DÍA 16 (16ª CLASIFICATORIA)
¡¡El mítico dúo Pimpinela cantará este agosto en Chiclana, uuueee!! Que alegría… y la felicidad es casi completa, que ya está tocando al portón del Falla la penúltima función de las preliminares del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas de Cádiz (el COAC 2024), la decimosexta de esta apaisada primera fase.
Un miércoles ¡¡sin coro!!, con un menú decente. Despuntando en la función la chirigota viñera de Carlitos Pérez en solitario, ‘Los que salieron perdiendo’; y la frescura canalla de la también chirigota ‘Los plácidos domingos’.
¿Quién es?, soy yo. ¿Qué vienes a buscar?, a ti. Ya es tarde. ¿Por qué?, porque ahora soy yo la que quiere estar sin ti… Que temazo, Juan, pa arruinarlo en el karaoke yendo to ciego. Maripili, dale a la palanca y que rasgue las costuras de los internetes este cronicón sin levadura. Y si todavía te sobra calderilla en esta cuesta de final de enero, puedes invertir en este párrafo.
‘La comparsa de doña Cuaresma’, fueeeegoooo
Las 20.03 horas. Arriba telón. Arriba ese pestaso a incienso, picha. ¿Y el coro? Naaá, ya no quedan en el saco. ‘La comparsa de doña Cuaresma’ da la bienvenida a la tarde-noche de coplas. Quince mendas escogidos por la mismísima doña Cuaresma para pelear por que esta fiesta mantenga su tradición, la semana santa no, ehhh… “y que nadie os diga que es chovinismo, en otro reino harían lo mismo… que la cosa está muy mala, y se va a poner peor… que cuando llega febrero, por llevarse aquí un primero, tol mundo muere por Cádi”. El Choza, José Miguel Choza Camacho, que firma música y letra, da el paso de la chirigota a la comparsa, sin despeinarse. Vaya cojera. Un primer pasodoble-histrión para llamar ar Kichi “el peor alcalde de la historia de Cádi”, asín, basándose ¿en?: “señor alcalde nuevo de mi Tacita, permita que le cante en caliente otra coplilla… espero que su tiempo en la Alcaldía, no le sirva tan solo para engordar… coja y vaya de una vez y presente sus respetos al Nazareno… que no me importa si es el Carranza o el Mirandilla, yo lo que quiero es que luche, por mi tierra y mis paisanos…”. Agárrate a la silla, Juan, que se viene separtación y drama en potencia…, “yo no vine a este mundo porque quisiera… yo vine como fin y solución a los problemas de un matrimonio roto… y ahora tengo miedo porque siendo un niño por vosotros vivo solito en medio de dos infiernos… y tengo miedo de que alguno al abrazarme, en su locura decida, que para vencer al otro, a mi tenga que matarme”. Toma ya. A ver, a ver esa alegría de los cuplés; en uno de ellos, un okupa se ha colao en casa de la suegra, y se rejuntan el piojo y el pellejo, afú. “Y decirle al mundo entero, que en febrero el carnaval, es patrimonio de Cádi y ya después de la humanidad”. El carnaval ha muerto pasto de la globalización. Con ese axioma se arma el popurrí hinchado de metacarnaval que llama “chabacano” al humor actual de las chirigotas; quejoso de “las redes de fanáticos, que fusilan sin piedad a mi compañero, de cobardes que enmascaran su alegato”; y por un puesto en la final, “no cantan a nada en realidad por miedo a que censuren sus canciones”. Pero hay algo que orgullosa celebra doña Cuaresma, el empoderamiento de las mujeres en la fiesta, “yo soy parte de febrero, yo también soy carnaval, que estas tablas del teatro son tan tuyas como mías”. “Que Momo se apiade te ti, que crezca la llama, que se avive el fueeeegooooo”. Y se quemó. Juan, saca la manguera…
‘Los plácidos domingos’, que me compreh un alfiler
¿Ultrapichitas? El baratillo en los alrededores de Correos, quejoso porque no le dejan colocarse los domingos de carnavá. Por ahí anda la historia anganga chandalera y yesterday de ‘Los plácidos domingos’, chirigota canallita con la autoría de José Pereira Marrero y José Joaquín Martínez Aniceto. ¡¡Ese Pryca!! “Hace catorce años me fui de Cádiz… pero volví a mi Cádiz y volví a mi barrio, pero de mi barrio no queda nada…”, lamenta el primer pasodoble con sorna lastimera, que ve cada vez la ciudad más estandarizada. Y curioso repaso bíblico a la historia cornuda de san José en la otra letrilla entre absurda y surrealista, que reivindica cambiar la fecha del día del padre, que “el padre verdadero no es san José, mejor el día de los palomos, o el de David Palomar, pa que tenga sentido y tengamos ganas de celebrar”. Güena ahí. Los cuplés, bordeando el bastinazo, ná má. “Tenemos de to, en el baratillo, tenemos de to, menos estribillo”. La pocavergüen no exenta de alguna pullita roza ese popurrí corgao y gaditano, al tipo. “Aquí en la plaza nos vemos”. Nos vemos, Juan. Con estas hechuras, formas y maneras, nos vemos siempre.
‘El último imperio’, invasión cantada
Con intérprete de signos se sube a las tablas la comparsita granadita ‘El último imperio’. “Sin violencia ni cañones ni la fuerza ni lamentos, que a Cádiz le sobran canciones pa formar este último imperio”, apuntilla esa presentación guerrera, sin luchar. El carnaval invadiendo el mundo mundial, al ritmo marcial del tres por cuatro, será. Juan Miguel Armuña Guerrero pone la letra y Luis María Fernández Delgado y José Antonio Cheza Martínez, la música. Pasodoble tesquierotanto aunque no soy de la Viña: “te pido mil perdones, por traer en mis coplillas estos quince corazones que se rinden en tu orilla… toma mi música y letra, mi guitarra temblando en mis manos, uniendo nuestras dos fronteras con las habaneras de don Carlos Cano…”. Resultón. Y tomando partido en el genocidio que sigue cometiendo Israel ante un mundo mudo, la segunda letrilla, “no olvides contarle que esa tierra también es testigo, de como asesinan a niños por haber nacido en suelo palestino… y que sea Palestina, la libre, la libre”. Tandita de cuplés: “si está mi casa sola, lo que más me relaja…”, pues acaba por lo que rima, que no hay nada que ver en el Netflix. El otro aprovecha que uno de los componentes imita tela de voces, pero no la del Carli, aunque luego tendrá su cuarteta-exhibición en el popu, “Que no pido ya más nada, que el vivir en Granada, viniendo a morir a Cádiz”. Siguen demostrando su doctorado en carnavá en ese popurrí imperial, que suena de categoría, aunque aporta lo que aporta…, “cantan conmigo, que en el mundo se contagie la alegría de este imperio, pa que cesen los lamentos y se escuche carnaval”. Juan, que te gusta la calle Pedro Antonio de Alarcón…
‘Los que salieron perdiendo’, con las tripas
Caballa triste con su piriñaca, al fondo. Y más al fondo resuena, flojito, la chirigota del Carlitos Pérez, la escisión viñera del grupo del Manolín, dando Cádi por perdida ante la patulea turística, estos guerreros defienden su esencia. “No llamarme Aquiles, llamarme Alquiler, que es más gaditano… pero volví, adentro de una caballa, como en Troya y sus batallas, pero mucho más de aquí”. Ese soniquete, Juan. Carlos Pérez Pérez, dominando la escena como naide, bueno, a lo Santander padre, firma tanto la letra como la música. Re-presentación en el primer pasodoble, con la espina clavada de Cádi tan adentro…, “aunque saliera perdiendo, sumergido en la derrota, aquí vuelvo sonriendo, solo ante el peligro con mi chirigota… otra vez envenenao por tu carnaval…”. Chimpún chimpún. “Que casualidad que fuera, justo en tiempos de elecciones, cuando en Cádiz consiguieran abrir el museo de nuestras pasiones, de aquella manera por si perdieran la alcaldía… jugaron con los sentimientos con la fiesta que tanto querían… toda la vida esperando, casi mendigando… venga pasen al museo de la vergüenza, de la vergüenza”. Po se ve, en esa segunda letra, que la Casa del Carnaval no es de su agrado, no. “Orejas negraaaas” y el Molina que no friega ni un plato, asuntos de dos cupleses consistentes. “Si Cádiz antes pregonaba la caballa, si por las calles sonaba la caballa, le vamos a cambiar el acento, pa cantárselo en carnaval… acaba ya, acaba ya, acaba ya”. El popurrí con sus altibajos entra en vena, insistiendo en Cádi para Cádi por Cádi…, “venimos a recuperar las cosas del gaditano… ¡Joselito, te voy a meter en Campano!… la historia de esos gaditanos puros, que están detrás de los muros, esperando la señal”. Juan, pa mí que salieron ganando.
‘Las herederas’, en guardia
¿Del levante? Calla, Juan… Una revisión del Génesis bíblico, hasta que se creó a la mujer y se le relegó a un papel secundario… “pero lo siento picha mía, que ya llegué yo… yo vengo a defender a cada mujer, y con el poder de decir cuatro verdades…”. Dice holaquéhay este batallón femenino peleón de Cádi, con detalles tricolor; con letra de Manolo Cornejo y Manolín Santander, que también hace la música junto a Juan Pablo Gallardo. Con nosotros, ‘Las herederas’. Construyendo el primer metapasodoble a base de herencias…, “viendo todo lo que tengo, yo lo único que puedo, es darte una nueva comparsa”. Y desde la experiencia que da ir cumpliendo carnavales, estas niñas ya mujeres hablan sobre el amor a las adolescentes…, “pide ayuda si hace falta, a quienes no lo pidieron, y nunca volvieron a casa”. Un cuplé-pico, imaginando si ganaran el primero, “si hace lo de Rubiales con la Palmira el Humberto”; y otro con un novio carnavalero… “mejor háztelo tu solo, como Jesús en el Pay Pay”. “Ayy Cádiz de cada febrero, un te quiero, un te quiero”. Mujeres que entraron la Historia, como las Trece Rosas, les han hecho ser como son, entre las cuartetas de un popurrí guerrero, aunque invita a la dispersión…, “una loca envuelta en llamas, sola vuelve a renacer… que vivan las mujeres de Cádi… únete a mi batallón, pa enfrentarte a lo que quieras”. Sonar, suena bien. Pero Juan no ha visto ni verá una herencia en su vida.
‘Los maestros’, requesón
¡¡Ese Bosque, oeee, ese Bosque, oooeee! Sí, atrancando la sesión, debuta en este concurso pinturero la primera comparsita procedente de El Bosque: ‘Los maestros’, maestros queseros, ehhh. “Como dijo Paco Alba, más típico no lo hay, y aquí delante un maestro, desde la Sierra de Cádiz”. El Bosqueño, de paso, haciendo publi de los mejores quesos de cabra payoya y oveja del mundo mundial. Marcos Antonio Nogueroles firma la letra, y la música la aportan Horacio Calvillo Melgar y Francisco José Torrejón Rivero. Pueden cantar todavía más rejuntitos, Juan, dándose calor humano. Un primer pasodoble, desde otro prisma del acoso escolar: “dime pa qué han servío, cientos de libros y una carrera, si con mis treinta primaveras, otra noche en vela, que maldigo ser maestra”. “Y ahora vemos que cantan sólo por un sueldo, por gloria o por fama… le dan más importancia a montar el grupo que a cantarle a Cádi… aquí manda el dinero, yo lo digo sin ningún miedo… que pena que se esté perdiendo ese amor sincero que guarda mi pregonero”, para la segunda letrilla metacarnavalera. Cuplés cabreros, “cierra esa rajita que está entrando el frío”, jajajaja. “Gaditana, que cuando te miro, me quedo cuajao, y con tus besos de queso, ya estoy yo más que curao”. El decente popu suma en una cuarteta una oda al trabajo manufacturado artesanal frente a la industrialización impersonal, acercándose a “mi Bahía de Cádiz, es un oasis, en un oasis, donde la plata se confunde con el mar, y el cielo… Cádi, que los pueblos de tu monte son tan tuyos como tú de ellos… pero jamás me iré sin decirte, lo mucho que yo te quiero”. Po no entraba bien ahora una tapita de queso, Juan…
Las 23.41 horas. Baja el telón. No, no arojaron cuñas de queso al patiobutaca, y es una pena. Juan, no te entretengas quitándote el verdín, que este jueves toca pleno municipal, uuueeee. Ya tenemos hecha la mañanita. Por eso vete, olvida mi nombre, mi cara, mi casa, y pega la vueltaaaaa… Despierta a la Inteligencia Artificial y que nos recite una de sus frases célebres dormidina, bien condimentada de doxilamina: “La esencia de la existencia reside en la autenticidad de ser uno mismo”, dicen que dijo el suizo nacido en Alemania Hermann Hesse. Él, mismo. Dany Rodway
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