JORNADA 27. Cita dominguera del cadismo con su equipo para reilusionarse o para acabar viéndolo todo más negro si cabe. En horario anti-fútbol, las dos de la tarde, el Nuevo Mirandilla se abría a la visita del Rayo Vallecano, club hermano en medio de su peor racha liguera que acaba de quedarse a las puertas de la final de la Copa. En el menú, el visitante con números más pobres de la presente campaña contra el local más desesperado por cosechar su primer triunfo ante los suyos.
Tras una semana de “autocrítica”, tras no mostrar toda la ambición esperable en Granada ante diez hombres, el entrenador amarillo, Sergio González, volvía a ser optimista en la previa de este choque: “en el fútbol tienes que ser valiente, y ser equilibrado. Tal y como estamos trabajando, tenemos posibilidad de ganar cada partido. Tenemos que ver un Cádiz fuerte, rocoso”.
En el once titular, el catalán recuperaba la defensa de cuatro, con Luis Hernández, Chust, Akapo y Pacha Espino, mantenía en el doble pivote a San Emeterio y Alcaraz, y arriba a Choco Lozano y Negredo, incorporando a Alejo e Idrissi de extremos.
Sumándose al venidero 8-M, Día Internacional de la Mujer, el Cádiz saltaba al verde con una equipación morada (pero no morado pendón de la ciudad, más bien morado de Podemos), sin rastro de amarillo o azul. El ‘Ardentía’, de speaker, haciendo de las suyas, aunque la megafonía suena regulera: “otra final, estamos viviendo más finales que Ramoni en el Falla. Y hoy se puede comer en el estadio, ¡hoy nos vamos a comer al Rayo!”. Y minuto de silencio en recuerdo del periodista Juan Manzorro, antes de rodar la pelota, ante más de 15.500 aficionados en la grada.
Con ambos conjuntos estudiándose, en el minuto 5 se concretaba la primera tímida ocasión, un cabezazo del hondureño a centro de Alejo. Y en el 11 era Idrissi el que culminaba, con un lanzamiento alto, una contra con demasiada parsimonia. Los amarillos, hoy de lila, comenzaban a mandar y a creer ante un rival cansino. Por si colaba, Iván Alejo se atrevía a probar desde lejos en el 23.
Sin embargo pasaban los minutos y el Rayo iba logrando su objetivo de pausar el ritmo, adormilar al Cádiz y sacarlo del partido, y casi sin quererlo, estaba cerca de hacer el 0-1, pero Sergi Guardiola no aprovechó un magnífico servicio del excadista Alvarito. En el 42, Negredo se revolvía dentro del área buscando hueco, sin fortuna. Y con otro remate de cabeza de Lozano se ponía el lacito a cuatro minutos de un descuento alocado entre imprecisiones, juego nulo y un posible penalti del portero rayista arrollando a varios contrarios que, por supuesto, ni el VAR ni el árbitro de campo consideraron.
El encuentro, igual de irregular, se reanudaba con la sensación sobre el verde de un equipo madrileño endeble atrás y un Cádiz inofensivo arriba, que era capaz de llegar hasta la cocina mas sin inquietar a Luca. Hasta que al fin en el 54 el Nuevo Mirandilla pudo cantar gol: Rubén Alcaraz cabeceaba ¡¡un córner!! y la colaba. El dicho de quien la sigue la consigue, esta vez se cumplía. Tres después, Álvaro Negredo estaba cerca de hacer el segundo desde el borde del área.
Tocaba aprovecharse de que los hombres de Iraola tenían que irse arriba más o menos a la desesperada a buscar el empate, y a punto estaba de firmarlo Álvaro García, para pillarlos a la contra. Sin pecar de meterse atrás. Y en el 63, sirviéndose de una mala salida del guardameta y un rechace, Idrissi marcaba el segundo tras tocar primero en la madera, con emoción.
Sobrino entraba por Alejo, y poco después José Mari por Choco, con el estadio en modo éxtasis, sin creérselo al mirar al electrónico, al que milagrosamente no subía el 2-1 en el 68, la sacaba Luis Hernández bajo palos. Como réplica, Negredo se permitía el lujo de sacarse una chilena, aunque la jugada estaba ya invalidada. Y más cambios, Álex Fernández por San Emeterio y Arzamendia por el extremo cedido por el Sevilla. Con diez minutos reglamentarios por delante, a los de Vallecas se les veía sin fuelle ni ideas, y a la grada prudente, sin querer estallar en fiesta antes de tiempo. Y entre tanto, el roteño casi tenía el 3-0 en su cabeza, y Alvarito, en la otra área, el 2-1, estrellándola incluso en el larguero.
Hasta siete minutos de tiempo extra decretaba el de negro, ni más ni menos, pero nada ni nadie evitaba ya que se confirmaba, a la hora del postre, la explosión de alegría en el Nuevo Mirandilla, y esa anhelada primera victoria en el feudo de los gaditanos; y la cuarta de la campaña, que deja al equipo al borde de la salvación, a un punto del Granada, a dos del Mallorca (pendiente de jugar) y a tres del Getafe.
A decir de Sergio González, en la rueda de prensa post-partido, se trata de una victoria “balsámica, nos regenera a todos, sobre todo a nivel mental. Todavía no hemos hecho nada, pero nos hace creer en que es posible el objetivo”. Además, insistía en subrayar que es una victoria “de todos”, de los jugadores, del cuerpo técnico, de la afición, del entorno… “Hemos competido muy bien, incluso hemos marcado a balón parado”, apostillaba casi con sorpresa el catalán, antes de remarcar que estos tres puntos “deben marcar un antes y un después”. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway