¿Un partido internacional en Cádiz? ¿En el mismo Ramón de Carranza que hace apenas unos años pisaba el Mármol Macael? No, no es una inocentada. En la gélida noche de este viernes en pleno ecuador de noviembre, se vieron las caras en el estadio gaditano las selecciones de España y de Malta (la del antológico 12-1 de 1983, cuando el fútbol era todavía fútbol y no tanto negocio y tatuajes), un choque correspondiente a la fase de clasificación para la Eurocopa 2020, con los de rojo ya clasificados buscando asegurarse ser primeros de grupo.
Con notable expectación desde hace días (que obligó a que el entrenamiento del jueves terminara abriéndose a última hora a los aficionados), se colgó el cartel de ‘no hay entradas’ en un Carranza ‘actualizado’ aprovechando la ocasión y dicen que ya listo para cuando los de Álvaro Cervera jueguen la Champions… o lo que haya que jugar: nuevos focos led y una iluminación más potente, una ampliada zona de pupitres de prensa (para incontables periodistas foráneos), un videomarcador de verdad (pero de los de verdad, y dicen que llegará otro complementario)… Unas 19.700 personas en la grada (mucha chavalería bien abrigadita), algún momento de gritos descoordinados de “España, España” y alguna ola sin bravura, banderitas (hace una semana, parecería un mitin de PP, Cs o la ultraderecha, los que la han patrimonializado…) pero poco amarillo, y ni rastro de Brigadas Amarillas. A cambio, el incombustible Manolo el del bombo.
Con todo, un momento histórico: el primer partido oficial de la selección nacional de fútbol absoluta en la capital gaditana; ya ha jugado otros cuatro duelos anteriores en el Carranza, pero siempre fueron amistosos (y sólo se había ganado uno de ellos): ante Dinamarca en 1979, Hungría en 1984, Polonia en 1986, y el más reciente, y con el nuevo estadio ya acabado, Rumanía en 2006. Y para sumarse a la fiesta, el segundo puente sobre la Bahía, ‘vestido’ de rojigualda.
Y con Malta de víctima (arropada por un centenar de malteses en Preferencia), la selección entrenada ahora por Robert Moreno, con ningún gaditano en la convocatoria y un once inicial conformado por Pau López, Navas, Ramos (el capitán, homenajeado en los prolegómenos), Albiol, Bernat, Thiago, Rodri, Cazorla, Gerard Morenos, Sarabia y Morata, asumió su papel de más que favorito desde el minuto cero.
El partido, desnivelado, se concentró en una mitad del campo, con el balón de una banda a otra, de izquierda a derecha, buscando huecos entre el muro blanco, con boquetes… y así llegaría en el 22 el primero de la fría noche, firmado por Álvaro Morata; y en el 40 el segundo de Santi Cazorla. El tercero no entró antes del descanso, aunque Gerard Moreno sólo tenía que empujarla, pero la empujó fuera.
El asedio sin urgencias continúo en la segunda mitad, con Malta confiada en evitar la goleada. Y en el 56 salvaba in extremis el 3-0, y en la siguiente era Gerard Moreno el que casi lo marca.
El combinado nacional recurría ya a los cambios, saliendo al verde Paco Alcácer y Pau Torres por Cazorla y un muy aplaudido Ramos. Y en el minuto 62 se terminaba de resquebrajar la defensa visitante: el recién incorporado Torres hacía el tercero a la salida de un córner, y en la siguiente acción era Sarabia el que colaba el 4-0.
Y como última sustitución, Olmo por Morata; un Olmo que en su primer balón casi hace el quinto. Sí acertó en el 68, confirmándose la lógica goleada. Malta ya se esperaba lo peor y casi bajaba los brazos, mirando el reloj: en el 70, el sexto lo firmaba Gerard Moreno.
En la recta final, sin dejar de mirar la portería de Bonello, los españoles aminoraron un poco la presión y pasaron a gustarse; y en el 85, era Jesús Navas el que probaba desde fuera del área, subiendo el 7-0 en el flamante marcador de Carranza. Y Alcácer al palo, en el 90, con las gradas despoblándose. Con los deberes hechos (España será cabeza de grupo en su momento en el sorteo de la venidera Eurocopa), a buscar un pucherito caliente. DIARIO Bahía de Cádiz Dany Rodway