Muy mala pinta tiene este Cádiz que no juega a nada, y ya ni es un muro cerverista atrás. Parece un recién ascendido que trata de amoldarse a Primera. Para más inri, la crispación del aficionado aumenta, malestar que atenaza a unos jugadores sin intensidad. El Athletic ganó 0-4 pero la goleada pudo ser mayor.
JORNADA 3. Como colista de Primera, todavía sin estrenar el casillero de puntos ni el de goles, el Cádiz afrontaba en la tarde del último lunes de agosto su tercer compromiso de la campaña con cierta presión por empezar a sumar y a insuflar algo de esperanza a una afición muy caliente con la gestión de la directiva. De hecho, en los prolegómenos de este choque ante el Athletic Club se convocaba una protesta, señalando una vez más al presidente Vizcaíno, en los bajos de tribuna. Pero se hizo de noche, y en el casillero se mantuvieron esos cero puntos y cero goles.
“Tenemos que mejorar con balón. Lo importante no es cómo te golpean sino cómo encajar los golpes”, anotaba Sergio González en la previa de este encuentro en la recta final del mercado de fichajes de verano, en la que se han incorporado dos nuevos y necesarios refuerzos a la disciplina cadista, dos extremos: el belga-congoleño Théo Bongonda y el uruguayo Brian Ocampo. Ambos por cuatro temporadas.
El primero de ellos ya aparecía entre los convocados por el técnico catalán, que apostaba para competir frente a los bilbaínos por un titular en el que sobresalía el debut de Antonio Blanco, cedido por el Real Madrid, en el centro del campo junto al roteño José Mari, el único gaditano que queda en el equipo. Por detrás, en la defensa, Fali y Luis Hernández con Zaldua y Pacha Espino en los laterales; y por delante, Alejo y Arzamendia en los extremos, y Choco Lozano y Negredo, en la delantera. Con Ledesma bajo los palos, claro.
El balón comenzaba a rodar con los dos equipos más o menos activos y parte de los 16.000 asistentes al Nuevo Mirandilla, junto a una notable presencia de seguidores vascos, buscando todavía su asiento. No, no se han terminado de solventar los problemas con los tornos. Y en el minuto 5, Conan demostraba reflejos para salvar un auto-gol de Negredo, a raíz de una falta lateral botada por Berenguer.
El mismo Berenguer gozaba de una interesante ocasión en el 14, asistido por Nico Williams por banda derecha. Los leones ya mandaban sin agobiar y los amarillos, básicamente, se defendían y de tanto en tanto trataban de corretear por campo contrario, sin mucho norte.
En el minuto 22 Álvaro Negredo probaba desde el mismo centro del campo, por si pillaba dormido a Unai Simon. Y en la siguiente acción, el otro Williams, Iñaki, hacía el 0-1; cogiendo despistados a los locales. Otro regalo atrás, otro gol en contra, la historia interminable de este gris comienzo de liga del Cádiz.
Para colmo, en el 33 se pitaba penalti en contra, de Pacha por presuntas manos, pero Ledesma le cambiaba la cara al cadismo acertando el lanzamiento del delantero Williams desde los once metros. Por momentos, la afición se venía arriba, sin embargo no hubo reacción entre los de amarillo sobre el verde, y continuaron sin nervio y evidenciando carencias a la hora de crear. Los de Valverde se sentían cómodos y superiores, y el enmarañado descuento de cuatro minutos se cerraba con un disparo con intenciones de Lekue desde la frontal.
“ESTÁBAMOS EN EL CAMPO POR ESTAR…”
La segunda mitad arrancaba con doble cambio entre los gaditanos, Fali con molestias y José Mari dejaban su sitio a Chust y Fede San Emeterio. Y hasta el 52 no generaban los de casa una jugada medianamente elaborada, que acababa con un tímido disparo del de Vallecas al cuerpo del portero. En el otro lado, el Athletic sin urgencias, marcaba el segundo en el minuto 56, en una acción puntual en la que Guruzeta sin oposición veía hueco desde la frontal del área, y gol.
Espino y Blanco eran reemplazados por Álex Fernández y Mabil, y Sancet se movía como que quería dentro del área y no subía el 0-3 porque el árbitro y el VAR anulaban el tanto. Y de fondo ya resonaban gritos contra Vizcaíno, contra el vicepresidente Contreras, y pitos hasta para Lucas Pérez (que al parecer quiere huir al Dépor, aunque juegue en Segunda B…) al entrar por Choco. Todo un cóctel ambiental de malas vibraciones y run run en las gradas que se irradiaban al terreno de juego. Todo muy feo y desagradable.
En el 75, Mabil se acordaba al menos de que jugaba Unai Simon; y dos minutos después, los leones daban otro zarpazo, y ahora sí subía al marcador el 0-3, obra de Berenguer culminando un jugadón. Y ya en tiempo extra, Guruzeta hacía el cuarto para los vascos, mientras la grada se iba despoblando de cadistas abochornados.
Este Cádiz no suma y no marca. No compite, le falta sangre. Y el malestar de la afición no ayuda. La imagen de Sergio González dando vueltas por el césped tras el pitido final con cara de circunstancias lo decía todo.
“Tenemos que reaccionar, ser autocríticos y corregir”, remarcaba en la rueda de prensa, en la que además pedía disculpas por “el espectáculo que hemos dado ante nuestra afición”. “Hemos vuelto a dar una zancada para atrás. Por momentos el equipo estaba en el campo por estar. Estamos dudosos en todo. No somos nosotros, estamos empequeñecidos como con una camisa de fuerzas, la temporada pasada demostramos que sí sabemos hacer cosas”, apuntaba a preguntas de los periodistas el técnico de Hospitalet, insistiendo en que este mal partido debe ser “un punto de inflexión”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway