo al Cádiz, todo depende al final de la decisión de la suegra de Luuk de Jong. Él quiere venir, le tira mucho un remate de popurrí con pellizco a orillitas de La Caleta, que rima con coñeta. Pero la santa madre de su señora tiene dudas gordas.
Desde que la familia De Jong veranea en Chipiona, como media capital andaluza, la Dolores, su suegra, se ha aficionado a curiosear la prensa local gaditana en papel, y claro, ahí se pregona periódicamente, impreso en tinta, que “la locura revisionista de Kichi y el grupo de radicales que lo acompañan está llegando a límites insoportables. Suciedad y ratas; calles pintadas de colores sin aparcamiento, sin comercios y sin luces; Carnaval deslocalizado; y para más inri, le está cambiando el nombre a medio Cádiz, cargándose la historia de la ciudad”. Palabra más palabra menos le suelta a su nuero cada vez que surge el tema de si buscar piso en el Mentidero o en Puntales, a la hora del almuerzo, para advertirle del Bronx con olor a pescaíto frito en el que puede acabar rebozao.
“Los gaditanos se preguntan un día sí y otro también cuál era el paraíso ese donde nos iba a llevar el anticapitalista. Los gaditanos no quieren que les cambien la historia, lo que quieren es que les cambien los autobuses y los camiones de basura”, se enerva la Dolores, que ya se ha comprado los best seller y mejores arengas guerracivilistas de José María Pemán para entretenerse en el caso de que acabe cada dos domingos en un palco privado del Ramón de Carranza. Porque ella, como todo nostálgico de pedigree, lo seguirá llamando Carranza, ya siga en el barrio de La Laguna, o reconstruido con césped retráctil en el Barrio Jarana o en Camposoto.
EL INICIO DE LA REPOBLACIÓN DE CÁDIZ, O NO
Si Cervera y Vizcaíno terminan de convencer a la señora, y se fructifica el mediático fichaje, el alcalde José María González ‘Kichi’ ya prepara un recibimiento oficial al holandés, acto con el que se quiere marcar simbólicamente el comienzo de la repoblación de la capital gaditana.
Según ha podido sospechar DIARIO Bahía de Cádiz de fuentes municipales de agua del grifo, se convocará a los periodistas en Cortadura donde se inaugurará un cartelón de ‘bienvenida’, como los de aquellos pueblos perdidos de EEUU, para informar a visitantes y extraños en tiempo real del número exacto de población local, la que resiste pese a la turistificación, la falta de vivienda y de trabajo digno. Se añadirá un habitante más a los 114.245 del último censo, tras perderse unos 31.000 desde hace 25 años.
Y entretanto, la oposición en el Ayuntamiento cocina a fuego lento dos notas de prensa a elegir para lanzarlas con el ceño fruncido en caso de que Florin Andone se marche del Cádiz ya mismo por el segundo puente “como tantos jóvenes que no encuentran aparcamiento”, o se quede calentando unos meses más el banquillo “como tantos jóvenes que no encuentran aparcamiento”, culpando a la “flojera” der Kichi de una cosa, o de lo contrario.
(*) sí, fue nuestra inocentada del 28 de diciembre (que no tiene nada que ver con las fakes y bulos con los que ya demasiados medios y pseudomedios juegan casi a diario buscando clics, y generar odio); nos encanta esta tradición, y que no se pierda.