CRÍTICA. Si la luna recuerda el Medio Oriente, la primera noche agosteña de ‘Las Lunas de Astarté’ lució más luna que nunca; ramalazos de suave perfume oriental impregnó las notas musicales del dúo Gualberto y Ricardo del corto programa exhibido en el lucido patio del Castillo de Santa Catalina de Cádiz. El programa de música flamenca en la guitarra de Ricardo Miño y el sitar de Gualberto García se completó en la segunda parte con una improvisación con amigos, incluido el baile oriental que protagonizó María Geraldía.
Son dos músicos en la vuelta de una carrera artística intensa y brillante, que aún guardan muchos tesoros en sus baúles. Rita Benítez, de la empresa ERA Cultura que organiza el ciclo en colaboración con el Ayuntamiento, recordó la importancia de ambos en la historia de la música. Gualberto García por su contribución a la construcción del rock andaluz cuando formó parte de Smash y su aportación en la renovación del flamenco. Y qué decir del Ricardo Miño ganador de diversos premios, entre ellos el Premio Internacional de Guitarra de París, guitarrista solista y creador de muchas piezas para espectáculos de flamenco.
“El arte flamenco es inspiración y compás”, dijo una vez Gualberto García, y en eso están. Ellos intentan que cada concierto sea único, con libertad para improvisar sobre la estructura fija que aportan los palos y el ritmo flamenco. Una especie de exploración de posibilidades de ambos instrumentos, sitar y guitarra, para dotar de coloratura diferente al flamenco. El sitar imita cromáticamente a la voz humana y, junto con la guitarra, el sonido adquiere el brillo y color del arabesco sonido del norte de la India. Construyen así la ambrosía que alimenta su flamenco oriental, una música oriental a la andaluza que fascina a la audiencia.
En la mezcla de inspiración y compás, la libertad creativa tuvo más presencia en la primera parte del concierto, mientras que el compás conformó la base de las piezas en la segunda parte. Comenzó el concierto Gualberto García con su versión a solo de unos tanguillos entre Triana y Cádiz, que escuchaba de niño a su madre. Al final del concierto, me pareció que fue su interpretación más lucida y completa, quizá porque pudiera dar rienda suelta a su creatividad musical. Lo mismo ocurrió con Ricardo Miño con la fantasía flamenca en su parte solista. A partir de ahí, ambos tocaron en dúo hasta el final.
El largo descanso que se regalaron los artistas arregló un poco la brevedad de su programa; pero en ese intervalo Gualberto y Ricardo conocieron a otros artistas que subieron al escenario para completar una improvisación rítmica sobre el cante de Manuel Machuca, una voz poderosa y curtida.
En la última pieza, también se incorporó María Geraldía para enriquecer con su baile el fin de fiesta por bulerías. Se dice de su danza que es floral y silvestre, embebida en el aire cósmico de los practicantes del Bharatanatyam, una de las ocho danzas clásicas de la India. Su baile recordó que el flamenco vivió en las fuentes de un Oriente arabesco que llegaba hasta el norte de la India, y que la inspiración y compás son las grandes aportaciones del flamenco a esa música, transformada y enriquecida por ingentes generaciones musicales. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL CONCIERTO:
Las Lunas de Astarté.
Gualberto Y Ricardo. Gualberto García, sitar. Ricardo Miño, guitarra. Manuel Machuca, voz. Programa: I– Tanguillos / Fantasía flamenca / Alegrías de Cádiz / Tientos y Tanguillos II– Granaína -Verdiales/Fandangos/ Martinete – Seguiriya / Bulería.
Lugar y día: Castillo de Santa Catalina de Cádiz, 3 de agosto de 2014. Asistencia: un cuarto de entrada.