Como en Madrid o en Barcelona, y en centenares de ciudades de todo el Estado español, un grupo de ciudadanos se ha concentrado este sábado 7 de octubre a mediodía frente al Ayuntamiento de Cádiz, de blanco y sin banderas -y coincidiendo con la celebración de una boda civil-, para reclamar diálogo entre la Generalitat de Catalunya y el Gobierno central: “tenemos que decir basta ya a esta espiral, frenar, sentarnos y pensar nuestro país”.
Todos convocados por redes sociales a partir de una iniciativa ‘Parlem / Hablemos’ nacida sin líder -y crecimiento espontáneo- en los últimos días ante el preocupante nivel de crispación que se está viviendo en el país alrededor de la celebración del referéndum de independencia catalán del pasado 1-O, la violencia policial ordenada desde Moncloa contra población pacífica que quiso votar, el cruce de declaraciones institucionales sordas y amenazantes de Rajoy o el rey Felipe VI y de Puigdemont, y la incertidumbre ante los pasos que en este contexto puedan dar uno y otro lado y sus consecuencias.
Esta plataforma ciudadana quiere fomentar el diálogo “como base para solucionar la situación de tensión actual”. “Está formada por partidarios de cambiar la Constitución, de no cambiarla, de la República, la monarquía, de la independencia de Catalunya, de una España federalista, centralista y de un sinfín de otras opiniones”, se deja claro para no politizar ni identificar con una opción política concreta este movimiento que tiene como lema “nos quieren enfrentados, pero nuestra rebeldía será hablar y entendernos entre nosotros, la gente”.
“Las estrategias partidistas de todos los grupos políticos han provocado preocupación pero, sobre todo, una profunda rabia y tristeza entre la ciudadanía. Los parlamentos de uno y otro lado han roto las vías de comunicación. Esta ruptura del diálogo se ha producido por la ineptitud política de los representantes que han enfocado el conflicto de maneras que no son propias de una democracia madura. Queremos que los gobiernos recuerden que, como representantes públicos, están encomendados con la tarea de salvaguardar el diálogo y representar al abanico de sensibilidades existente, sin forzar polarizaciones. Los compromisos son parte de la política, y los políticos deben estar a la altura”, exponen desde esta plataforma en la información recogida por DIARIO Bahía de Cádiz.
Esta iniciativa sin banderas –“queremos enseñar que nosotros respetamos la diversidad de pensamientos”- demanda de este modo al Govern de Catalunya y al Gobierno de España, “en la misma medida”, que creen “espacios de diálogo reales donde las diferentes posturas se expresen libremente y sirvan de base para generar un debate sano y sereno”.
“Las personas no son masas que manipular, sino ciudadanos que merecen el esfuerzo del diálogo y que están dispuestos a comenzarlo ellos si fuera necesario”, señala este movimiento Parlem, que en su manifiesto de este 7-O deja claro que “si no intervenimos como sociedad, España se convertirá en un país difícil de habitar”, y que entre otras ideas remarca que “sabemos que la convivencia es posible”, “España es mejor que sus gobernantes y lo ha demostrado en numerosas ocasiones”, “la convivencia se genera hablando y las leyes sirven a ese diálogo, no pueden usarse como obstáculo ni, menos aún, para engendrar un conflicto civil”.
“En lugar de levantar muros, necesitamos un lienzo en blanco para construir en común un país donde quepamos todos y todas”, sentencia el manifiesto.
En paralelo, este mismo sábado principalmente en Madrid pero también en otros puntos, se han celebrado otras concentraciones que, irracionalmente, niegan ese diálogo. Unas protestas –aplaudidas por partidos como el PP y Ciudadanos- para “defender la unidad de la nación, exigir la aplicación total de la Constitución y la reinstauración del Estado de derecho para detener de manera eficaz y radical el golpe de Estado separatista que se está produciendo en Catalunya”, con gran cantidad de banderas nacionales y donde se escucharon lemas como “Viva España” o “con golpistas no se dialoga”. Una escena similar se vivía ya el pasado sábado, unas horas antes del controvertido referéndum, ante los ayuntamientos de Cádiz o San Fernando, entre otros muchos. Protestas amparadas por ultracatólicos y ultraderechistas.