CRÍTICA. El Gran Teatro Falla de Cádiz fue testigo el pasado 3 de octubre de una estupenda noche operística con ‘Il Trovatore’, basada en la obra de teatro del chiclanero Antonio García Gutiérrez, que tuvo un resultado más que digno, considerando los recursos puestos en juego. En el caso de los principales roles de la tragedia verdiana, con más puntos a favor que en contra en la resolución de los retos líricos a que se enfrentaron.
Son las figuras estables de esta ópera puesta en pie por Producciones Telón, que se apoya en orquestas y coros de la zona, allá por donde pone en pie la conocida ópera de Giuseppe Verdi. En este caso, la Orquesta Sinfónica del Aljarafe, dirigida por Pedro Vázquez, fue la encargada del soporte instrumental. La entusiasta y comprometida dirección de Pedro Vázquez no pudo evitar algunos desajustes de sincronización, pero resaltemos más los méritos del empaste y sonoridad de esta reducida orquesta, que sufrió de lo lindo -sobre todo el director- con el calor en la sala, especialmente en la primera parte del trayecto operístico; en los momentos cruciales, los instrumentos solistas estuvieron acertados.
Al Coro Nerva, formada por voces gaditanas y dirigida por Juan Luis Lorenzo, aún le falta ese punto de seguridad y rotundidad que arrebate, pero cumplió en los vibrantes a tutti diseminados en la composición del genial Verdi, y en los papeles de rango menor asignados a varios de sus componentes.
Un toque distintivo de esta producción operístico es la escenografía. Ignacio García sigue la línea del minimalismo de recursos para poner su granito de arena en la reducción de los costes generales de producción. Un módulo en forma de escalera, situado en posiciones y con coberturas diferentes, algún elemento suelto alusivo al tema desarrollado en la escena y las proyecciones sobre un ciclorama son los elementos básicos, si bien suficientes, para ambientar la historia. Desde el punto de vista estético, la escenografía es plenamente figurativa, sin estridencias en la forma de presentarlos, con el objetivo de amplificar la contundencia de la acción que se desarrolla en el escenario; en general, la escenografía contribuyó más al resalte del tenebrismo y fatalismo del relato que el propio argumento, con una tendencia a la sobriedad y monotonía de motivos. En algunas fases del espectáculo se rompió esa monotonía escénica, como en la colorista ambientación del coro de los yunques y su Vedi le fosche notturne; también con el impresionante decorado basado en una enorme cruz colocada en el centro del escenario, que proporciona un doble campo visual en profundidad; o en la escena final donde se repite el juego de planos, esta vez en vertical, ocupada la proyección por las acciones a nivel de suelo, con la cárcel formada por el sempiterno módulo, y las escenas sobre el propio módulo, desarrolladas en alto.
La interpretación de los protagonistas esenciales de la historia fue correcta y sin alardes, en general. Carmen Solís fue ganando consistencia y flexibilidad dinámica en la interpretación de su papel; distintivamente, supo darle el plus teatral a su papel, que destacó frente al envaramiento postural y sencillez representativa de sus partenaires, sobre todo el de Eduardo Sandoval. El tenor goza de una poderosa y magnífica voz, que se adapta al tipo lírico-spinto sin ningún problema; aunque interpretó su Manrico sin apenas cambios en la teatralización de su papel. Una tendencia al estatismo que contagió incluso a las escenas de acción, donde primó la correcta producción sonora en las voces de los protagonistas. En cierta forma favorecido el barítono por el apocamiento lírico de sus compañeros, Arturo Pastor forjó una gran actuación en la primera parte de la ópera; de la misma forma que todos equilibraron méritos en una segunda parte mucho más entonada musicalmente. Si Carmen Solís consiguió emocionar en todas sus intervenciones, especialmente en su aria D’amor sull’ali rosee, Maria Luisa Corbacho se produjo a borbotones, unas veces con la correcta y pusilánime ejecución de Stride la vampa, otras con una magnífica dramatización en sus dúos.
El público salió satisfecho, consciente del enorme esfuerzo realizado por todos para que su ‘Il Trovatore’ fuese recordado como un producto operístico gustoso, digno y sin fisuras. DIARIO Bahía de Cádiz
FICHA DEL ESPECTÁCULO:
Ópera IL TROVATORE de Giuseppe Verdi (Producciones Telón).
Escenografía: Ignacio García, director de escena. Elenco: Eduardo Sandoval (Manrico), Carmen Solís (Leonor), Arturo Pastor (Conde de Luna), María Luisa Corbacho (Azucena), Victor García (Ferrando). Orquesta Sinfónica del Aljarafe; Pedro Vázquez, dirección musical. Coro Nerva; Juan Luis Lorenzo, director.
Lugar y día: Gran Teatro Falla de Cádiz, 3 de octubre de 2014. Asistencia: aforo casi lleno.