CRÓNICA J-30. El Ramón de Carranza, como hace dos semanas, se abría este sábado de tiempo revuelto a un duelo entre los dos extremos de la tabla. Si entonces el Lorca arañaba un punto, en este caso era el colista, el Sevilla Atlético el que pisaba el verde gaditano para demostrar que no es el peor equipo de Segunda. Y en frente, un Cádiz en lo más alto necesitado de una victoria para recuperar la confianza en que la lucha por el ascenso todavía es posible, y si se puede por la vía directa, mucho mejor.
Los de Cervera ya mostraron sus dos ‘caras’ en su pasada visita a Pamplona, el modo ramplón a base de pelotazos que se conforma con que no le marquen goles, y el modo más descarado y ofensivo, el que a estas alturas de campeonato y con los deberes hechos –la permanencia está amarrada-, es el que la afición demanda. No hay nada que perder. Con todo, uno y otro estilo tienen un problema: la falta de acierto, no tanto de ocasiones.
Cifuentes bajo palos; Servando, Kecojevic, Lucas y Correa, en defensa; Garrido, Álex Fernández y Perea, en el centro del campo; y arriba, Salvi, Álvaro y Jona. Con este once afrontaban los de amarillos un choque con, posiblemente, la entrada más pobre de la temporada, unas 9.000 personas sin temor al chaparrón. Y un susto de inicio, cuando no se había cumplido ni un minuto: tras una pérdida en el centro del campo, una doble oportunidad de Carlos Fernández y Fede, pero el portero local estuvo despierto.
Quería el filial sevillista imponer su juego de toque en los primeros compases, vio a los rivales correr detrás del balón, y la grada empezó a impacientarse pronto. Hasta que en el minuto 10 todo cambiaba. Una falta al borde del área que botaba Perea y Ondoa sacaba magistralmente cuando se colaba por la escuadra; en la continuación de la jugada, un remate al poste de Servando y, a la tercera, el gol de Alvarito. Una acción de locura que valía el 1-0 tranquilizador.
Cinco minutos después Salvi hacía lo que quería dentro del área y tuvo cerca el segundo, a partir de una genialidad de Álvaro. Sí subió el 2-0 en el 20, en una jugada en la que Jona aguantó el balón de espaldas, vio a Álex, se la pasó por arriba, y este culminó. La debilidad de la defensa de los de Tevenet, sin discusión.
El Cádiz ya se sentía más que a gusto buscando la goleada y de forma regular merodeaba la portería rojilla. Pasando la media hora era Jona el que perdonaba el tercero; y en la recta final de este primer tiempo, ya más calmado, Salvi se cocinaba ese posible 3-0, pero se iba por encima del larguero.
La segunda mitad comenzó a la par que la lluvia. El Sevilla Atlético trataba de recomponerse y de jugar sin complejos y los de casa pasaron a esperar la contra oportuna, y a obtener frutos de alguno de los carrerones y asistencias del sanluqueño. Y fue avanzando el cronómetro sin mucho que narrar, salvo algún disparo lejano de los hispalenses o el cambio de Perea por Abdullah.
En la recta final del choque, cuando los amarillos parecían controlar la situación y buscar el tercero con algo más de ahínco, en una acción aislada subía el 2-1 de filial, en el 79, obra de Carlos Fernández. De respuesta, Jona, muy currante pero negado de cara al gol, cabeceaba un buen centro por la derecha que debió entrar. Entró dos minutos después, en una individualidad de Salvi, para ponerle broche a sus ganas en este partido. Era sustituido antes del 90 por Moha, y este ya en el descuento hacía el 4-1 definitivo.
Los tres puntos se quedaron en casa, no se podía perdonar más ante un rival de la zona baja. Y a mirar arriba ya sin reservas y a pelear el ascenso a Primera con ambición, una vez que, ahora sí, se ha superado la barrera de los 50. Por si acaso, Álvaro Cervera, no muy contento con lo visto sobre el campo, volvía a mandar un recado en sus declaraciones post-partido: este Cádiz tiene que hacer algo más para competir con los mejores. DIARIO Bahía de Cádiz