JORNADA 38. Se despide la temporada 2023/2024 de Laliga EA Sports con una última jornada prescindible, sin nada en juego, con todo decidido. Y con una de las permanencias más baratas de la historia en Primera, hace una semana se certificaba que el Cádiz baja a Segunda junto a otros dos conjuntos andaluces que todavía han firmado peor campaña (si se atiende a la clasificación) que los amarillos, que ya es difícil: Almería y Granada.
Y con interés soterrado, el antiguo estadio de los Juegos Mediterráneos, ahora llamado Power Horse Stadium con una entrada discreta, se abría en la tarde del sábado al soso duelo entre almerienses y gaditanos, entre el colista (con el aliciente de acabar el campeonato huyendo del farolillo rojo, si ganara) y el antepenúltimo en pleno duelo asimilando el descenso más que previsible desde hace meses, arrastrando el bajón, enfado y resignación, y para más inri, la reaparición de Quique Pina para embarrar más el ambiente.
“No me arrepiento para nada de haber venido aquí. Hemos empujado mucho en el final y nos hemos ahogado en la orilla, nos ha faltado muy poquito. Evidentemente, no se trata de un solo partido sino de toda la temporada. La reflexión es que nos hemos equivocado mucho en todos los niveles. En mi periodo hemos fallado en partidos claves como Rayo, Osasuna, Celta, Mallorca… en los que podíamos haber aspirado a más. Es un cúmulo de factores. El consuelo que nos queda es que lo hemos dado todo, hemos ido juntos como grupo y hemos luchado hasta el final”, reflexionaba en la previa Mauricio Pellegrino, a quien se le encomendara en enero (parece que ningún otro entrenador quería venir a relevar al ‘exprimido’ Sergio González) el ‘marrón’ de funcionar de revulsivo y reactivar una plantilla que estaba rindiendo muy por debajo de su ya limitado nivel; a unos jugadores que parecían haber olvidado esa “la lucha no se negocia”, que incrustó Cervera en su ADN.
Y como paradigma de ese rendimiento reprochable: Maxi Gómez, quien desembarcaba como uno de los fichajes estrella del verano pasado se marchará de la Tacita sin que sepamos cómo celebra los goles, como ironizara el cuarteto del Gago en el último concurso del Falla. De hecho, el uruguayo, sin explicación alguna, ni aparecía entre los convocados para este duelo de descendidos.
En el once inicial: David Gil, bajo palos; Zaldua, Lucas Pires, Fali y Javi Hernández, en defensa; Alcaraz, Álex Fernández y Escalante, en el centro del campo; y como hombres más adelantados, Robert Navarro, Brian Ocampo y Roger Martí. Y Chris Ramos, por acumulación de tarjetas, se quedaba fuera de la cita junto a Chust. El tesón, la perseverancia y el cadismo de cuna del delantero gaditano, pese a los muchos goles fallados durante el curso (tras generarse él mismo casi todas las ocasiones), es quizá de lo poco plausible del aciago año.
PRIMERA MITAD DECENTE, ANTES DEL HUNDIMIENTO
Sin tensión sobre el verde, la insulsa primera mitad no lo fue tanto, ha habido partidos del Cádiz durante la presente temporada más anodinos. El Almería quiso llevar la iniciativa en la primera fase (Luis Suárez enviaba el balón cerca del primer palo, en el 14), pero el Cádiz mejoró con el paso del crono, y Ocampo demostraba esa calidad que se le presume y que se ha escondido durante los pocos minutos que ha jugado tras recuperarse de una grave lesión, para fabricarse un golazo en el 28, haciendo el 0-1. Nadie se explica por qué el uruguayo ha estado tan infrautilizado.
Como tampoco se explica, o sí, el ridículo espantoso amarillo tras el descanso. La segunda parte comenzaba con los de casa mucho más despiertos, y en seis minutos le daban la vuelta al marcador: Melero empataba en el 48, con cierta ayuda de Fali que parecía desviar algo la pelota y despistar a David Gil. Y en el 51, tras un par de despejes del portero suplente de Conan y ante la pasividad de la defensa, Arribas ponía por delante a los rojiblancos.
Pero todavía se iba a agrandar más este desastroso reinicio de partido: en el 56, Gil rechazaba una pelota, y Zaldua la despejaba metiéndola en su propia portería; y casi diez minutos después anotaba Luis Suárez el 4-1. En esos momentos, Pellegrino ya había sacado al campo a Samassekou y Juanmi en el lugar de Alex y Escalante. Posteriormente, Sobrino revelaba a Ocampo, y en el minuto 70 el mismo Luis Suárez marcaba el quinto.
No sería el último. En la recta final, en el 86, la empalaba Arribas para hacer el sexto, antes del nuevo y ya innecesario meneo del banquillo visitante: Iza Carcelén y el canterano Borja Vázquez entraban por Zaldua y Navarro. Y se acabó.
Tras cuatro temporadas consecutivas en Primera que “no hemos sabido disfrutar”, el Cádiz de Vizcaíno-Contreras abandona la elite ofreciendo su peor cara, avergonzando a toda la afición: seis goles recibidos en cuarenta y cinco minutos arrastrando el escudo ante el colista, que le deja ese ‘honor’ al Granada. Toca una necesaria y profunda limpieza de la entidad deportivamente hablando y en las cabezas de muchos, para afrontar la etapa en Segunda. Jugar en Segunda no es un drama, pero con el ambiente de desunión y crispación actual, puede ser todo un suplicio de 42 jornadas… DIARIO Bahía de Cádiz